No se puede hablar del naranjo de forma separada al resto de especies de cítricos, ya que, por su origen, historia y desarrollo, las distintas familias de cítricos están interrelacionadas, obteniéndose unas a partir de otras. Por ello, es preciso conocer su pasado, su evolución y su morfología, que resulta bastante característica en estos árboles, muy apreciados por sus frutos, su forma, su olor y muchas otras cualidades.
Antecedentes históricos
El origen de los cítricos es un tema ciertamente complejo sobre el que se han enumerado diversas hipótesis, aunque, en general, todas parecen coincidir en que estos árboles proceden de las regiones tropicales y subtropicales del sureste de Asia y del archipiélago malayo, extendiéndose desde estas regiones al resto de continentes.
Ancillo y Medina (2014), dan algunas reseñas históricas sobre su dispersión por el continente europeo. A este respecto, el naranjo amargo fue introducido por los árabes en España alrededor de los siglos X y XI, mientras que el naranjo dulce llegaría en el siglo XV a través de las rutas comerciales con Oriente. Progresivamente, el cultivo de estos frutales fue adquiriendo mayor popularidad, especialmente el de la naranja dulce a principios del siglo XVI.
De este modo, las primeras plantaciones se establecieron en el siglo XVIII, aunque de forma aislada, pero poco a poco obtuvieron una mayor importancia. Hasta mediados del siglo XIX, el sistema de multiplicación era por semillas, con el inconveniente de que las plantas requerían periodos largos para entrar en producción, entre 4 y 10 años, dependiendo de la variedad. Por ello, se pasó a cultivar mediante injerto de yemas procedentes de árboles adultos.
El naranjo amargo fue uno de los primeros patrones utilizados desde finales del siglo XIX, debido a su buen comportamiento y a su resistencia a la gomosis, una enfermedad causada por el hongo Phytophthora sp., aunque este patrón era sensible al virus de la tristeza de los cítricos, dejando de utilizarse por una serie de medidas legales, como la prohibición de su uso como patrón, la prohibición de la importación de variedades o la reestructuración de los viveros de cítricos, entre otras.
En México, el descubrimiento de estos árboles se remonta a la llegada de los españoles, quienes introdujeron estas frutas en el continente americano. Desde entonces, el cultivo ha ido evolucionando y adaptándose a las condiciones del país hasta convertirse en la actualidad en uno de los mayores productores de naranjas a nivel global, cuyo volumen se destina tanto al mercado nacional como a la exportación.
Clasificación taxonómica
El jardín botánico de la Universidad de Valencia (España) relata de manera acertada algunos aspectos que resultan trascendentales en la relación del naranjo (amargo y dulce) con otras especies de cítricos, así como su origen taxonómico y reproducción.
En tal sentido, fue el botánico sueco Carl Linnaeus (Linneo), en 1737, quien agrupó todas las especies de cítricos conocidas por él en el género Citrus. El término latino citrus procede de la palabra griega kedros, que se utiliza para denominar árboles como el cedro, el pino y el ciprés. Esta palabra se usó para denominar al cidro, cuyo olor de sus hojas y sus frutos recordaba al del cedro, el cual procedía de aceites esenciales presentes en las glándulas oleíferas situadas bajo la epidermis.
De esta forma, el cidro fue el primer cítrico conocido en Europa, introducido hacia el año 300 a.C. y, aunque actualmente ya no tiene importancia comercial, ha representado un papel esencial en el sistema de multiplicación de plantas al ser utilizado como pie o patrón sobre el que se injertaba la variedad o especie deseada.
Es importante nombrar a los cítricos en general, y al cidro en particular, porque el naranjo procede, y está íntimamente relacionado, con estas especies cítricas. De hecho, la hipótesis más aceptada por la comunidad científica en la actualidad con respecto al origen filogenético de los cítricos es que la mayoría de especies del género Citrus son, probablemente, híbridos directos o híbridos sucesivos de cuatro especies ancestrales: C. medica (cidro), C. reticulata (mandarina), C. maxima (zamboa) y C. micrantha (papeda).
En cuanto a las especies de naranjo, tanto el amargo como el dulce, se originaron de hibridaciones entre zamboa y mandarina. En el caso del naranjo amargo, se trata de hibridaciones directas, mientras que el naranjo dulce procede de hibridaciones sucesivas, es decir, hibridaciones de mandarina con híbridos de mandarina y zamboa. No obstante, el naranjo también ha actuado de progenitor, obteniéndose el pomelo del cruce de zamboa y naranjo dulce, mientras que las clementinas resultan del cruce entre mandarina y naranjo dulce. Por otra parte, los limones son híbridos de naranjo amargo y cidro.
Por lo tanto, la taxonomía de los cítricos es muy compleja, no existiendo un acuerdo unánime entre los botánicos. La cuestión radica en que los cítricos hibridan con gran facilidad, incluso entre géneros diferentes. Asimismo, las mutaciones espontáneas se dan con mucha frecuencia, que pueden perpetuarse como consecuencia de la apomixis. Estas reacciones han generado un elevado número de variedades, cuya identificación resulta a veces complicada.
En general, los cítricos y géneros afines pertenecen al orden Geraniales, suborden Geraninas y familia Rutaceae. Esta familia, que agrupa numerosos géneros y especies, comprende seis subfamilias, siendo la subfamilia Aurantioideae la que contiene a los cítricos y géneros afines.
Dicha subfamilia (Aurantioideae) está dividida a su vez en 2 tribus: Clauseneae (5 géneros) y Citreae (28 géneros). La primera comprende los géneros más primitivos (citroides remotos) y la segunda los más recientes (citroides y cítricos). A esta última tribu pertenece la subtribu Citrinae, que se subdivide a su vez en tres grupos: plantas con frutos cítricos primitivos (6 géneros), plantas con frutos cercanos a los cítricos (2 géneros) y plantas con frutos cítricos verdaderos (6 géneros, entre los que se encuentra Citrus).
El género Citrus es el que genera una mayor controversia en cuanto a las opiniones entre los botánicos debido a su complejidad. En cualquier caso, las especies de mayor interés desde el punto de vista agronómico son las siguientes:
- Naranjo amargo ( aurantium)
- Naranjo dulce ( sinensis)
- Limonero ( limon)
- Lima mejicana ( aurantifolia)
- Lima Tahití ( latifolia)
- Pomelo ( paradisi)
- Mandarina ( reticulata)
- Clementina ( clementina)
- Zamboa ( maxima)
- Satsuma ( unshiu)
Descripción morfológica
Ancillo y Medina (2014), describen en primera instancia, de forma general, la morfología de estos árboles y, a continuación, lo hacen de cada una de sus partes, de manera más específica. Así, dicha descripción general responde a una parte aérea que está compuesta por el tronco y las ramas principales, que presentan a su vez ramificaciones. En dichas ramificaciones se insertan hojas, flores y frutos, y en algunos casos espinas, de tamaño variable, según la edad del árbol. Asimismo, la parte inferior de las especies cultivadas corresponde con el patrón o portainjerto, sobre el que se asienta la variedad.
Según estos autores, pueden alcanzar una altura comprendida entre 3 y 15 metros, cuyo porte dependerá del ángulo que forman las ramas principales con el tronco, pudiendo diferenciarse variedades con un porte más erecto y un crecimiento vertical, en comparación con un porte más normal y un desarrollo más abierto.
Es importante señalar que las brotaciones de estos árboles dependen de las condiciones climáticas. Así, en las zonas tropicales, determina el crecimiento, mientras que en las subtropicales son los cambios estacionales y la temperatura los que marcan el desarrollo.
Por ejemplo, bajo las condiciones climáticas del Mediterráneo, estos cítricos entran en periodo de latencia en invierno, produciendo brotaciones en las estaciones de primavera, verano y principios de otoño, siendo la de primavera la más importante, ya que esas flores serán la base de la producción. Por su parte, en verano y otoño sólo aparecen brotes vegetativos, de mayor longitud, menor número y con hojas más grandes.
En cuanto a la descripción de cada una de las partes (Ancillo y Medina, 2014), es preciso recordar que las características van a diferir en función de la variedad cultivada, aunque, de forma más o menos genérica, responden a estas cualidades:
– Sistema radicular: Es la parte subterránea de la planta, presentando una gran distribución, tanto en sentido vertical como horizontal, que va a depender de la especie y de las características del suelo, encontrándose la mayor parte de la masa radicular cerca de la superficie. Está compuesto por una raíz principal, que crece hacia abajo y sirve de anclaje a la planta. También consta de raíces laterales, o secundarias, que se ramifican, siendo las encargadas de la absorción del agua y los nutrientes.
Igual que sucede en la parte aérea, el crecimiento radicular no se produce de forma constante, sino que se alterna con los brotes aéreos, aunque en los árboles adultos dicho crecimiento sí puede ser casi continuo. Es muy habitual que, en condiciones normales de cultivo, las raíces de los cítricos posean micorrizas, lo que constituye una relación simbiótica en la que ambas partes se ven beneficiadas.
– Tallos: Los árboles presentan un solo tronco, de color pardo y con una ramificación variable. Los tallos jóvenes que se encuentran en fase de formación son verdes y tiernos, que van engrosando a medida que transcurre el tiempo. Por tanto, se distinguen dos tipos de crecimiento, el longitudinal y el transversal (en grosor).
En el tallo se localizan las distintas estructuras vegetales como hojas, yemas (axilares y apicales), espinas, flores y frutos. Las hojas están insertadas en espiral alrededor del tallo, cambiando la dirección con cada brotación, mientras que las yemas axilares aparecen en el punto de unión de la hoja con el tallo (axila) y las apicales lo hacen en el extremo del tallo. En la axila también puede aparecer una espina, cuyo tamaño dependerá de factores como la especie, el vigor de la brotación y, especialmente, la edad de la planta.
– Hojas: El limbo es de color verde oscuro en el haz y verde claro en el envés. Las jóvenes presentan tonos más claros que las adultas y se oscurecen al terminar el crecimiento de la brotación. El tamaño y la forma son variables, según la especie, desde oval a oblonga, con diversidad en los bordes (entero, aserrado, dentado, ondulado, festoneado, …). Muestran una nerviación reticulada, con una vena central destacada, haciéndose más difusa conforme se aproxima al ápice.
Aunque, aparentemente, parecen hojas simples, las hojas son compuestas, imparipinnadas, ya que en la mayoría de los casos solo se conserva el foliolo terminal. Se denominan hojas brevipecioladas si el peciolo es más corto que la lámina foliar, o longipecioladas si es más largo. En algunas especies los peciolos son alados, resultando las alas muy prominentes, como sucede en el caso del naranjo amargo.
A pesar de ser hojas perennes, poseen una duración determinada, con una vida media alrededor de quince meses en hojas situadas en ramas de producción, siendo muy superior en brotes verticales vigorosos (hasta cuatro años). Las hojas se desprenden del tallo por las zonas situadas en la unión del tallo al peciolo y de éste al limbo, siendo el periodo de mayor caída la primavera, principalmente después de la floración.
– Flores: Son conocidas como azahar y desprenden una agradable fragancia debido a que los sépalos y los pétalos presentan glándulas de aceite por debajo de la epidermis del envés. Son mayoritariamente de color blanco y su tamaño es variable, resultando más grandes en el naranjo amargo.
Son hermafroditas, unidas al tallo por un pequeño pedúnculo de, aproximadamente, 1 cm de longitud y pueden presentarse aisladas o agrupadas en racimos en forma de corimbo o cima. Asimismo, las flores están formadas por: un cáliz denso de color verde compuesto por 5 sépalos; la corola, que posee 5 pétalos blancos algo curvados hacia el interior de la flor; los estambres, blancos filamentos soldados a la base de la corola; y el pistilo, que consiste en un ovario formado por 10 carpelos, un estilo y un estigma.
– Frutos: Son bayas especializadas que reciben el nombre de hesperidio, un fruto dividido en varias secciones, cada una envuelta por una membrana. Se caracteriza por tener alrededor de diez unidades carpelares carnosas (gajos) unidas alrededor de un eje central, donde se sitúan las semillas dispuestas en forma radial en el centro del fruto.
Su tamaño, color y forma van a depender de la variedad, pudiendo ser esta última oval, piriforme o esférica. La parte carnosa, o endocarpo, está compuesta por los sacos de zumo, estructuras normalmente delgadas y filamentosas que contienen azúcares, ácidos orgánicos y agua. Su parte externa, o cáscara, está compuesta del exocarpo o flavedo (parte más externa del fruto), el endocarpo (parte más interna) y el mesocarpo o albedo (parte intermedia entre ambos, la capa blanca de la cáscara).
– Semillas: Presentan una amplia diversidad en cuanto a tamaño, peso, forma, color, homogeneidad y número por fruto, aunque existen características comunes dentro de cada especie. Están constituidas por tres partes fundamentales: el embrión, los cotiledones y las cubiertas seminales.
En general, las semillas de los cítricos pierden su poder germinativo antes que muchas otras, viéndose afectadas por factores como sequías, heladas, exposición excesiva al calor o almacenamiento prolongado de la fruta, entre otros. Por ello, la conservación del germoplasma no se basa en el almacenamiento de las semillas sino en la conservación de los árboles enteros, en plantaciones en campo o en instalaciones especiales protegidas.
Naranjo amargo
Igualmente, los autores anteriores describen el naranjo amargo y el naranjo dulce. La primera especie es originaria de la región comprendida entre el noroeste de la India y las zonas limítrofes de China y Birmania. Se trata de un híbrido entre zamboa y mandarino, que fue introducido en Europa por los árabes, que lo utilizaban con fines medicinales y como planta ornamental en sus jardines. Después, los españoles lo llevaron al continente americano, siendo el primer cítrico en entrar a dicho continente.
Es un árbol de tamaño medio-grande, que puede ser frondoso, con un crecimiento abierto, aunque algo más erecto que el naranjo dulce. También es más rústico y resistente, por eso fue utilizado como portainjertos de éste.
Presenta espinas, así como hojas elípticas, con alas desarrolladas, de tamaño medio a grande, con el margen entero y con el pecíolo de mayor longitud que el del naranjo dulce. Sus flores son medianas, con pétalos blancos y anteras amarillas. Además, desprenden una agradable fragancia debido a los aceites esenciales que contiene (aceite de neroli).
Generalmente, los frutos son de tamaño medio y forma esférica, globosos, aunque también pueden mostrar cierta forma achatada, exhibiendo una ligera depresión, tanto en la zona basal como en la zona apical. La corteza es gruesa y rugosa al tacto, y de color naranja intenso en la madurez.
En su interior, tiene una pulpa jugosa, de color naranja pálido, ácida y con un característico sabor amargo. También contiene numerosas semillas, poliembriónicas, con la chalaza de color púrpura.
En lo referente a los usos que se le da, la naranja amarga no se consume en fresco, aunque suscita interés en aspectos como los siguientes:
- Extracción de los aceites esenciales, que son de mayor calidad que los del naranjo dulce, extrayéndose de las flores, de las hojas y de la corteza de los frutos.
- Elaboración de la típica mermelada de naranja amarga, muy apreciada por el mercado anglosajón.
- Utilización en las islas del Pacífico como jabón para lavar la ropa y como champú para el cabello, a partir de la trituración de la fruta y la maceración de las hojas.
- Fabricación de bates de béisbol en Cuba, usando la madera del árbol.
- Uso como patrón portainjertos, es su mayor utilización en la industria citrícola.
Naranjo dulce
Su origen se sitúa entre el sur de China y el noreste de la India. Es un híbrido interespecífico entre zamboa y mandarino, siendo uno de los árboles frutales más cultivados del mundo. El término naranja proviene del nombre local narang, que le otorgaban en la antigua Persia. Esta especie, Citrus sinensis, engloba un gran número de variedades, que se clasifican en cuatro grupos: Navel, Blancas, Sangre y Sucreñas.
La descripción del naranjo dulce responde a árboles de tamaño medio-grande, vigorosos y con un crecimiento abierto. Pueden presentar espinas en cantidad variable, según la variedad. Posee hojas elípticas, grandes o medianas, con el margen del limbo entero, de pecíolo corto y con presencia de alas rudimentarias, que no desprenden aroma al ser estrujadas.
La flor del naranjo, conocida como azahar, es de tamaño mediano, con pétalos blancos
y anteras amarillas, exceptuando el grupo Navel que presenta las anteras blancas o de color amarillo pálido. Los frutos suelen ser globosos, de tamaño medio y color naranja, con una corteza de espesor medio, lisa y una adherencia moderada. Su pulpa es jugosa, tierna, de color amarillo, naranja o con veteado rojizo en el caso del grupo Sangre. Poseen semillas, en mayor o menor número, poliembriónicas, con cotiledones blancos.
Los aprovechamientos que se hacen de este cítrico son diversos, entre los que se pueden destacar:
- Consumo en fresco, tanto de forma directa como exprimiendo el fruto.
- Elaboración de zumos, jugos y bebidas refrescantes, debido a su enorme calidad de la pulpa, que tiene un buen equilibrio entre azúcares y acidez.
- Obtención de subproductos de la industria del zumo, como pulpa y corteza, que se emplean en la elaboración de piensos para animales.
- Extracción de aceites esenciales procedentes de las glándulas de la corteza.
- Elaboración de perfumes a partir de las flores (azahar).
- Fabricación de miel, en la época de floración, que posee una excelente calidad, denominada miel de azahar.
- Ingrediente fundamental de la medicina tradicional china.
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