Un grupo de investigadores del Tec de Monterrey encontraron en el hueso del aguacate una alternativa para disminuir las enfermedades cardiovasculares y reducir el riesgo de cáncer relacionado al consumo de conservadores.
El grupo liderado por la investigadora Carmen Hernández Brenes halló moléculas llamadas acetogeninas que pueden ser usadas como medicamentos y conservadores de alimentos.
Esta investigación, del cual se derivaron Avocardio y Avosafe, fue reconocida durante el 49° Congreso de Investigación y Desarrollo del Tec, como uno de los 5 proyectos con potencial para transformar México.
Avocardio: Un ingrediente que puede emplearse en alimentos o suplementos como una alternativa natural para la prevención de enfermedades cardiovasculares.
Avosafe: Conservador natural más efectivo y seguro.
El funcionamiento de las acetogeninas Las acetogeninas tienen un efecto anticoagulante que previene que se formen bloqueos en el torrente sanguíneo, reduciendo las embolias e infartos.
Este
efecto es similar al que tienen medicamentos como la aspirina, pero al ser un
tratamiento natural no tendría efectos secundarios, aseguró la investigadora.
La doctora Dariana Rodríguez, integrante del equipo de investigación, afirmó
que a pesar de que Avocardio no elimina completamente las enfermedades
cardiovasculares, puede ser utilizado de manera preventiva.
“El producto puede ser consumido especialmente por las personas que tienen alto
riesgo de padecer un infarto o una embolia […] o personas que las han sufrido y
tienen que llevar un tratamiento de por vida”, indicó.
Las acetogeninas también pueden ser utilizadas como conservadores naturales sustituyendo a los que contienen nitrito, relacionado con el desarrollo de cáncer.
Estas moléculas tienen un amplio espectro de uso, así que no se limitan a la carne, como otros conservadores, sino que pueden ser usadas en el queso o en alimentos preparados.
“(Sirve)
para productos que estén listos para consumirse, como por ejemplo, una ensalada
de pollo donde hay un clima cálido y tienes que asegurarte de que las personas
no se van a enfermar”, aseveró Hernández.
El origen del proyecto
El proyecto nació hace más de 10 años a partir del acercamiento entre una
empresa que utiliza la pulpa del aguacate para hacer guacamole con fines
comerciales y el Tecnológico de Monterrey.
La empresa desechaba el sobrante por lo que se acercó al Centro de
Biotecnología del Tec, donde comenzaron a investigar si habría algún uso para
esos desechos.
La Dra. Rodríguez afirmó que en primera instancia, la intención era ayudar a resolver un problema ambiental derivado de los desechos del aguacate, sin embargo, al analizar el contenido del hueso se dieron cuenta que podían darle un uso.
Fue entonces donde descubrieron la presencia de las acetogeninas y comenzaron su trabajo que actualmente se encuentra en fase de pruebas y pronto podría ser consumido por humanos.
Como primera fase, las moléculas serán añadidas a diversos alimentos, pero podría ser sintetizado como una píldora en el futuro, indicó Rodríguez.
Las
moléculas son seguras para el consumo humano, sin embargo, Hernández aún estima
una investigación de aproximadamente dos años más.
“La ventaja es que ya estamos consumiendo las moléculas, están en el hueso,
pero también están en la pulpa, entonces de alguna forma el humano ya tiene
cierta exposición”, puntualizó Hernández.
Que
el humano ya las consuma estas moléculas brinda evidencia sobre la seguridad de
los mismos, pero existen procesos de seguridad que se deben seguir, sentenció
Hernández.
La investigadora señaló que el trabajo ya ha sido protegido con patentes, pero
existen protocolos para que los productos sean aprobados por agencias de salud
nacionales e internacionales.
¿Existe suficiente aguacate para el proyecto?
La mayor cantidad de acetogeninas utilizadas en el proyecto provienen del hueso
del aguacate, sin embargo, los investigadores también trabajan para desarrollar
las moléculas sin tener que realizar el proceso de extracción.
“A pesar de que abasto está garantizado, en el Tec hemos trabajado con la
intención de buscar generar las moléculas nosotros mismos para no depender del
abasto del producto”, señaló la científica.
Este proceso implica descubrir la ruta de la producción de las moléculas por la
planta y el uso de reactores para producirlas sin tener que usar los desechos
del aguacate.
De igual manera, a la par de la investigación, el equipo busca conseguir
recursos para poder terminar la última fase de los proyectos.
“El nivel de desarrollo tecnológico que tenemos ahorita es entre 6 y 7 dentro
de 9 niveles, por lo que en tiempos de desarrollo tenemos aún camino que
recorrer”, indicó.
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