El grito de los agaveros: ¡La tristeza de una sobreproducción!

En los últimos tres años, el precio del agave ha sufrido una drástica caída del 92%, derivada de una sobreproducción a nivel nacional, explicó Jorge Flores, gerente de Agronomía de Yara México.

Durante una entrevista, el directivo de la reconocida empresa de fertilizantes detalló que el ciclo de cultivo del agave, que dura entre cinco y siete años, ha sido clave en la actual crisis de precios. «El exceso de producción aceleró el desplome de los precios», afirmó.

Crecimiento descontrolado de la superficie cultivada

Flores mencionó que la superficie dedicada al cultivo de agave ha aumentado entre un 200% y 300% en los últimos años, impulsada por la alta rentabilidad que representaba, lo que atrajo a inversionistas, incluso a aquellos sin experiencia en el mercado.

«Esta expansión desmedida llevó a una sobreoferta que supera la demanda de las grandes empresas tequileras», señaló. «Ahora, muchos productores sin suficiente experiencia están cerca de cosechar tras cinco años de espera, pero se enfrentan a una realidad amarga: el precio del agave ha caído».

De 30 mil a 5 mil pesos: El desplome del precio

Hace cinco años, una piña de agave se cotizaba en 30 mil pesos, pero hoy, debido a la sobreproducción, el precio ronda los 5 mil pesos, una disminución cercana al 80%. Esto ha hecho que el negocio pierda su atractivo para muchos productores.

Ante este panorama, Flores recomendó a los productores no abandonar las inversiones en manejo adecuado, fertilización, riego y en técnicas que ayuden a enfrentar el cambio climático a través de prácticas sostenibles. Estas serán cada vez más exigidas por las empresas tequileras.

Mantener la calidad para sobrevivir

«Es fundamental mantener una buena productividad, independientemente del precio actual, para no comprometer la producción futura», subrayó el directivo.

Datos de la Secretaría de Agricultura (Sader) indican que la producción nacional de agave pasó de 2.03 millones de toneladas en 2022 a 2.57 millones en 2023. Se espera que para este año la producción sea de 2.47 millones de toneladas.

Flores enfatizó que, para los pequeños productores, asegurar la calidad del cultivo será clave para minimizar pérdidas y compensar la baja en precios con una mayor productividad.

«Dejar de invertir en productividad sería enfrentar dos problemas: un precio bajo y una baja producción. Incrementar la producción puede generar la misma utilidad que en tiempos de precios altos», concluyó.