Los últimos estudios sobre cambio climático proyectan importantes disminuciones de los recursos hídricos. En este contexto toma relevancia el desarrollo de metodologías que permitan evaluar el impacto económico asociado a las proyecciones climáticas. Con este objetivo se desarrolla un modelo dinámico estocástico que integra componentes climáticos, hidrológicos, institucionales y económicos y se realiza una aplicación del mismo a dos zonas regables de la cuenca del Guadalquivir bajo distintos escenarios de cambio climático. Los resultados obtenidos revelan que la reducción en los beneficios esperados por los agricultores podría ser de hasta el 24%, la probabilidad de incurrir en escenarios de fuertes reducciones de beneficios se incrementa de manera muy acusada y se demuestra además que los escenarios adversos serán mas persistentes en el tiempo.
El cambio climático de origen antropogénico es un proceso global cuyas bases científicas gozan ya de plena aceptación en la comunidad científica internacional. Los modelos desarrollados por los institutos más avanzados (Hadley Centre y University of East Anglia, Reino Unido; PIZ, Alemania) coinciden en proyectar disminuciones de precipitaciones en las cuencas mediterráneas. Los efectos del cambio climático sobre la hidrología de las cuencas son particularmente difíciles de proyectar, porque entran en juego factores como cambios en las características del régimen pluviométrico, los cambios en la vegetación de la cuenca y el aumento de las temperaturas (Strzepek et al., 1999). Pese a toda la incertidumbre que exija la interpretación de los resultados de los modelos, el hecho cierto es que la cuenca del Guadalquivir verá reducidos sus aportes como consecuencia del cambio climático, en una magnitud que podría situarse entre el 20 y el 40% (Ayala Carcedo e Iglesias, 1997). También hay evidencia de que el régimen pluviométrico podría ver aumentada su variabilidad intra- e inter-anual, con mayor probabilidad en las cuencas que vierten al Mediterráneo.
Si bien la literatura cuenta con decenas de artículos que han evaluado el impacto del CC sobre los recursos hídricos (ver Strzepek et al. 1998), muy pocos son los estudios que han abordado desde la óptica económica los efectos del cambio climático sobre los recursos hídricos. Hasta la fecha, exceptuando el trabajo de Balti et al. (2001) centrado exclusivamente en la agricultura, no se ha publicado ningún estudio dirigido a evaluar los efectos económicos del cambio climático en España. En 1998 el Programa de Naciones Unidas para el Medio Ambiente (Feenstra et al.1998) publicó un manual de valoración de impactos del cambio climático, en el que se exponen numerosas metodologías y aplicaciones prácticas dirigidas a evaluar impactos y estrategias de adaptación. El capítulo destinado a los recursos hídricos deja bien a las claras las dificultades inherentes en todo intento de evaluar económicamente el impacto del cambio climático sobre sectores usuarios o dependientes de los recursos hídricos (Strzepek et al., 1998).
El trabajo presenta una metodología para evaluar el impacto económico del cambio climático en la agricultura de regadío. En su dimensión metodológica, el trabajo describe el modo en que se integran funcionalmente aspectos hidrológicos — sujetos a procesos aleatorios –, ingenieriles, institucionales – que condicionan el modo con que se gestionan las reservas – y los relativos a las economías de las explotaciones agrarias de regadío. Tomando como área de estudio la Cuenca del Guadalquivir, concretamente, dos zonas regables características de marcos institucionales diferenciados, se obtienen valoraciones del impacto del cambio climático sobre la economía de las explotaciones agrarias de regadío.
El trabajo continúa con una revisión de la literatura sobre evaluaciones económicas de los efectos del cambio climático sobre los recursos hídricos. En el tercer epígrafe se presenta el marco analítico, detallando el modelo desarrollado y los supuestos incorporados en las relaciones que lo definen. El cuarto epígrafe presenta la aplicación de este modelo a dos zonas regables de la cuenca del Guadalquivir que se encuentran gobernadas por modelos de gestión claramente diferenciados. En el quinto epígrafe se presentan y discuten los resultados, y en el sexto se resumen las conclusiones y se sugieren líneas de trabajo que pueden contribuir a profundizar en los estudios de impacto económico del cambio climático sobre los recursos hídricos.
Abundando en la notoria escasez de referencias sobre evaluaciones económicas del cambio climático sobre los recursos hídricos, destaca el hecho de que en su compendio de herramientas de decisión para evaluar el cambio climático elaborado para la Secretaría de la Convención de Naciones Unidas para el Cambio Climático (UNFCCC, 1999) se citen cinco herramientas-modelos específicos para el estudio del agua, y sólo dos contengan subrutinas de análisis económicos.
Entre las escasas referencias que abordan desde la óptica económica los efectos del cambio climático sobre los recursos hídricos destaca el trabajo de Hurd et al. (1998), que se comenta a continuación, y la contribución seminal de Vaux y Howitt (1984). El desfase es debido, entre otras cosas, a la dificultad de integrar en la modelización hidrológico-económica los aspectos institucionales que definen la gestión de las aguas en cada región o cuenca. Sin esa integración, los ejercicios de simulación carecerían de relevancia al obviar elementos tan importantes, como los criterios asignación de agua. También puede ser debido a que las proyecciones sobre cambios en los aportes de una cuenca todavía no concitan demasiada confianza para rangos de previsión relativamente estrechos.
Hay que destacar también dos interesantes trabajos de optimización: el de Fischer y Rubio (1997) que desarrolla un modelo dinámico de optimización estocástica para determinar el impacto del cambio climático en el nivel de inversión óptima en infraestructuras hidráulicas y el de Venema et al. (1997) que presenta un modelo que integra aspectos hidrológicos, ingenieriles y económicos para evaluar planes de gestión económica y de política agraria, ante diversos escenarios de cambio climático. Tras caracterizar la serie histórica de los aportes en la cuenca del río Senegal, los autores generan diversos escenarios de aportes con los que alimentan un modelo dinámico de gestión de embalse, al cual se vinculan usos hidroeléctricos y agrarios. La resolución del modelo, que optimiza una función multiobjetivo, permite caracterizar reglas óptimas de gestión definidas por fechas y volúmenes de desembalses. Las reglas óptimas son reexaminadas ante tres escenarios de hidrología y dos escenarios de política agraria, obteniendo los umbrales de garantía de abastecimiento logrados en cada escenario.
Hurd et al. (1999) aparece como la única referencia de un trabajo que ha intentado evaluar los efectos económicos globales derivados del cambio climático en su influencia sobre los recursos hídricos en EEUU. Empleando modelos similares al de Booker y Young (1994) desarrollado para el Colorado, desarrollaron modelos específicos para otras cuencas importantes tales como la del Missouri, Delaware y el sistema Applachicola-Flint-Hattahoochee. El enfoque desarrollado por Hurd et al. vincula un modelo hidrológico con un modelo de cuenca de equilibrio espacial, ambos sensibles a distintos escenarios de cambios en temperatura y precipitaciones, obteniendo medidas de bienestar económico, usos consuntivos y no consuntivos del agua, estados de los embalses y precios sombra del agua. Su componente económica se articula en torno a funciones de bienestar económico basados en modelos de programación matemática y elasticidades de demanda. El enfoque utilizado es determinista y sus escenarios quedan definidos por la combinación de distintos niveles de calentamiento (de 1.5ºC a 5.0ºC) con elevaciones y disminuciones de las precipitaciones (desde -10% al 15%). Los resultados económicos obtenidos por los autores extrapolados para EEUU al completo oscilan entre 43,000 millones de dólares de 1994 en pérdidas anuales de bienestar (escenario: +5.0ºC, 0% precipitación) hasta un aumento anual de bienestar de 9,760 millones de dólares (escenario +1.5ºC, +15% precipitación). En el primer supuesto, que coincide con el del escenario más perjudicial, la distribución de costes asignaría un 73% a la pérdida de beneficios no consuntivos (fundamentalmente costes derivados de menores opciones recreativas y pérdida de calidad de las aguas), 17% en menores oportunidades para la hidroelectricidad, y solo un 8.5% en pérdidas para el sector del regadío.
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