[vc_row][vc_column][vc_custom_heading text=»1 Introducción»][vc_column_text]
A menudo, pueden aparecer en un determinado cultivo algunos síntomas que no resultan fáciles de identificar, incluso dar lugar a una cierta confusión, al identificarlo como otro causante del problema. La realidad es que, a veces, esos síntomas no corresponden a los efectos provocados por una plaga o una enfermedad, sino que se trata de alteraciones producidas por diversos factores, principalmente nutricionales, hídricos, climáticos o de manejo. Como hemos dicho, estas manifestaciones nada tienen que ver con ningún patógeno. En este sentido, es importante realizar un diagnóstico acertado, ya que, de lo contrario, podría conducir a tratamientos fitosanitarios innecesarios y erróneos.
[/vc_column_text][/vc_column][/vc_row][vc_row][vc_column width=»1/2″][vc_custom_heading text=»2 Principales fisiopatías del ajo.»][vc_column_text]
Las características ideales de los bulbos de ajo son: un perímetro circular, compacto, de forma globosa, con dientes grandes y en número reducido. Sin embargo, se presentan de manera frecuente determinadas malformaciones que le restan valor comercial. A este respecto, se han identificado dos grupos de las mismas:
- Aquellas asociadas con la emisión de la inflorescencia (primer grupo).
- Aquellas independientes del proceso de elongación del tallo floral (segundo grupo).
Las del primer grupo incluirían las fisiopatías denominadas “ajo pera” y “ajo de dos pisos”, mientras que las del segundo grupo comprenderían “ajo rebrotado”, “ajo macho” y “ajo martillo”. El INIFAP – Zacatecas describe estas anomalías de los bulbos del siguiente modo:
– “Ajo pera” y “Ajo de dos pisos”.
Se caracterizan por la formación de dientes (laterales) en distintos niveles sobre el tallo elongado. Su expresión está asociada a la emisión de la inflorescencia, produciéndose por la elongación de uno o dos de los últimos entrenudos formados antes del correspondiente al escapo. Esta elongación “arrastra” a los dientes más internos, que terminan ubicándose sobre el nivel en el que se asientan los otros dientes.
La causa de estas malformaciones puede tener su origen en algún desequilibrio entre los procesos de floración y bulbificación, una vez iniciados los mismos. Esta pérdida del balance entre ambos procesos podría ser originada, a su vez, por las fluctuaciones de la temperatura.
– “Ajo macho”.
Consiste en un bulbo con una única hoja de reserva que está envuelta por una hoja de protección, una hoja fértil y varias hojas estériles, todas ellas concéntricas. Se produce como consecuencia de no existir un crecimiento de las yemas laterales. Uno de los factores ambientales más consistentemente asociados con esta anomalía es la exposición de los dientes a bajas temperaturas durante periodos prolongados en la fase de pre-plantación.
La baja disponibilidad de agua y nutrientes en el momento de completarse la inducción para la bulbificación puede ser también responsable de este tipo de deformación. Parece probable que las plantaciones tardías de dientes pequeños son más propensas a padecer esta fisiopatía.
– “Ajo martillo”.
Los bulbos afectados son transversalmente alargados, debido al crecimiento desproporcionado de dos dientes más externos y opuestos, posiblemente como resultado de un efecto de dominancia muy marcado de las yemas laterales más externas (las primeras en formarse) sobre las internas. Se relacionan con esta anomalía circunstancias como una siembra en fechas tardías, unas altas variaciones de temperatura al inicio de la primavera o una amplia disponibilidad de agua y nitrógeno, entre otras.
– “Ajo rebrotado”.
La mayoría de las variedades de ajo cultivadas en Zacatecas presentan este fenómeno, que tiene lugar cuando se ha completado la inducción para bulbificar, cuya consecuencia es la cosecha de bulbos abiertos (con gran espacio entre dientes), poco firmes e irregulares.
Por otra parte, los bulbos de tales plantas pierden sus túnicas externas y los dientes periféricos quedan descubiertos. Los dientes en los bulbos de estas plantas no llegan a diferenciarse completamente y algunas túnicas o catáfilas exteriores adquieren una consistencia gruesa por lo que su aspecto es “acebollado” (Macias et al., 2000).
Así, se conoce como “rebrotado”, “ramaleo” o “escobeteado” al crecimiento secundario o a la tendencia que tienen los bulbos a brotar de manera anticipada cuando está próxima su cosecha, perdiendo así su valor comercial.
Las principales causas que provocan el rebrote de ajos son:
- La exposición de la semilla a bajas temperaturas, tanto antes (en el almacenamiento) como después de la siembra (durante el crecimiento vegetativo del cultivo). En este sentido, cuanto más baja sea la temperatura o mayor el tiempo de exposición a ésta durante el almacenamiento, mayor será el número de plantas afectadas. Diversos trabajos de investigación han demostrado que la temperatura de almacenamiento tiene efectos sobre la latencia de los brotes, variando en función de las variedades, siendo recomendable, de forma general, que el ajo almacenado para semilla permanezca entre 14º y 18º C, ya que temperaturas fuera de este rango pueden provocar deformaciones de los bulbos en desarrollo, incluso antes del momento de la cosecha.
Del mismo modo, la temperatura y el fotoperiodo registrados durante las etapas de desarrollo del cultivo también influyen en la aparición de escobeteados. Después de la etapa inicial de la formación de bulbos se requieren temperaturas medias mensuales entre 15º y 25º C, así como días largos (por las horas de luz) para evitar la aparición de estas deformaciones (Portela, 1996; Ávila, 2007). Igualmente, en las fechas de siembra tempranas se podría encontrar un mayor número de plantas expuestas al frío con respecto a las siembras más tardías.
- La aplicación de una fertilización nitrogenada, que provoca un exceso de vigor, responsable de que el follaje de las plantas afectadas toma una apariencia de «escobeta», observándose unas hojas más finas que surgen entre las hojas adultas. Cuando la malformación es grave, la planta se abre completamente. Lipinski y Gaviola (2006), encontraron que la fertilización nitrogenada incrementó la manifestación del escobeteado en todas las variedades de ajo experimentadas respecto del testigo que no recibía ese tipo de fertilización.
- La densidad de siembra, entre otros factores asociados al manejo agronómico del cultivo, también influyen de manera determinante en la aparición de esta anomalía de los bulbos.
Los resultados obtenidos experimentalmente, indican que las siembras tempranas, las dosis altas de nitrógeno y las densidades bajas de plantación, incrementan los daños por escobeteado. La combinación de estos tres factores agudiza el problema (Macias et al., 2000).
Por lo tanto y, de acuerdo con lo expuesto, el efecto provocado por diversos factores que inciden sobre el cultivo de ajo provoca una serie de malformaciones o anomalías en los bulbos. Entre los factores que más influyen podemos destacar: la variedad, el manejo de la semilla previo a la siembra, las temperaturas y el fotoperiodo durante las etapas de desarrollo del cultivo o el vigor de las plantas relacionado con aspectos de manejo como riego, densidad de población y fertilización. La resultante o combinación de algunos de ellos pueden incrementar los resultados.
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