Los programas de mejora genética en papa suelen tener como objetivo principal la obtención de nuevas variedades adaptadas a diferentes condiciones agroclimáticas. Estos integran aspectos relacionados con la biodiversidad, al emplear genitores procedentes de diferentes especies emparentadas, así como herramientas biotecnológicas que facilitan y acortan el proceso de la mejora.
Desde hace algunos años, la investigación en papa se ha centrado en el desarrollo de nuevas variedades de papa adaptadas a las condiciones agroclimáticas. Los primeros trabajos de investigación en este ámbito se remontan al año 1933 con la creación de la Estación de Mejora de la Patata (EMP), cuyas primeras actividades estaban relacionadas en el saneamiento de las variedades cultivadas, organización de la papa de siembra, aún inexistente, importación de variedades para estudiar su adaptación y obtención de nuevas variedades. Continuando y potenciando esta línea de mejora se obtuvieron en los años 80, las siguientes variedades: Duquesa, Goya, Olalla, Turia, Victor, Lora, Aurea, India, Belda, Buesa, Diba, Iturrieta, Onda y Zubeldia. Entre ellas, todavía se siguen cultivando variedades como Turia, en la industria de papas fritas. A partir de los años 80 se abren nuevos campos de investigación en papa, registrando como nuevas variedades: Nagore, Fénix, Mayka, Nerea, Itziar, Zadorra, Zarina, Zorba y Gorbea. Cabe destacar a las variedades Nagore y Zorba por su calidad en el procesamiento para frituras, las cuales están siendo actualmente ampliamente comercializadas en países europeos como Alemania, así como Gorbea para consumo en fresco. En la actualidad, se cuenta con más de una treintena de variedades registradas.
METODOLOGÍA PARA LA OBTENCIÓN DE NUEVAS VARIEDADES.
En un programa de mejora genética para la obtención de nuevas variedades se persiguen las siguientes características:
– Morfológicas y fisiológicas: buen aspecto de la planta, tubérculos homogéneos, piel fina, ojos superficiales, elevado rendimiento, estabilidad en la producción, ciclo corto y buena conservación.
– Resistencias a plagas y enfermedades: incorporación de resistencias a uno o varios de los siguientes patógenos: virus (PVY, principalmente); nematodos (Globodera rostochiensis y G. pallida) y hongos (Phytophthora infestans, Rhizoctonia solani, Alternaria solani, Fusarium spp.).
– Calidad culinaria: consumo en fresco y/o aptitud para el procesamiento industrial: lavado, verdeamiento, chips, barritas (french fries), patata congelada y purés.
Para la consecución de estos objetivos se desarrollan diferentes subprogramas dentro del esquema general de mejora. Dentro de éste se han integrado en los últimos años diferentes metodologías que complementan el esquema clásico predominante, como son la mejora a nivel diploide, el cultivo de tejidos aplicado al mantenimiento y micropropagación de variedades, la selección asistida mediante marcadores moleculares y el genotipado. Los programas clásicos de mejora se basan en la creación de variabilidad mediante cruzamientos dirigidos, y posterior selección de los genotipos deseados en la descendencia F1 y en las generaciones clonales sucesivas. Las tres fases iniciales y fundamentales dentro del proceso son: elección de genitores, programa de cruzamientos y selección de plántulas en la primera generación.
La elección de genitores es una de las claves del programa. En Neiker se mantiene un Banco de Germoplasma en torno a las 500 entradas constituidas por variedades comerciales, clones de mejora y especies del G. Solanum, que forman parte de los parentales empleados en el programa de cruzamientos.
Los cruzamientos se realizan principalmente en invierno. En los genitores femeninos se cortan los tallos con las inflorescencias, se castran y se procede a la polinización, manteniendo los tallos en tarros con agua, fungicida y antibiótico, en invernadero. Si la polinización ha tenido éxito, se forman las bayas, las cuales pueden contener hasta 200 semillas.
Una vez maduras, se procede a la extracción de las mismas, lavado y conservación. La descendencia de cada cruzamiento se siembra por separado en semilleros. Las familias que proceden de parentales con inmunidad al virus Y (PVY), se inoculan artificialmente, eliminando las plántulas con síntomas. El resto se trasplantan a maceta para obtener los clones de 1º año. Durante la recolección se realiza una selección más intensa, atendiendo a formas de tubérculo, homogeneidad, profundidad de ojos, color de piel y carne. En almacén se eliminan, posteriormente materiales susceptibles a enfermedades en la conservación.
Así, sucesivamente se procede a la siembra de los clones seleccionados con un diseño experimental determinado para poder realizar una estimación de la producción. Se realiza un seguimiento en vegetación de aspecto de mata y ciclo. A partir de clones avanzados de tercer año se incorporan los análisis de calidad para consumo en fresco e industrial, así como su inclusión en una Red de ensayos a nivel estatal en diferentes localidades, tanto de zona de papa de siembra como de consumo, abarcando diferentes Comunidades. En estos ensayos se incluyen, además de las variedades testigo del ciclo, las variedades comerciales que se cultivan preferentemente en cada zona. Además, también se envían para evaluar clones avanzados a países europeos como Holanda y Alemania y a Latinoamérica como Argentina.
A partir del conjunto de todos los datos de calidad, resistencia y producción se seleccionan los mejores clones para enviarlos al Registro de Variedades Comerciales. Tras dos años de ensayos, la Comisión Nacional de Estimación decide la inclusión o no en la lista de nuevas variedades.
Como se puede observar el período de obtención de una variedad oscila entre 6-7 años. Sin embargo, hay que tener en cuenta que es un proceso continuo, por lo que cada año coexisten paralelamente clones en todas las fases de selección.
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