08/01/2025

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Beneficios que aporta la técnica del Rayado

La técnica del rayado es una labor bastante antigua que se venía realizando en el pasado, cuyos objetivos principales eran el incremento de la floración, del cuajado y, por supuesto, de la producción. Sin embargo, dicha técnica debe realizarse de manera adecuada porque si no es así, podría acarrear problemas en los árboles en los que se ha practicado. Algunos estudios han demostrado sus ventajas en los casos realizados, ofreciendo mejores resultados aún si se combinan con los tratamientos de sustancias hormonales.

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El rayado en cítricos: una técnica tradicional que, aplicada correctamente con tijeras de filo curvado, incrementa la floración, el tamaño y la calidad de los frutos, mejorando el rendimiento de variedades veceras y tardías. Foto: InfoAgro / Archivo.

En qué consiste esta técnica

Según Romero et al. (2018), el rayado era una técnica muy utilizada en el pasado, en naranjos y en cítricos en general, pero sobre todo en mandarinos. Sin embargo, tras la revolución industrial, con la posibilidad de aislar y producir hormonas vegetales en grandes cantidades, se abandonó el empleo de dicha técnica, debido a la utilización, cada vez mayor, de estas sustancias en la gestión agrícola.

A este respecto, diversos estudios de investigación han mostrado que, el efecto que se consigue con las hormonas vegetales es transitorio, mientras que los resultados del rayado son acumulativos. Así, se pueden obtener mayores beneficios de forma conjunta, mediante aplicaciones hormonales (auxinas y citoquininas) más la técnica del rayado, incrementando de este modo la producción.

La definición de esta técnica del rayado, según Juan et al. (1995), responde al proceso de interrupción del flujo floemático mediante un corte transversal alrededor de toda la rama, sin la extracción de un anillo de corteza y sin dañar el xilema, siendo capaz de impedir temporalmente el descenso de la savia elaborada a las raíces.

En cuanto a los fundamentos básicos del rayado, el principal se basa en que el corte del floema provoca un cambio en las zonas que generan savia elaborada (fuentes), y también en las que la reciben (sumidero). De este modo, por encima de la zona rayada, el flujo de savia descendente se ve interrumpido, produciendo un aumento en la presión y facilitando el reparto del fluido floemático a zonas de menor presión que, de no ser por el rayado, no recibirían dicho flujo, o sería deficiente (Furniss, 1997).

Autores como Cohen (1981), Agustí (1988) y Erner (1988), entre otros, asocian el efecto del rayado a aspectos nutricionales y/o hormonales de la parte aérea del árbol. De esta forma, al interrumpir el flujo floemático, se dejan los carbohidratos sobre la zona de incisión, acumulando así azúcares solubles que rápidamente alcanzan el nivel de saturación, induciendo la acumulación de almidón en las hojas.

Asimismo, señalan como otra forma de actuación de esta técnica, a los cambios en el balance hormonal, ya que los efectos iniciales se producen por una acumulación de sustancias fitorreguladoras en las zonas por encima de la incisión, junto con una menor producción de éstas en las raíces, como consecuencia de la interrupción del transporte floemático hacia ellas.

 

Cuáles son sus efectos en el cultivo

Para Agustí (1991; 2000), los resultados obtenidos en las plantaciones cítricas, tras la aplicación del rayado en los árboles, son bastante aceptables, siendo comparables a los efectos obtenidos de los productos hormonales, siempre que se realice de manera adecuada.

Esta técnica se considera muy antigua, siendo muy utilizada durante largo tiempo en citricultura, con el fin de obtener unos objetivos concretos, entre los que destacan (Romero et al., 2018):

– Inducción y/o aumento de la floración. Conseguir un buen número de flores es el primer paso a la hora de alcanzar una cosecha óptima de naranjas, aunque es importante recordar que no tiene sentido aplicar esta técnica para aumentar la floración en árboles que producen flores con regularidad o florecen en exceso.

Se debe aplicar en variedades con escasa capacidad de floración, así como en variedades veceras, es decir, que alternan años de producción, siendo preciso practicarla después de una buena cosecha. También puede ser una técnica válida para inducir la floración en árboles que entren tarde en producción, respetando un determinado periodo juvenil, dependiendo de la variedad.

En las regiones del hemisferio norte, la época más propicia para realizarla es final del mes de julio y durante el mes de agosto, porque es el momento de mayor floración. En periodos distintos a éste, los efectos del rayado disminuyen. Estudios realizados por Agustí (1988), sobre los efectos de esta técnica en árboles adultos, demostraron que el rayado aumentó la floración en la época mencionada.

– Aumento del cuajado de los frutos. El cuajado es el proceso en el cual el ovario de la flor se convierte en fruto en desarrollo, siendo un aspecto trascendental para la cosecha final. En este sentido, las variedades con semillas, por ejemplo, las del grupo Blancas, no ofrecen problemas de cuajado. Por tanto, si una cosecha es pobre podría deberse a una floración escasa. En el caso contrario, variedades sin semillas (grupo Navel), la floración suele ser suficiente para tener una cosecha normal.

En ocasiones, los problemas surgen como consecuencia de la caída de flores antes de abrirse (o después), de manera que el número de naranjas cosechadas finalmente, representa un porcentaje muy bajo en relación al número de flores en el periodo inicial. Si se producen floraciones abundantes, tiene lugar una elevada competencia entre órganos en desarrollo, llegando a provocar problemas de cuajado.

A este respecto, se ha observado que el rayado de los árboles mejora el cuajado de variedades de naranjo dulce, también de mandarino e híbridos, siendo la época más adecuada, alrededor de tres semanas después de que el 80 % de las flores hayan perdido los pétalos.

– Aumento del tamaño de los frutos. Además de mejorar el cuajado de los frutos, esta técnica también es capaz de favorecer su desarrollo. Según Cohen (1981) y Agustí et al. (1997), el efecto del rayado, normalmente, en variedades de naranjo y de mandarino, genera incrementos del 5 – 8 % en el diámetro de los frutos de los árboles rayados, siendo el periodo propicio en el que se consiguen mejores resultados cuando finaliza la caída fisiológica del fruto.

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Cómo debe aplicarse en campo

En general, es recomendable llevar a cabo esta técnica en plantaciones que presenten un buen estado sanitario y nutritivo, practicándose en árboles sanos, preferiblemente después de un riego y en las ramas principales, no tanto en el tronco, porque si se realiza de manera incorrecta, puede afectar negativamente a todo el árbol.

Se practica con un instrumento un tanto especial, ya que se trata de una tijera con el filo curvado, con la cual se abraza la rama, marcando una incisión anular, aproximadamente de 1 mm de ancho, mediante un giro alrededor de la misma. Es fundamental que dicha incisión corte la corteza en toda la circunferencia de la rama, pero sin dañar la madera.

El procedimiento a seguir, según Romero et al. (2018), comprende los siguientes pasos:

  • La elección de las ramas principales a rayar debe hacerse en función de su vigor, actuando sobre las más fuertes. Una vez identificadas éstas, se debe actuar sobre un número próximo a dos tercios de las ramas totales.
  • En la rama elegida, la tijera debe colocarse de forma perpendicular a ella, para conseguir que el rayado forme un círculo cerrado, de manera que al iniciar la acción se pueda desplazar hacia el operario que lo está realizando.
  • Antes de realizar el giro, se debe presionar la tijera hasta notar que la hoja cortante se ha introducido en la corteza, provocando su corte y llegando al cambium, pero sin dañar la madera. En dicha situación, es preciso mantener la presión girando la herramienta del modo anteriormente indicado.
  • Es importante destacar que debe ser el filo de la tijera, junto con el giro de la muñeca del operario, los que efectúen el rayado, y no tanto la fuerza del operario.
  • La incisión debe practicarse a cierta distancia de la cruz del árbol, en el punto de inserción de las rama principales, por si se repite el rayado, que se haga por debajo del anterior, siendo una zona menos endurecida que la que queda por encima.

Al tratarse de una labor ciertamente delicada, ya que podría causar serios perjuicios al árbol si no se realiza adecuadamente, es preciso tener en cuenta algunas precauciones, entre las que destacan:

  • Utilizar tijeras fabricadas expresamente para la técnica del rayado, cuya elección dependerá del diámetro de la rama, al existir distintas aberturas en el mercado.
  • La tijera debe estar bien afilada y desinfectada.
  • La práctica debe realizarse en árboles sanos, con ramas fuertes y un número de hojas abundante.
  • La circunferencia de rayado debe ser completa alrededor de toda la rama, porque si se deja sin anillar, aunque sea un 5 – 10 %, los resultados serán claramente inferiores.
  • Debe dejarse sin rayar un tercio de las ramas del árbol. De este modo, las raíces no se verán perjudicadas, asegurando la nutrición de las mismas.

Así pues, hemos visto que la técnica del rayado, correctamente realizada, puede ofrecer grandes beneficios en las plantaciones de naranjos, destacando como no, el aumento de las producciones cítricas que, en definitiva, es el objetivo principal en la actividad agraria.