09/09/2025

Revista InfoAgro México

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Poda de la Uva

La poda, una práctica fundamental 

 

  1. Introducción
  1. En qué consiste la poda
  1. Diferentes sistemas utilizados
  1. Planificación y recomendaciones prácticas

 

  1. Introducción

 

La poda es una práctica fundamental que se realiza en la mayoría de cultivos, como sucede con la vid, donde el momento de llevarla a cabo, la disposición de los cortes o la distribución de los puntos de producción van a ser determinantes en el desarrollo de las plantas y en su rendimiento final. Asimismo, hay que considerar variables agronómicas como pueden ser la densidad de plantación, la orientación de las líneas de cultivo, la abundancia de vegetación o el sistema de conducción, entre otros. 

 

  1. En qué consiste la poda

 

La poda es una práctica establecida de forma continua en todos los sistemas productivos hortofrutícolas, que consiste en la retirada de material vegetal que podría considerarse innecesario en el ciclo de cultivo, ya sean partes enfermas y/o improductivas de la planta, pero principalmente, con el objetivo de mantener un balance de crecimiento estable a lo largo del tiempo que dure el cultivo. 

 

Las vides no son una excepción al respecto, siendo esta labor sumamente importante y necesaria en la uva de mesa. Para Torres (2017), hay dos aspectos muy destacados en esta tarea. Por un lado, la planificación logística en términos de jornadas de trabajo y personal implicado en el desarrollo de la actividad. Por otro, el efecto fisiológico que supone esta acción en las plantas y cómo repercute en su rendimiento y en la calidad de la fruta.  

 

En lo referente a la producción de uva, es conveniente señalar que la poda puede ser considerada la primera medida de control de ésta, ya que limita el número de yemas, definiendo así el número de brotes y de racimos potenciales que posteriormente determinarán la cantidad de fruta en cada planta en el momento de la cosecha. 

 

También es preciso valorar que, en ocasiones, no se tienen en cuenta este tipo de balances, dándose casos de parrones que presentan abundante vegetación y numerosos sarmientos que derivan en una menor fructificación de la planta. Igualmente puede suceder lo contrario, es decir, que altas cargas de bayas generen calibres pequeños y, además, con fruta de mala calidad, con texturas blandas, bajo contenido de azúcar, coloración deficiente, etc., características que se ven acentuadas cuando las uvas sufren el almacenamiento en frío. 

 

Según Lavín et al. (2003), en muchos casos los rendimientos no consideran el potencial productivo de la planta, lo que provoca ciertos desequilibrios entre la parte vegetativa (brotes, hojas) y la productiva (racimos), influyendo dichos desbalances en la calidad de la uva. Asimismo, estos autores consideran que la poda debe ir orientada hacia los siguientes aspectos: 

 

  • Se debe regular, tanto el crecimiento como el área donde se desarrolla la planta. 
  • Hay que considerar la relación directa con el sistema de conducción y el marco de plantación establecidos, los cuales se han ido ajustando durante los últimos años hacia una mayor cantidad de plantas por hectárea. 
  • Se debe determinar de forma clara las zonas de crecimiento y de producción. 
  • Es necesario facilitar las distintas estrategias de manejo que van a ser requeridas durante la temporada. 
  • Se debe permitir que los racimos cuelguen libremente, separando la fruta del follaje y de los alambres.  
  • Es preciso favorecer la entrada de luz en la planta, disminuyendo así el número de intervenciones en verde.  

 

Finalmente, el INIA y el INDAP consideran como fundamentos básicos de la poda los siguientes: 

 

  • Establecer un equilibrio entre la parte productiva de la planta y la vegetativa, obteniendo una adecuada producción, pero que también presente una calidad óptima. Hay que tener presente que la planta puede madurar una cantidad concreta de fruta que tenga una buena calidad. 
  • Fomentar la renovación de estructuras vegetales de manera moderada, prolongando de este modo la vida útil de la planta. Es preciso recordar que una elevada carga de fruta en una temporada puede acarrear una bastante inferior en la siguiente. 

 

  1. Diferentes sistemas utilizados

 

Las prácticas de poda en el cultivo de la vid para uva de mesa pueden seguir diferentes métodos, de los cuales E. Torres (INIA), destaca los siguientes: 

 

– Guyot. Es el más utilizado, considerándose un sistema mixto al estar compuesto por cargadores (concentran la producción de fruta) y pitones (dos yemas, sirven de reemplazo), siendo importante tener en cuanta algunas consideraciones: 

 

  • El cargador, que es el elemento donde se van a desarrollar los futuros racimos, no puede ser un chupón, ya que no fructificaría. 
  • El sarmiento debe ser del año, que esté bien lignificado, expuesto a la luz directa en la temporada y con un vigor medio (grosor de 8 – 13 mm de diámetro).  
  • Las yemas deben estar bien desarrolladas y que destaquen.  
  • La ubicación debe ser en brazos cercanos al tronco o eje principal, de manera que con el paso de las temporadas no se aleje demasiado de los puntos de producción de fruta.  

 

– Feminelas. Este tipo de poda es muy conveniente como alternativa al generar una óptima producción y una buena calidad de las uvas, aunque se deben evitar cargadores provenientes de sarmientos con síntomas indeseados como pueden ser sombreados, dañados, con enfermedades en la madera, con forma tableada y/o color blanquecino, entre otros. 

 

– Pitón. Este material está destinado a generar los cargadores en la próxima temporada, siendo esencial proyectar su desarrollo durante la época estival, favoreciendo aspectos como la exposición a la luz, la orientación, la ubicación dentro de la planta, etc. Es conveniente tener en cuenta algunas actuaciones básicas como son:  

 

  • No se debe ubicar el pitón demasiado cerca del cargador, ya que se generaría una competencia entre ambos, situación que debilitaría al cargador, afectando el desarrollo futuro de los racimos.
  • El pitón no puede ser más vigoroso que el cargador.  
  • Se debe evitar la disposición de los pitones sobre el alambre o formando “pisos” que regulen el crecimiento de la planta. 

 

– En cordón. Uno de los sistemas más conocidos y utilizados. Esta modalidad se basa en la prolongación horizontal del tronco, ubicando los elementos de producción, con pitones visibles de dos a tres yemas, aunque también puede considerar solamente cargadores. Destacan los siguientes aspectos: 

 

  • Las variedades que poseen un hábito de fructificación basal con buena fertilidad de yemas son adecuadas para este sistema.  

 

  • Posee una facilidad de manejo y una mejor distribución de los elementos productivos, permitiendo además durante el desarrollo de la temporada una mayor entrada de luz. Este sistema debe ser sostenible en el tiempo, renovando y podando los sarmientos en todas las estaciones. 

 

  • La ubicación de los pitones debe ser lo más cercana posible al cordón, evitando podar pitón sobre pitón para no originar, con el paso de las temporadas, “pisos” de madera vieja, que es improductiva. 

 

  • En la formación del cordón no debe darse un crecimiento muy vigoroso porque se generan entrenudos muy largos que disminuyen el rendimiento frutal.  

 

  • Se tiende a generar mayor brotación, creando puntos productivos en todas las yemas, por lo que es conveniente eliminar algunas de ellas para evitar sobrecarga, principalmente las yemas que están orientadas hacia el suelo.  

 

  • Las labores de desbrote son fundamentales a la hora de mantener despejadas y sin competencia las zonas en las que se desarrolla la uva, resultando esta labor fácil y rápida en este tipo de poda. 

 

– Otros sistemas utilizados. Los sistemas de poda tradicionales aplicados sobre la conducción en parrón español (visto en otro artículo de la presente edición) pueden presentar algunas desventajas. Por ello, se están produciendo avances en las podas de tipo lineal como doble T (espina de pescado), escopeta o H desplazada, entre otras, que buscan superar dichos inconvenientes, así como favorecer la obtención de uva de calidad. 

 

De este modo, la disposición de los elementos productivos que proceden de este tipo de podas permite ubicar los racimos de una forma concentrada y con una mejor disposición para las distintas tareas del cultivo. Además, se facilita el manejo del follaje vía manual o mecánica. 

 

En el caso de la poda lineal, se utiliza una combinación de cargadores y pitones, que pueden variar en extensión, dependiendo del hábito de fructificación y de la fertilidad de las yemas de la variedad, siendo los criterios de selección de los elementos productivos similares a los descritos en los sistemas anteriores, es decir, vigor medio, adecuada lignificación de la madera, sanidad vegetal, orientación, luminosidad, ventilación, etc. 

 

  1. Planificación y recomendaciones prácticas

 

Como ya ha quedado claro, la planificación de una estrategia de poda debe estar en función del tipo y número de elementos productivos (cargador, pitón o su combinación), conjuntamente con el conocimiento del potencial de crecimiento y producción de cada variedad cultivada, asociada a su respuesta frente a las condiciones del entorno en el que se desarrolla, como climáticas, edáficas, de manejo, etc. 

 

Por tanto, la integración de estos criterios debe buscar la selección y la distribución de los mejores cargadores, obteniendo yemas bien definidas y diferenciadas, que va a suponer la obtención de racimos de buena calidad. Asimismo, una poda bien estructurada disminuirá los puntos de crecimiento, permitiendo así mayor distancia entre brotes, muy deseable para lograr capas menos densas de vegetación, que es fundamental para la entrada de luz dentro de los sistemas de conducción (Lavín et al., 2003). 

 

Para concluir, el Instituto de Investigaciones Agropecuarias y el de Desarrollo Agropecuario ofrecen algunas recomendaciones prácticas para realizar la poda de la vid, como son: 

 

  • El personal que lleve a cabo esta importante labor debe tener experiencia, ya que será el responsable de seleccionar los puntos de producción (cargadores y pitones) que formarán los racimos de uva de la temporada. 

 

  • La distribución de los elementos anteriores debe ser uniforme, evitando el cruce entre ellos. Para esto, se deben fijar los cargadores al alambre de la estructura de soporte. 

 

  • Cualquier parte de la planta que muestre síntomas de daño o enfermedades debe ser cortada y retirada, reduciendo así posibles riesgos de contraer enfermedades en la madera. 

 

  • Después de practicar los cortes de poda es muy importante tratar las heridas con “pintura o caldo” de acción bactericida – fungicida. 

 

Por tanto, es fundamental tener en cuenta diversos factores en la realización de la poda, así como cierta experiencia en esta tarea, ya que con ella se va a determinar el balance de crecimiento – producción del cultivo, la sanidad de las plantas o la calidad de las uvas, entre otros aspectos que son claves.