De todos los materiales utilizados para el cultivo sin suelo, la perlita expandida es el más importante de todos, tanto por el volumen actual como por su proyección futura.
La perlita posee una densidad de unos 90 kilogramos por metro cúbico, lo que es algo insignificante si lo comparamos con los 1.200 kilos que suele tener un metro cúbico de suelo agrícola. Tiene un color blanco intenso, es extremadamente consistente y por tanto muy resistente a la erosión, en particular a la provocada por el crecimiento de las raíces.
Es un mineral natural del grupo de las riolitas. La composición básica es la de un silicato alumínico, con pequeñas cantidades de otros elementos.
Hay que tener en cuenta que la mayor parte de la corteza terrestre está formada por sílice y silicatos, por lo que la fuente de materia prima para la fabricación de la perlita es muy grande.
FABRICACIÓN DE PERLITA
El primer proceso en la fabricación de perlita, consiste en la extracción de la materia prima en la mina, donde se somete a un proceso de limpieza, eliminación selectiva de las impurezas, pasando posteriormente las piedras a molerse en sucesivos molinos.
Luego pasa a una zona de desecado a alta temperatura (300-400 ºC) para eliminar la humedad del mismo, y proceder a su clasificación en bandas granulométricas distintas.
Todo este proceso se realiza normalmente en minas y canteras de países del sur de Europa. Actualmente las materias primas de mayor calidad para su uso agrícola, se encuentran localizadas en las islas griegas.
La siguiente fase de la materia prima, es el tratamiento térmico en el horno de expansión. Se trata de un horno vertical, alimentado de forma continua con depósitos de propano. Al ponerse en contacto el mineral con una llama a alta temperatura, superior a los mil grados centígrados, se provoca un cambio en su estado físico-químico, ya que se evapora brúscamente el agua, estallando la partícula y aumentando de 10 a 20 veces su volumen original. Este cambio lo hemos comprobado todos en alguna ocasión, en el proceso que sigue un alimento que empleamos mucho en los cines; nos referimos a las palomitas de maíz.
La homogeneidad en la distribución de las partículas, es el factor más difícil de conseguir.
Podemos ir adelantando la gran cantidad de aire que acumula un sustrato de perlita. El aire se comporta como un excelente aislante de la temperatura, y esto se ve demostrado en distintas ropas que utilizamos, e incluso en nuestras propias casas. Las partículas de perlita de menor tamaño, no se emplean en la agricultura, se utilizan como aislantes de temperatura en la construcción de edificios.
CARACTERÍSTICAS DEL CULTIVO CON PERLITA
El film y las bolsas de cultivo que se utilizan, deben tener una serie de características. En el proceso de fabricación, el polietileno es aditivado con estabilizantes que garantizan su resistencia a los rayos ultravioleta, y con ello aumentamos su duración. Su capa exterior blanca refleja los rayos solares, proporcionando un extra de luz a la planta para obtener una rentabilidad óptima de la misma. En plantaciones en verano, este color blanco impide también el calentamiento excesivo de la base del sustrato. El efecto de reflexión de luz, repele igualmente a determinados insectos y ácaros, defendiendo a la planta cuando está joven e impide también el crecimiento de malas hierbas.
Un buen sustrato de perlita, debe poseer una serie de características como son: ser químicamente inerte, nulo contenido en sales solubles, porosidad elevada con capacidad de aireación, estructura consistente, elevada capacidad de agua y nutrientes, estabilidad química en medio ácido y neutro, y distribución granulométrica adecuada al uso.
El suelo del invernadero, debe estar nivelado para evitar drenajes incontrolados en las bolsas y para captar luz de forma homogénea, en toda la explotación. El suelo se debe de aislar también con grava, arena o plástico, para evitar el franqueo de raíces, evitar la propagación de posibles patógenos existentes en los suelos y evitar acumulaciones de agua en las bolsas.
Al ser un material granular tiende a estratificarse, por lo cual es necesario mantener los sacos en la misma posición, durante su transporte y posterior manipulación. Como curiosidad podemos comentar que en su transporte, se necesitan grandes volúmenes en los vehículos, para trasladar los sacos, ya que estos apenas pesan, pero si ocupan grandes espacios. Al colocar estos sacos en el invernadero, previamente se debe de realizar un ligero masaje para homogeneizar el material, y para que el grado de humedad sea estable y homogéneo, a lo largo de toda la bolsa de cultivo.
Los agujeros de cultivo en las bolsas deben realizarse con moldes de calor, ya que de esta forma el orificio descubierto es mucho más homogéneo, que si se realizara de forma manual.
Una vez aislado el medio de cultivo, se procede a extender los ramales portagoteros.
Las distancias más usuales o marcos de plantación suelen ser de 30 cm entre bolsas y 2 metros entre filas. Normalmente se suelen colocar tres goteros por bolsa a 0,5 metros.
Antes de plantar el cultivo se debe de realizar una saturación inicial de las bolsas. Consiste en realizar diversos riegos con una solución nutritiva preestablecida para el cultivo que vamos a desarrollar, a un pH y una C.E. adecuada al desarrollo de la plántula a transplantar. Se debe de saturar a impulsos y no de golpe, con ciclos de riego más largos que la frecuencia de riego que utilizaremos posteriormente, cuando el cultivo ya esté desarrollado. Una vez que la solución nutritiva rebosa por la parte superficial de la bolsa de cultivo, se deja esta 24 horas en saturación, para homogenizar la hidratación, y a continuación se realiza el corte de drenaje.
Debemos de controlar diversos factores para conocer perfectamente la evolución del sistema, por lo que deben existir de uno a dos puntos de control por sector de riego. Los puntos de control o muestreo son bandejas con al menos dos bolsas o sacos de cultivo, para que los datos que obtengamos sean representativos. Los datos que normalmente se controlan son: porcentaje de drenaje, pH y C.E. de drenaje, pH y C.E. del gotero y pH y C.E. medido directamente en la bolsa o saco de cultivo.
La perlita es un sustrato químicamente inerte. Sin embargo no conviene bajar el pH de la solución nutritiva de 5, ya que se promueve la liberación de elementos cunstitutivos de la perlita, como es el aluminio el cual es altamente tóxico para el cultivo.
La capacidad de intercambio catiónico de la perlita es muy baja; alrededor de 3 meq./100 g. Este factor hace que tengamos especial cuidado en los abonados ya que los diversos elementos nutritivos que aportemos, apenas van a quedar retenidos en el sustrato.
En los semilleros hortícolas se emplea la perlita junto con otros sustratos, ya que favorece la aireación del cepellón de la plántula, aumentando el número de raíces de esta.
Como principal ventaja del cultivo en perlita, en comparación con otros sistemas de cultivo sin suelo, es la facilidad y sencillez para mantener un perfil casi constante de humedad.
En muchos viveros es utilizada junto con diferentes sistemas de nebulización, para el enraizamiento de estaquillas de olivo, observándose resultados excelentes.
PERLITA Y MEDIO AMBIENTE
La perlita expandida es un mineral natural sin ningún tipo de tratamiento ni aditivación. Durante su transformación no se generan residuos, ni se incorporan elementos indeseables.
Una vez usada es por completo reciclable. Una gran ventaja comparativa sobre otros materiales es su extremada consistencia, origen de su elevada durabilidad, y con ello se contribuye a minimizar los desechos generados tras su utilidad agrícola.
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