Enfermedades del mango a nivel mundial
- Introducción
- Enfermedades que afectan a hojas y flores
- Enfermedades que afectan a frutos
- Enfermedades de suelo
- Introducción
Las enfermedades, dependiendo de su severidad y otras circunstancias, pueden suponer en el cultivo de mango una notable merma en su producción, especialmente en las zonas tropicales y subtropicales, afectando no solamente, de forma general, al vigor y a la supervivencia del árbol, sino de manera específica a distintos niveles, como pueden ser el desarrollo del sistema radicular, el crecimiento sano de la parte aérea, la floración y el cuajado de frutos, así como la calidad pre y postcosecha de éstos.
Aunque se consideran como principales enfermedades del cultivo a la antracnosis, la malformación y la seca, se han reportado muchas otras en distintos países del mundo, lo que podría convertirse en un serio problema, teniendo en cuenta aspectos cruciales del sistema actual, como son el comercio mundial de esta fruta y el movimiento internacional de material vegetal. Por tanto, es conveniente tener una visión global de las numerosas afecciones existentes en el cultivo de mango, provocadas por un sinfín de patógenos.
- Enfermedades que afectan a hojas y flores
Es importante destacar que algunos patógenos que atacan las partes aéreas del mango, como son hojas y flores, pueden pasar como enfermedades leves o, incluso desapercibidas, para después hacerse notar de manera mucho más intensa después de la recolección de los frutos (postcosecha). Las enfermedades que afectan al mango en las fases de precosecha sobre la geografía mundial (González y Hormaza, 2020) son las siguientes:
– Black-banded Disease. Está considerada una enfermedad poco importante que puede afectar a hojas y a ramas del mango (Reddy et al., 1961). El hongo que la causa, Rhinocladium corticola, fue descrito sobre corteza de árboles en Poona, India (Hughes,1980; Prusky et al., 2009).
– “Decaimiento” del árbol. Diversos factores, tanto bióticos como abióticos, pueden provocar síntomas de decaimiento o decadencia en mango (McSorley et al., 1980; Kadman y Gazit, 1984; Schaffer et al., 1988; Ploetz y Prakash, 1997). Entre los factores bióticos, se han señalado varios hongos como agentes causales, o asociados, a este tipo de síntomas a nivel mundial, entre los que destacan Lasiodiplodia theobromae y Neofusicoccum parvum. Dodd (1997), señala diversos patógenos relacionados con síntomas de decaimiento en mango, entre los que se pueden citar algunos de ellos como, por ejemplo, Ceratocystis fimbriata y Diplodia recifiensis en Brasil; Dothiorella dominicana en Sudáfrica; Colletotrichum gloeosporioides, Phomopsis spp. y Botryosphaeria ribis en Florida (EE UU), entre otros.
– Corteza con agallas o escamosa. Suelen ser problemas menores en mango, pero pueden ocasionar una pérdida general de vigor (Ploetz, 2018). Se ha descrito que Fusarium decemcellulare provoca esta enfermedad en Florida (EE UU), México y Venezuela (Malaguti y de Reyes, 1964; Angulo y Villapudua, 1982; Ploetz et al., 1996; Prusky et al., 2009).
– Enfermedad rosa. Erythricium salmonicolor es el responsable de esta patología, que afecta a muchas especies leñosas de importancia económica en el trópico húmedo, donde se considera una de las más destructivas para el mango (Holliday, 1980), reduciendo significativamente el vigor del árbol y la cosecha, sobre todo en individuos jóvenes (Lim y Khoo, 1985; Prusky et al., 2009). Según Prakash y Srivistava (1987), esta enfermedad también es conocida como cobweb, rubellosis y thread blight.
– “Malformación”. En 1966, se demostró que Fusarium moniliforme era el agente causal en India (Summanwar et al., 1966). Posteriormente, este patógeno, renombrado como F. mangiferae (Britz et al., 2002), se ha citado en Australia, China, Egipto, Florida (EE UU), Israel, Malasia, Omán, Sudáfrica, España y Sri Lanka. Desde su descripción, se han añadido nuevas especies como responsables de la malformación, entre ellas, F. mexicanum (Otero-Colina et al., 2010) y F. pseudocircinatum en México (Freeman et al., 2014); F. sterilihyphosum en Brasil y Sudáfrica (Britz et al., 2002); y F. tupiense en Brasil, Senegal y España (Lima et al., 2012; Freeman et al., 2014). Además, se han asociado otras especies del mismo género, algunas identificadas, como es el caso de F. proliferatum en Australia, China y Malasia, y otras no, en Australia, México y España (Marasas et al., 2006; Zhan et al., 2010).
Es una de las patologías más devastadoras del mango (Ploetz, 2001). A pesar de que no llega a matar a los árboles, la fase vegetativa de la enfermedad puede afectar en gran medida al desarrollo de la copa y la infección que causa en las panículas puede reducir drásticamente la producción de fruta (Prusky et al., 2009). Fue descrita por primera vez en India en 1891 (Kumar y Beniwal, 1991). Actualmente, está muy distribuida por todo el mundo y continúa su expansión a las zonas productoras de mango que permanecen libres de ella (Crespo et al., 2012).
– Mancha foliar. Esta enfermedad ha sido descrita en India y Nigeria (Hingorani et al., 1960; Cook, 1975; Okigbo, 2001; Okigbo y Osuinde, 2003). Asimismo, su agente causal, el hongo Macrophoma mangiferae, ha sido identificado en envíos de México a EE UU (Systematic Mycology and Microbiology Laboratory, USDA-ARS, Beltsville), aunque no está catalogado como un problema serio (Prusky, 2009).
– Mancha foliar por Phoma. Está presente en India (Prakash y Singh, 1976), entre otros lugares, donde Phoma sorghina afecta a las hojas jóvenes, en las que causa manchas aguadas, con forma entre irregular y circular, que pueden alcanzar 2.5 mm de diámetro. Las lesiones son marrones, con márgenes de tonos amarillo y marrón. Cuando las lesiones se producen en el nervio principal de la hoja, son alargadas y pueden extenderse hasta alcanzar 14 mm de diámetro. Los síntomas pueden confundirse con los de la antracnosis (Prusky et al., 2009).
– Necrosis apical. Esta enfermedad está causada por la bacteria Pseudomonas syringae pv. syringae, siendo descrita en países como España, Israel, Portugal y Egipto (Cazorla et al., 1998, 2006). Sus ataques inciden sobre las yemas apicales, las hojas y las panículas, pero no sobre los frutos (Cazorla et al., 1998). Su desarrollo y dispersión se ven favorecidos por temperaturas frescas, así como por humedad y viento, atacando en mayor medida durante el periodo de reposo del mango. En condiciones muy favorables, puede dañar una parte sustancial de la copa del árbol y acabar matándolo (Ploetz y Freeman, 2009; Ploetz, 2018).
– Oidio. Está causado por el hongo Oidium mangiferae (Prakash y Srivistava, 1987; Ploetz y Freeman, 2009). Fue descrito por primera vez en Brasil (Berthet, 1914), aunque en la actualidad está presente en la mayoría de las zonas productoras de mango del mundo (Palti et al., 1974; Ploetz, 2018), invadiendo hojas, panículas y pequeños frutos también.
– Patógenos descritos en enfermedades de frutos. Es el caso de: Alternaria, Antracnosis, mancha negra bacteriana, negrillas o fumaginas, etc. Afectan a las hojas y las flores del cultivo, pero generan más problemas en los frutos de mango.
– Pestalotiopsis. El patógeno Pestalotiopsis mangiferae causa mancha foliar gris y podrido por el pedúnculo en fruto (Lim y Khoo, 1985; Johnson, 1994). Normalmente, necesita que se produzcan heridas para poder infectar al mango. La mancha foliar gris suele ser poco importante, observándose en árboles débiles o descuidados. Otras dos especies de Pestalotiopsis que también afectan al mango son P. mangifolia y P. versicolor (Prusky, 2009).
– Roña. Está provocada por Elsinoë mangiferae (anamorfo: Sphaceloma mangiferae) (Bitancourt y Jenkins, 1943; Cook, 1975). Esta enfermedad fue descrita por primera vez en Cuba y Florida (EE UU) durante la década de 1940, mostrando ahora una gran expansión por el hemisferio occidental. La roña es especialmente importante en viveros, ya que los tejidos jóvenes son los más susceptibles, además de que una elevada humedad relativa favorece la infección de ésta (Ruehle y Ledin, 1955; Prusky et al., 2009).
– Roya roja. También conocida como Algal leaf spot, cuyo responsable es Cephaleuros virescens y, en menor medida, C. parasiticus (Lim y Khoo, 1985).
– “Seca” y “decaimiento súbito”. Se considera una patología de origen fúngico, con gran capacidad para hacer daño. Ceratocystis fimbriata fue asociada a esta enfermedad en Brasil en la década de 1930 (Viegas, 1960; Ribiero, 1980; Silveira et al., 2006), siendo reconocida como causa principal de ésta. Diplodia recifiensis ha sido también reportada como causa de la enfermedad en Recife, Brasil (Batista, 1947), aunque, probablemente, tenga un papel secundario en su desarrollo (Prusky, 2009). Dos especies más han sido asociadas al “decaimiento súbito” en la Región del Golfo de Omán, Ceratocystis omanensis, considerado un patógeno menor (Al Subhi et al., 2006), y C. manginecans, la principal causa de esta patología en Pakistán y Omán (Ploetz, 2018).
– Tizón por Phoma. Esta afección está causada por Phoma glomerata y se encuentra ampliamente distribuida en India (Prakash y Singh, 1977; Prusky et al., 2009). Solamente afecta a las hojas viejas, iniciándose con pequeñas lesiones de color amarillento-marrón que, a medida que se expanden, se van oscureciendo y tornando a un aspecto irregular. En casos severos, se producen zonas necróticas de hasta 13 cm de diámetro, que pueden concluir originando una defoliación (Prakash y Singh, 1977).
- Enfermedades que afectan a frutos
Entre las principales enfermedades que afectan a los frutos del mango, especialmente en la postcosecha, la antracnosis es la más relevante en climas húmedos. Otra enfermedad muy común en este tipo de climas es el denominado “podrido por el pedúnculo”. Por su parte, la mancha negra es dominante en condiciones secas (Prusky et al., 2009).
González y Hormaza (2020) enumeran, a continuación, una serie de enfermedades que inciden sobre las frutas de mango en el ámbito internacional, destacando las siguientes:
– Antracnosis. Es la enfermedad más importante del mango en climas húmedos (Lim y Khoo, 1985; Arauz, 2000; Ploetz, 2003; Ploetz y Freeman, 2009). Es imprescindible saber que, aunque las pérdidas pueden empezar en las parcelas de campo, es en la postcosecha donde ocurren los mayores daños (Ploetz, 2018). No comentamos más acerca de este fitopatógeno, ya que hay un artículo de la presente edición dedicado a esta enfermedad.
– Mancha negra bacteriana. En India, esta enfermedad se conoce como “cáncer bacteriano”, pudiendo ser la más importante en los cultivos de mango en aquellas zonas donde la mayoría de hongos patógenos estén ciertamente controlados. Se han identificado tres grupos de bacterias, con diferencias genéticas y patológicas, como responsables de esta enfermedad (Ploetz, 2017):
- Grupo I: Xanthomonas citri pv. mangiferaeindicae. Es originaria de África, Europa y Asia.
- Grupo II: X. axonopodis pv. anacardii. Originaria de Brasil.
- Grupo III: X. axonopodis pv. spondiae. Originaria de las Antillas Francesas.
La mancha negra bacteriana está ampliamente distribuida por la geografía mundial, pero muestra especial relevancia en Asia (Japón, India, Malasia, Tailandia, Filipinas, Emiratos Árabes Unidos, etc.), Australia, en las islas del Índico, así como en el Sur y el Este de África (Kenia, Sudáfrica, etc.).
– Mancha negra por Alternaria. El responsable es Alternaria alternata (sinónimos: A. fasciculata, A. tenuis y Macosporium fasciculatum), que causa manchas negras en los frutos de mango, pero también provoca lesiones en las hojas y en las inflorescencias (Prusky et al., 1983; Cronje et al., 1990). Aunque el hongo tiene diversidad de huéspedes, sus efectos en mango son más marcados en ambientes secos (Neergaard, 1945; Domsch et al., 1980). En Israel, afecta mucho más a los frutos que a las hojas (Prusky et al., 2009). Según Dodd et al. (1997), se ha descrito en países como Australia, Egipto, India, Israel y Sudáfrica.
– Negrillas o fumaginas. Distintos ascomicetos producen manchas negras, generalmente superficiales, causados por un grupo de patógenos obligados de plantas de origen tropical (Ploetz, 2018), especialmente Meliola mangiferae (Lim y Khoo, 1985). Pueden estar o no relacionados con la presencia de insectos que segregan melaza (pulgones, cochinillas, etc.), actuando como saprófitos (Johnson et al., 1997; Ploetz et al., 2000; Batzer et al., 2005).
– “Podridos por el pedúnculo”. Están causados por una amplia gama de hongos patógenos que pueden ocasionar importantes pérdidas durante el almacenamiento de la fruta. Según Prusky et al. (2009), los más frecuentes serían Dothiorella dominicana, D. mangiferae, Lasiodiplodia theobromae (Botryodiplodia theobromae), Phomopsis mangiferae y Pestalotiopsis mangiferae, siendo Lasiodiplodia theobromae el patógeno más común y extendido que se asocia a esta enfermedad (Ploetz, 2018). Por otra parte, L. pseudoheobromae, Neofusicoccum parvum, N. mangiferae, Botryosphaeria dothidea y Neoscytalidium hyalinum también presentan una amplia distribución geográfica y afectan al mango de forma significativa.
– Enfermedades ocasionales. Además de las principales enfermedades que afectan a los frutos de mango, existen otras que se han reportado de forma ocasional y que, raramente, producen grandes pérdidas (Snowdon, 1990). Así, Dodd et al. (1997) citan los daños causados por Erwinia spp., Penicillium spp., Macrophoma phaseolina, M. mangiferae, Mucor spp., Guignardia mangiferae, Phytophtora nicotianae var. parasitica y Rhizopus spp. Asimismo, Prusky et al. (2009), también incluyen la fumagina causada por Aspergillus spp.
- Enfermedades de suelo
En el cultivo de mango, las enfermedades de suelo suponen un importancia relativamente menor que las patologías mencionadas en los apartados anteriores, que actúan sobre las hojas, las ramas, las flores y/o los frutos del árbol. Se puede interpretar dicha importancia como relativa porque estas afecciones pueden causar daños muy serios en determinados casos, como sucede a plantones y stocks de vivero, incluso a árboles adultos. Las más significativas pueden ser, según González y Hormaza (2020), las siguientes:
– Enfermedades asociadas a Phytophthora. El hongo Phytophthora palmivora causa enfermedades al mango en distintas zonas del mundo, destacando como síntomas principales: marchitez, podredumbre del cuello, podredumbre radicular y muerte de plantas en vivero en Arizona (EE UU), Filipinas y Tailandia (Kueprakone et al., 1986; Matheron y Matejka, 1988; Tsao et al., 1994); daños en troncos de árboles adultos en Costa de Marfil (Lourd y Keuli, 1975); daños a frutos en Australia, Malasia y África Occidental (Turner, 1960; Cooke, 2007). También, se ha identificado otra especie de Phytophthora en España, muestreada de árboles de mango que presentaban marchitez, clorosis, copas de árbol muy pobres y madera cuarteada (Zea-Bonilla et al., 2007; Prusky et al., 2009).
– Marchitez por Verticillium. Originalmente, fue atribuida a Verticillium albo-atrum, aunque posteriormente se identificó a Verticillium dahliae como el responsable (Prusky et al., 2009). La primera cita de esta enfermedad en mango tuvo lugar en Florida (EE UU) (Marlatt et al., 1970).
– Podredumbre blanca. Esta patología está causada por Rigidoporus lignosus, un basidiomiceto comúnmente encontrado en suelos de los trópicos húmedos de África y Asia (Holliday, 1980). Más recientemente, Rosellinia necatrix fue citada como agente causal de la podredumbre blanca radicular del mango en España (Arjona-Girona y López-Herrera, 2018).
– Podredumbre por Sclerotinia. El agente causal de esta patología es Sclerotium rolfsii, siendo reportada esta enfermedad en lugares como Brasil (Almeida et al., 1979), India (Prakash y Singh, 1976) y Filipinas (Palo, 1933).
– Podredumbre radicular y Damping off. El basidiomiceto Rhizoctonia solani causa podredumbre radicular y damping off en plantas de vivero en India (Prakash y Singh, 1980; Prusky et al., 2009). Asimismo, Pythium vexans puede originar podredumbres radiculares y marchitez en plantas de vivero, estando relacionado con síntomas que responden a marchitez foliar, acompañada de un cambio de color en las hojas, que comienzan por tornarse verde pálido, mostrando después manchas necróticas, así como necrosis en la raíz, que se inicia en las raíces finas y avanza hacia las más gruesas, a la vez que al cuello de la planta (Lim y Khoo, 1985).
Para concluir, es importante destacar, observando el elevado número de organismos fitopatógenos que afectan al cultivo del mango y que provocan enfermedades de distinta índole en diferentes partes del árbol, que el conocimiento, así como el diagnóstico del posible agente causal de las mismas, puede ser crucial a la hora de tomar medidas fitosanitarias lo antes posible. En dicho sentido, el factor de la dispersión mundial de todos estos fitopatógenos y el flujo global de plantas, frutos, semillas, etc. que se produce en la actualidad, son determinantes para que ocurra la colonización de uno o varios de estos enemigos, siendo necesarias acciones como la vigilancia o la investigación, entre otras.
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