
El Mango de México se marca como objetivo tener su propio sello de calidad
La Asociación de Exportadores de Mango de México (EMEX) trabajará durante el presente año para disponer de su propio sello de calidad, así como continuará con la internacionalización de esta fruta en mercados tan importante como la Unión Europea, Asia y Emiratos Árabes.
Para Francisco Villegas, Presidente de la Asociación de Exportadores de Mango de México, “en un mercado tan global como el que tenemos, sería muy beneficioso para un sector tan importantes como es el del mango de México disponer de un sello de calidad, que lo diferencie respecto a otras producciones, y ratifique la gran calidad y seguridad alimentaria que caracteriza al mango mexicano”.
Asimismo, el máximo responsable de EMEX ha señalado que “desde nuestra entidad estamos trabajando para internacionalizar más el mango mexicano en mercados de gran importancia para el consumo como son la Unión Europea, Asia y Emiratos Árabes”.
Nuevos Proyectos
En lo concerniente a nuevos proyectos de EMEX, Francisco Villegas comenta que “estamos trabajando en la búsqueda de la automatización de procesos desde campo a empaque, así como estamos trabajando en el fortalecimiento de la Asociación, por lo que uno de los pasos será la realización del segundo Congreso Internacional del Mango este mismo año”.
Además, el titular de EMEX señala también que “durante el nuevo año, queremos seguir creciendo en apertura de nuevos mercados y consolidar la seguridad alimentaria tanto en campo y empaque, así como pretendemos crecer poco a poco”.
MAYOR INFORMACIÓN
Asociación de Exportadores de Mango de México – EMEX
Director de Comunicación
Francisco Seva Rivadulla
+34 653 85 31 14
fseva@marketingdeempresas.es
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Climatización de invernaderos
El correcto desarrollo de los cultivos depende principalmente de que factores ambientales tales como la temperatura, humedad relativa, luz y CO2 se encuentren en su rango óptimo. Las diferentes prácticas llevadas a cabo para la adecuada climatización de invernaderos favorecen que estos parámetros se encuentren dentro de los límites.
- Parámetros a controlar
- Calefacción de invernaderos
- Control de la temperatura mínima sin gasto energético
- Refrigeración de invernaderos
- Fertilización carbónica
Parámetros a controlar
La temperatura (T) es el parámetro de mayor importancia que climáticamente hay que controlar. En la Tabla 2 se muestran las temperaturas en función de las necesidades y limitaciones de la especie que se cultive.
| Tomate | Pimiento | Berenjena |
T mínima letal | 0-2 | -1 | 0 |
T mínima biológica | 10-12 | 10-12 | 10-12 |
T óptima | 13-16 | 16-18 | 17-22 |
T máxima biológica | 21-27 | 23-27 | 22-27 |
T máxima letal | 33-38 | 33-35 | 43-53 |
Tabla 1 – Exigencia de la temperatura (°C) en solanáceas (Pérez et al., 2007)

El calor se transmite en el interior del invernadero por conducción, convección, infiltración y radiación:
- La conducción es producida por el movimiento de calor a través de los materiales de cubierta del invernadero.
- La convección es producida por el movimiento de calor de las plantas, suelo y estructura del invernadero.
- La infiltración es producida por el intercambio de calor del interior del invernadero y el aire frío del exterior a través de las juntas de la estructura.
- La radiación es producida por el movimiento de calor a través del espacio transparente.
La humedad relativa (HR) es la relación existente entre la cantidad de vapor de agua que tiene una masa de aire y la cantidad máxima que podría tener. La humedad relativa óptima para las solanáceas se encuentra alrededor del 50-60%. Por otro lado, es importante saber también que la relación existente entre la humedad relativa y la temperatura es inversa.
Cuando la HR es excesiva, las plantas reducen la transpiración y su crecimiento disminuye. También aumenta la susceptibilidad de éstas a enfermedades de origen criptogámico. Por el contrario, si la HR es baja, la transpiración aumenta, pudiendo incluso deshidratarse la planta. En ambos casos el proceso de cuajado se complica.
La iluminación dentro del invernadero es un factor que repercute directamente sobre el proceso de fotosíntesis realizado por las plantas. Para conseguir una mayor luminosidad hay que cuidar aspectos como:
- Transparencia de la cubierta.
- Orientación del invernadero.
- Ángulo máximo de la radiación que incide sobre la cubierta.
- Acolchado correcto.
- Malla de sombreo.
La concentración de CO2 está involucrada en la función de la clorofila en las plantas. Por tanto, si se desea que la actividad fotosintética sea óptima, debe encontrarse alrededor del 0.1 – 0.2%.
La presencia de este gas es muy variable a lo largo del día. Durante las últimas horas de la noche o en las primeras de la mañana, los niveles de CO2 se incrementan (500ppm), pero conforme avanza el día van descendiendo (a 100ppm se paraliza la fotosíntesis) como consecuencia del incremento de la actividad fotosintética. La tasa de absorción de dióxido de carbono es proporcional a la cantidad de luz recibida, de ahí la importancia del enriquecimiento en CO2 (900ppm) en las horas centrales del día.
Si las plantas están estresadas por cualquier razón como podría ser la temperatura o la radiación, es preferible no usar CO2 adicional, manteniendo los niveles en 300ppm aproximadamente únicamente mediante la ventilación natural. Al igual ocurre cuando es necesario abrir las ventanas. En este caso, se pierde más CO2 del que se utiliza. Por esta razón, el enriquecimiento con CO2 se hace principalmente durante los meses fríos.
Calefacción de invernaderos
Los aportes de calor pueden realizarse al suelo (conducción), a la parte aérea de la planta (convección o radiación) y a ambas.
Calefacción por convección
- Calefacción aérea por agua caliente: Circulación de agua caliente (60-80°C en circulación, 80-90°C en caldera) por una red de tuberías de acero (25-40mm de diámetro) a 10cm sobre el suelo. Se caracteriza por proporcionar una temperatura al invernadero uniforme.
- Calefacción por aire caliente: Circulación de aire caliente mediante el uso de tubos perforados próximos a las plantas. Provoca un rápido aumento de la temperatura y genera importantes gradientes térmicos sobre el cultivo. Sin embargo, la distribución del calor es deficiente. Los sistemas más utilizados son 1) aerotermos, 2) generadores de aire caliente de combustión directa e 3) indirecta.
- Transmiten a la atmósfera del invernadero, mediante un ventilador, el calor de un cuerpo caliente (intercambiador de calor por el que circula agua caliente proveniente de una caldera).
- El elemento calefactor se alimenta con combustible. Los gases liberados en la combustión quedan en la atmósfera del invernadero pudiendo causar fitoxicidad si ésta es deficiente.
- Están compuestos de una cámara de combustión y un intercambiador de calor con ventilador. El intercambiador de calor separa el aire caliente de los gases de combustión, los cuales se extraen al exterior mediante una chimenea.
Calefacción por conducción
Proporciona una temperatura adecuada en la zona radicular del cultivo. Para ello, requiere de un suelo conductor (suelo húmedo) en el que pueda colocarse un aislante en profundidad para limitar las pérdidas.
- Calefacción de suelo: Se utiliza una caldera central que aporta calor al suelo mediante la circulación de agua caliente por intercambiadores de calor (tubos de polipropileno con un Ø=15-30mm por los que circula agua a T<40°C) que se deben colocar a una profundidad equivalente a la mitad del espesor de la capa de suelo que se desea calentar y con una distancia entre los mismos similar a la profundidad establecida.
- Calefacción del sustrato: Se utilizan tubos de polietileno o polipropileno de unos 25mm que se pueden colocar debajo o encima del sustrato. Por estos intercambiadores circula agua caliente, con una temperatura que depende de la colocación del intercambiador.
- Bajo el sustrato: 1 intercambiador/contenedor de sustrato pudiendo alcanzar temperaturas de 25-30°C.
- Sobre el sustrato: ≥1 intercambiador/contenedor de sustrato pudiendo alcanzar temperaturas de 30-40°C.
Calefacción por convección y radiación
Están compuestos por una fuente de calor constituida por una caldera central (fuera del invernadero) y una red de distribución aérea por la que circula agua caliente (Tagua > Tambiente invernadero). Generalmente esta red se sitúa cerca de las plantas. De este modo, la eficiencia del sistema es mayor, permitiendo que la temperatura del agua sea menor.
Control de la temperatura mínima sin gasto energético
Las alternativas para aumentar las temperaturas mínimas de forma pasiva son las siguientes:
- Pantallas térmicas: Elementos que extendidos a modo de cubierta sobre los cultivos tiene como principal función ser capaz de variar el balance radiactivo. Provocan un aumento de la temperatura mínima nocturna del invernadero, cultivo y suelo, debido a la menor pérdida de radiación de onda larga por la noche y por renovación de aire. Provoca también una disminución en la transpiración nocturna del cultivo, por lo que se reduce el calor consumido por evapotranspiración. Por último, resulta un complemento esencial de los sistemas de calefacción ya que reduce el gasto energético. Adicionalmente proporciona cierta protección frente a posibles quemaduras solares y al exceso de temperatura.
- Mantas térmicas: Consisten en una lámina de filamentos continuos de polipropileno soldados térmicamente (Figura 2).

Se coloca sobre el cultivo para favorecer la germinación y el desarrollo vegetativo inicialmente ya que incrementan la temperatura. Acumulan el calor durante el día, conservando unos 4°C por encima de la temperatura ambiente durante la noche.
- Doble cubierta: Colocación interior de una película plástica separada unos centímetros de la cubierta principal utilizando aire a presión. De este modo, se consigue un mayor ahorro energético sobre todo en invernaderos calefactados. El inconveniente reside en la disminución de la transmisividad.
Refrigeración de invernaderos
Temperaturas excesivamente elevadas causan daños en la morfología y en los distintos procesos fisiológicos de las plantas. Para aminorarlos se puede recurrir a :
Sombreo
Dentro de los diferentes sistemas de sombreo, se pueden diferenciar los estáticos de los dinámicos.
- Encalado (Estático): Blanqueo de la cubierta del invernadero a base de Carbonato cálcico (CaCO3) o Hidróxido de calcio (Ca(OH)2) como se muestra en la Figura 3 y 4.

Esta práctica tiene una serie de inconvenientes relacionados con la permanencia de la cal, la imposibilidad de ajuste del grado de sombreo y la falta de homogeneidad tanto en la aplicación como en la limpieza del blanqueo.
- Mallas de sombreo (Estático): Reducen la temperatura del invernadero y la transpiración del cultivo, debiendo transmitir la mayor cantidad de radiación fotosintéticamente activa y reflejar la máxima cantidad de radiación de infrarrojo corto proveniente del sol. Si la colocación de las mallas se ha en el exterior, la reducción de la temperatura será mayor. En caso contrario, se absorbería la radiación solar y se convertiría en calor dentro del invernadero, el cual debería ser evacuado mediante ventilación.
El inconveniente del uso de mallas de sombreo reside en que provoca en las primeras horas del día y las últimas de la tarde, así como en los días nublados, un sombreo excesivo, reduciendo por tanto la fotosíntesis.
- Cortinas móviles (Dinámico): Son mallas de sombreo móviles que permiten un uso más eficiente de la radiación disponible. Estas cortinas están dotadas de un sensor de radiación fotoactiva.
- Riego de la cubierta (Dinámico): Consiste en la aspersión de agua por medio de un equipo instalado en la cumbrera, creando una película de agua que fluye sobre la pared.
Ventilación
La ventilación consiste en la renovación del aire dentro del invernadero, de manera que se actúa sobre la temperatura, humedad, contenido en CO2 y oxígeno que hay en el interior del mismo. La ventilación puede llevarse a cabo de forma natural o forzada.
- Ventilación natural: Se consigue mediante la colocación de ventanas tanto en las paredes (ventanas laterales, Figura 5) como en el techo del invernadero (ventanas cenitales, Figura 1). Una ventana cenital resulta a efectos de aireación hasta ocho veces más efectiva que una lateral de igual superficie. Las ventanas deben ocupar entre 18-22%.

- Ventilación forzada: Se establece una corriente de aire mediante ventiladores extractores, en la que se extrae aire caliente del invernadero. El volumen extraído es ocupado inmediatamente por aire del exterior. Con este sistema únicamente se puede conseguir una temperatura idéntica a la exterior pero proporciona un mayor control.

Refrigeración por evaporación de agua
Cuando el agua pasa de estado líquido a gaseoso absorbe calor. Si se dispone de un equipo capaz de vaporizar agua, la vaporización absorberá calor del aire del invernadero y por tanto, bajará la temperatura. Destacan los siguientes sistemas:
- Cooling System: Consiste en una pantalla de material poroso que se satura de agua por medio de un equipo de riego. La pantalla se sitúa a lo largo de todo el lateral o frontal del invernadero. En el extremo opuesto se instalan ventiladores. El aire pasa a través de la pantalla porosa, absorbe humedad y baja su temperatura. Posteriormente es expulsado por los ventiladores.
- Fog System: La nebulización consiste en distribuir en el aire un gran número de partículas de agua líquida de tamaño próximo a las 10µm como se observa en la Figura 7.

Debido a su reducido tamaño, su velocidad de caída es muy pequeña, de modo que permanecen suspendidas en el aire del invernadero el tiempo suficiente como para evaporarse sin llegar a mojar los cultivos.
Fertilización Carbónica
El método más sencillo para evitar que la concentración de CO2 dentro del invernadero descienda, es manejar la ventilación para renovar la atmósfera interior. De este modo, se consiguen las 300ppm que hay normalmente al aire libre. Las alternativas para mantener un nivel alto de CO2 en el invernadero son las siguientes:
- Gases de combustión de la instalación de calefacción: Consiste en la recuperación de los gases de la combustión de la calefacción e introducirlos en el invernadero. Los principales inconvenientes de estos sistemas residenen que las necesidades máximas de fertilización carbónica se requieren cuando el sistema de calefacción se encuentra con menor actividad.
- Generadores de CO2: Estos sistemas queman combustibles como propano o gas natural y están diseñados para maximizar la producción de CO2 y minimizar la de otros productos secundarios de combustión.
- Inyección de CO2 almacenado en bombonas: Consiste en instalar un sistema de elementos dosificadores que distribuyen el CO2 procedente de las bombonas. En este caso debe valorarse el gasto que supone el suministro continuo de dichas bombonas y su rentabilidad en función de cada invernadero y el producto que se obtenga.

Mejorando la calidad genética en brásicas
Existe actualmente una tendencia creciente a introducir otros criterios de mejora relacionados con la calidad nutricional. Diferentes estudios han permitido identificar variedades prometedoras como punto de partida para seleccionar materiales con diferentes ciclos de precocidad y/o enriquecido en compuestos biosaludables relacionados con la prevención de enfermedades. Las nuevas técnicas genéticas y la identificación de genes responsables de caracteres de interés suponen un avance interesante en la mejora de estos cultivos y en la obtención de variedades con mayor valor agronómico y nutricional.
Desde el punto de vista económico, el género Brassica es el más importante de la familia de las crucíferas porque a él pertenecen varias especies cultivadas como hortalizas, condimentos, oleaginosas y forrajes. De las especies que componen este género, solo dos de ellas tienen un aprovechamiento exclusivamente hortícola: Brassica oleracea, dentro de la que se incluyen cultivos como el repollo, brócoli, coliflor y berza y Brassica rapa en la que se incluyen formas vegetales como las nabizas, los grelos y el repollo chino; Brassica napus presenta un aprovechamiento mixto; por ello encontramos formas hortícolas como el nabicol y la rutabaga y formas oleaginosas como la colza.
Los objetivos de la mejora genética en las brásicas hortícolas se pueden dividir en dos grandes grupos: el primero de ellos se basa fundamentalmente en la mejora de los caracteres agronómicos, centrados fundamentalmente en el incremento del rendimiento. El segundo grupo se refiere al concepto de calidad, el cual engloba diversos atributos, desde la apariencia comercial y el valor nutritivo del órgano consumido hasta la capacidad de conservación del producto. Ambos objetivos dependerán en cualquier caso de las exigencias del mercado. Dado que la actividad de los mejoradores está condicionada por los sistemas reproductivos de las plantas, los métodos usados para la mejora genética de las brásicas hortícolas han sido los propios de los cultivos alógamos, al tratarse de plantas de polinización cruzada o en el caso de B. napus con un porcentaje elevado de alogamia parcial. Asimismo, la elección de un método u otro de mejora vendrá determinado principalmente por el objetivo perseguido, la herencia de los caracteres que se desean mejorar y la rentabilidad económica.
Mejora genética del valor agronómico
Los programas de mejora genética centrados en el valor agronómico han tenido como objetivo primordial la obtención de nuevas variedades de brásicas con características beneficiosas desde el punto de vista producción comercial. El rendimiento, grado de compactación de los brotes, peso, uniformidad y la resistencia a plagas y enfermedades han sido características importantes exigidas por productores en la obtención de nuevas variedades mejoradas.
No obstante, en los últimos años se ha producido un cambio en los criterios de selección utilizados por los mejoradores. El rendimiento, que había sido hasta la fecha el objetivo principal de los programas de mejora, ha sido desplazado por otras características como la uniformidad de los cultivos, la resistencia a enfermedades y plagas, el tamaño o el color de los brotes en consonancia con las nuevas tendencias y estilo de vida de la sociedad actual. Así, tradicionalmente, en productos destinados a su consumo en fresco, como el repollo, brócoli o coliflor, se buscaba la obtención de brotes o cabezas de gran tamaño. La corriente actual persigue sin embargo la obtención de variedades de menor tamaño –como las denominadas formas ‘mini’, que se adecúan mejor al tamaño medio familiar– y variedades con pigmentos diferentes, como la coliflor morada, muy apreciada en alta cocina.
Otro de los grandes retos de los mejoradores de brásicas hortícolas ha sido la obtención de variedades resistentes a las principales enfermedades en un intento de combatir los efectos perjudiciales provocados por el uso abusivo de fitosanitarios. Por su impacto económico, deben destacarse como enfermedades importantes la potra de la col (Plasmodiophora brassicae) y la podredumbre negra de las crucíferas (Xanthomonas campestris), las cuales ocasionan grandes pérdidas y, en la mayoría de los casos, hace que el producto final sea inservible para su venta en el mercado en fresco. Aunque se han desarrollado variedades resistentes a estas enfermedades, el precio de esta semilla no les permite ser competitivas frente al uso de tratamientos fitosanitarios. Sin embargo, el creciente interés por agriculturas menos agresivas con el medioambiente y la obtención de alimentos procedentes de la agricultura ecológica producirá la demanda de variedades resistentes que permitan la reducción de los tratamientos.
En cuanto a las plagas, los estudios están centrados en la mosca de la col (Delia radicum), pulgón (Brevicoryne brassicae) y distintos tipos de lepidópteros (Mamestra brassicae, Plutella xylostella y Pieris spp.). En este caso, el desarrollo de variedades resistentes es más complicado ya que la base genética de resistencia a insectos es mucho más compleja y está influenciada por el ambiente y la edad de la planta.
Mejora genética de la calidad
Dentro del concepto de calidad en las brásicas hortícolas se engloban diversos aspectos, desde la capacidad de conservación del producto hasta la apariencia comercial y el valor nutritivo del órgano consumido. La duración del periodo de conservación es un factor que va a influir en la apariencia del producto. Esta duración va a depender del contenido en materia seca y en cera. Las variedades más aptas para el almacenamiento son normalmente de gran tamaño y de crecimiento lento y deben ser cultivadas en ambientes fríos y recogidas en el momento de madurez apropiado. La apariencia incluyendo el color y la forma, es un carácter importante dirigido directamente al consumidor. En repollo el estudio del color se ha basado en la herencia de síntesis de antocianos, así como se prefieren formas redondas frente a las alargadas. En el caso de las coles de Bruselas, se busca un color verde fresco y brillante con pellas compactas redondas, lisas y sin defectos. La mayoría de los caracteres relacionados con la apariencia están regulados por varios genes y con importantes influencias ambientales.
El valor nutritivo de cualquier alimento depende de su composición en nutrientes. En las brásicas, al igual que en otros cultivos hortícolas, primará el análisis de elementos que tengan incidencia en características organolépticas y de aquéllos que puedan tener efectos beneficiosos para la salud. Las brásicas comparten las características generales del resto de productos hortícolas, como es el bajo contenido en grasa y alto contenido en fibra y minerales particularmente en potasio, cobre, magnesio, manganeso, hierro, zinc y calcio; en concreto, en las berzas y repollos, la disponibilidad del calcio es elevada, similar al porcentaje de absorción de la leche. Además, presentan importantes niveles de vitaminas, destacando el contenido en vitamina C, responsable de que estos vegetales hayan sido utilizados históricamente en medicina para combatir el escorbuto.
Las brásicas, además, contribuyen a prevenir ciertas enfermedades debido a su composición rica en ciertos compuestos secundarios. Estos compuestos son los responsables de ciertas propiedades organolépticas, como el sabor amargo característico de algunos cultivos. Entre los compuestos bioactivos presentes en los cultivos de brásicas destacan los glucosinolatos (exclusivos de las crucíferas) y los antioxidantes, entre los que se incluyen los carotenoides y compuestos fenólicos. En los últimos años se ha demostrado que estos contribuyen a reducir la posibilidad de padecer algunas enfermedades crónicas, degenerativas y cardiovasculares.