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by Infoagro

La Biotecnología en la Agricultura

05/10/2016
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La biotecnología moderna está compuesta por una variedad de técnicas derivadas de la investigación en biología celular y molecular, las cuales pueden ser utilizadas en cualquier industria que utilice microorganismos o células vegetales y animales. Esta tecnología permite la transformación de la agricultura. También tiene importancia para otras industrias basadas en el carbono, como energía, productos químicos y farmacéuticos y manejo de residuos o desechos. Tiene un enorme impacto potencial, porque la investigación en ciencias biológicas está efectuando avances vertiginosos y los resultados no solamente afectan una amplitud de sectores sino que también facilitan enlace entre ellos. Por ejemplo, resultados exitosos en fermentaciones de desechos agrícolas, podrían afectar tanto la economía del sector energético como la de agroindustria y adicionalmente ejercer un efecto ambiental favorable.

La biotecnología consiste en un gradiente de tecnologías que van desde las técnicas de la biotecnología «tradicional», largamente establecidas y ampliamente conocidas y utilizadas (e.g., fermentación de alimentos, control biológico), hasta la biotecnología moderna, basada en la utilización de las nuevas técnicas del DNA recombinante (llamadas de ingeniería genética), los anticuerpos monoclonales y los nuevos métodos de cultivo de células y tejidos.

APLICACIONES DE LA BIOTECNOLOGÍA AGRARIA

En el campo de la agricultura las aplicaciones de la biotecnología son innumerables. Algunas de las más importantes son:

Resistencia a herbicidas

La resistencia a herbicidas se basa en la transferencia de genes de resistencia a partir de bacterias y algunas especies vegetales, como la petunia. Así se ha conseguido que plantas como la soja sean resistentes al glifosato, a glufosinato en la colza y bromoxinil en algodón.

Así con las variedades de soja, maíz, algodón o canola que las incorporan, el control de malas hierbas se simplifica para el agricultor y mejoran la compatibilidad medioambiental de su actividad, sustituyendo materias activas residuales. Otro aspecto muy importante de estas variedades es que suponen un incentivo para que los agricultores adopten técnicas de agricultura de conservación, donde se sustituyen parcial o totalmente las labores de preparación del suelo. Esta sustitución permite dejar sobre el suelo los rastrojos del cultivo anterior, evitando la erosión, conservando mejor la humedad del suelo y disminuyendo las emisiones de CO2 a la atmósfera. A largo plazo se consigue mejorar la estructura del suelo y aumentar la fertilidad del mismo.

El ejemplo más destacado se ha observado en EEUU y Argentina, donde las autorizaciones de variedades de soja, tolerantes a un herbicida no selectivo y de baja peligrosidad, han tenido una rápida aceptación (14 millones de has en 1999) que ha ido acompañada de un rápido crecimiento de la siembra directa y no laboreo en este cultivo.

Resistencia a plagas y enfermedades

Gracias a la biotecnología ha sido posible obtener cultivos que se autoprotegen en base a la síntesis de proteínas u otras sustancias que tienen carácter insecticida. Este tipo de protección aporta una serie de ventajas muy importantes para el agricultor, consumidores y medio ambiente:

  • Reducción del consumo de insecticidas para el control de plagas.
  • Protección duradera y efectiva en las fases críticas del cultivo.
  • Ahorro de energía en los procesos de fabricación de insecticidas, así como disminución del empleo de envases difícilmente degradables. En consecuencia, hay estimaciones de que en EEUU gracias a esta tecnología hay un ahorro anual de 1 millón de litros de insecticidas (National Center for Food and Agricultural Policy), que además requerirían un importante consumo de recursos naturales para su fabricación, distribución y aplicación
  • Se aumentan las poblaciones de insectos beneficiosos.
  • Se respetan las poblaciones de fauna terrestre.

Este tipo de resistencia se basa en la transferencia a plantas de genes codificadores de las proteínas Bt de la bacteria Bacillus thuringiensis, presente en casi todos los suelos del mundo, que confieren resistencia a insectos, en particular contra lepidópteros, coleópteros y dípteros. Hay que señalar que las proteínas Bt no son tóxicas para los otros organismos. La actividad insecticida de esta bacteria se conoce desde hace más de treinta años. La Bt es una exotoxina que produce la destrucción del tracto digestivo de casi todos los insectos ensayados.

Este gen formador de una toxina bacteriana con una intensa actividad contra insectos se ha incorporado a multitud de cultivos. Destacan variedades de algodón resistentes al gusano de la cápsula, variedades de patata resistentes al escarabajo y de maíz resistentes al taladro.
Los genes Bt son sin duda los más importantes pero se han descubierto otros en otras especies, a veces con efectos muy limitados (en judías silvestres a un gorgojo) y otras con un espectro más amplio de acción como los encontrados en el caupí o en la judía contra el gorgojo común de la judía.

Los casos más avanzados de plantas resistentes a enfermedades son los de resistencias a virus en tabaco, patata, tomate, pimiento, calabacín, soja, papaya, alfalfa y albaricoquero. Existen ensayos avanzados en campo para el control del virus del enrollado de la hoja de la patata, mosaicos de la soja, etc.

Mejora de las propiedades nutritivas y organolépticas

El conocimiento del metabolismo de las plantas permite mejorar e introducir algunas características diferentes. En tomate, por ejemplo, se ha logrado mejorar la textura y la consistencia impidiendo el proceso de maduración, al incorporar un gen que inhibe la formación de pectinasa, enzima que se activa en el curso del envejecimiento del fruto y que produce una degradación de la pared celular y la pérdida de la consistencia del fruto.

En maíz se trabaja en aumentar el contenido en ácido oleico y en incrementar la producción del almidones específicos. En tabaco y soja, se ha conseguido aumentar el contenido en metionina, aminoácido esencial, mejorando así la calidad nutritiva de las especies. El gen transferido procede de una planta silvestre que es abundante en el Amazonas (Bertollatia excelsia) y que posee un alto contenido en éste y otros aminoácidos.

Resistencia a estrés abióticos

Las bacterias Pseudomonas syringae y Erwinia herbicola, cuyos hábitat naturales son las plantas, son en gran parte responsables de los daños de las heladas y el frío en muchos vegetales, al facilitar la producción de cristales de hielo con una proteína que actúa como núcleo de cristalización. La separación del gen implicado permite obtener colonias de estas bacterias que, una vez inoculadas en grandes cantidades en la planta, le confieren una mayor resistencia a las bajas temperaturas.

En cualquier caso, la resistencia a condiciones adversas como frío, heladas, salinidad, etc., es muy difícil de conseguir vía biotecnología, ya que la genética de la resistencia suele ser poligenética, interviniendo múltiples factores.

Otras aplicaciones

  • En el campo de la horticultura se han obtenido variedades coloreadas imposibles de obtener por cruzamiento o hibridación, como el el caso de la rosa de color azul a partir de un gen de petunia y que es el responsable de la síntesis de delfinidinas (pigmento responsable del color azul). En clavel también se ha conseguido insertar genes que colorean esta planta de color violeta.
  • También se ha conseguido mejorar la fijación de nitrógeno por parte de las bacterias fijadoras que viven en simbiosis con las leguminosas. Otra línea de trabajo es la transferencia a cereales de los genes de nitrificación de dichas bacterias, aunque es enormemente compleja al estar implicados muchísimos genes.
  • En colza y tabaco, se ha logrado obtener plantas androestériles gracias a la introducción de un gen quimérico compuesto por dos partes: una que sólo se expresa en el tejido de la antera que rodea los granos de polen y otra que codifica la síntesis de una enzima que destruye el ARN en las células de dicho tejido. Este procedimiento permitirá la obtención de híbridos comerciales con mayor facilidad.
  • En la industria auxiliar a la agricultura destaca la producción de plásticos biodegradables procedentes de plantas en las que se les ha introducido genes codificadores del poli-b-hidroxibutirato, una sal derivada del butírico. Cuando estos genes se expresan en plantas se sabe que de cada 100 gr de planta se puede obtener 1 gr. de plástico biodegradable.
  • Producción de plantas transgénicas productoras de vacunas, como tétanos, malaria en plantas de banana, lechuga, mango, etc.

MECANISMOS QUE REGULAN LA APROBACIÓN Y SEGURIDAD DE LOS CULTIVOS MEJORADOS GENÉTICAMENTE

La novedad de estos avances y las posibilidades que abren han hecho que las administraciones de todo el mundo articulen sus legislaciones bajo el criterio de precaución, que significa que cada una de estas mejoras debe ser evaluada “caso por caso”, y como si se tratara de un nuevo medicamento se autorice o rechace ante la más mínima duda sobre su seguridad. Así, las variedades actualmente autorizadas lo han hecho de acuerdo con las pautas recomendadas por comités de expertos como los de la FAO, Organización Mundial de la Salud y otras instituciones de reconocido prestigio.

En el periodo de aprobación, se evalúan tanto las características que corresponden a la mejora introducida (gen, proteína a la que da lugar, etc.) como el cultivo mejorado en sí (comportamiento agronómico, impacto sobre especies no objetivo, etc.) y tanto desde el punto de vista medioambiental, como en lo que respecta a su seguridad de uso para alimentación humana o para fabricación de piensos. Ninguna de estas evaluaciones es requerida para variedades que se hayan mejorado por otras técnicas, incluyendo aquellas en las que las técnicas son mucho más agresivas con el genoma de la planta e impredecibles en los resultados.

Podemos estar por tanto seguros de que hay una legislación estricta que vela para que ninguna de estas aplicaciones llegue a la fase comercial con posibles daños medioambientales o sanitarios que no compensen su utilidad, y la prueba fehaciente de que esto es así, es que tras cuatro años de comercialización, y cuando se suman millones de has sembradas con estas variedades, no ha habido ni un sólo incidente sanitario.

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Producción integrada de hortícolas

23/01/2019
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Dentro de un ambiente protegido por material plástico tienen cabida productiva multitud de especies vegetales, tales como las correspondientes a las florales, ornamentales, frutícolas y hortícolas. De todas ellas, las últimas son las que tienen una preponderancia manifiesta en Almería, por lo que, de ahora en adelante, haré referencia en exclusiva a ellas.

Durante el ciclo productivo de cualquiera de las especies hortícolas se producen agresiones de mayor o menor entidad a nuestro entorno, causadas por el uso y en ocasiones por el abuso de posibles agentes contaminantes, en especial de los productos químicos utilizados principalmente del tipo de los fitosanitarios y fertilizantes. Como el impulso a nivel mundial de las nuevas concepciones productivas respetuosas con el ambiente han tenido su origen y principio en la necesidad de reducir los tratamientos fitosanitarios, y ha sido precisamente la Sanidad Vegetal la que ha estado y está profundizando más en estos temas es por lo que mi exposición pondrá un mayor énfasis en los problemas derivados de la Protección Fitosanitaria.

Como es bien sabido esta agricultura bajo cubierta plástica necesita para su arranque productivo de una fuerte inversión inicial en instalaciones, para posteriormente encarar unos gastos corrientes de cultivo muy elevados. Estos elevados costes productivos modelan el pensamiento y la actuación de los empresarios agrícolas, de tal forma que su proceder se dirige a reducir al máximo la incertidumbre sobre el futuro de su plantación. Esto se traduce en que cualquier innovación técnica, que suponga una alternativa a alguna ya existente, no se acepta si previamente no se demuestra que mejora, o al menos iguala, el grado de incertidumbre anterior; acompañado además todo ello de una constatación visible y hasta palpable del éxito inmediato que la aplicación de tal técnica supone. Si esta prueba se supera, y como colofón además las producciones aumentan, la nueva técnica tendrá asegurada su rápido establecimiento.

El empresario para mantener un compromiso de producción y de calidad con sus compradores se ve obligado, por la misma complejidad del proceso productivo, a contratar en la mayoría de las ocasiones los servicios de profesionales agrícolas, a los que exige que cumpla con el objetivo que el mismo se ha marcado y que ya he comentado en el párrafo anterior. Como es lógico estos profesionales, que yo denominaría enciclopédicos por sus conocimientos genéricos, abordan el manejo del cultivo desde una perspectiva de salvaguarda, al precio que sea, de la plantación, sin plantearse una gestión óptima de los recursos con que cuenta la explotación.

No obstante, en los últimos años este panorama está empezando a cambiar, debido a la presión social dirigida hacia el mantenimiento de un entorno que esté limpio y libre de contaminaciones generadas por las actividades humanas. Esta presión se ha trasladado también a los mercados agrarios de destino que comienzan a exigir unos artículos que hayan sido producidos de acuerdo con unas normas mínimas que garanticen la conservación de los recursos y del entorno, y que además no contengan materias que sean nocivas para la salud. Estos movimientos están originando que otras concepciones en el manejo de los cultivos estén tomando cuerpo en la actualidad, y que en particular en lo que concierne a la protección fitosanitaria, tradicional usuaria de productos químicos, también se estén formalizando nuevos modos de practicarla.

CALENDARIO DE TRATAMIENTOS.

Este es el sistema típico utilizado por los profesionales «enciclopédicos» y que, a costa de un mayor número de tratamientos que el necesario, ofrece garantías de mantener las plantaciones con niveles mínimos, en especial de plagas, lo que siempre es un motivo de seguridad para el agricultor. El profesional para ejercer con eficacia su papel únicamente necesita distinguir las principales plagas y enfermedades que afectan a los cultivos, conocer de forma aproximada cuando se produce su aparición y poseer una lista de los productos químicos más adecuados para luchar contra ellas, con detalle de las fases fenológicas de los cultivos en las que pueden ser utilizados, con el fin de evitar los posibles riesgos de presencia de residuos de materias activas en los productos. Con este simple bagaje de conocimientos, y a la vista de la presencia, o de la predecible presencia, de agentes fitoparasitarios procede a la confección semanal, o decenal como máximo, de una receta con los ingredientes que considera más idóneos en cada período.

Si apareciesen otros agentes no conocidos atacando a la plantación, el profesional rápidamente recoge la correspondiente muestra y la traslada a un centro oficial para que sea identificada y se le dé la solución más apropiada para combatirla.

Este sistema ha sido plenamente aceptado por el Sector y cuenta con el beneplácito total del empresario agrícola, que de esta forma comprueba como una de sus posibles vías de incertidumbre, a la que antes me referí, desaparece casi por completo. Su razonamiento para obrar de esta forma es claro y contundente, el coste de uno o más tratamientos repercute de forma mínima en el total de sus costes, pero en cambio sí le puede asegurar la cosecha futura, o lo que es lo mismo la inversión y los gastos generados. Además con este sistema se ha producido un número ínfimo de rechazos en destino a causa de residuos de fitosanitarios, con lo cual aún se abona más su utilización.

Esta situación, de no variar -como actualmente empieza a suceder- las condiciones y exigencias del mercado, es claramente contraria a la introducción de otras técnicas alternativas, que de entrada para el agricultor le supondrían un incremento en su estado de incertidumbre, circunstancia ésta que él no está dispuesto a aceptar. Por este motivo en los cultivos hortícolas protegidos no se ha dado aún el caldo de cultivo necesario para que otros sistemas más racionales y más respetuosos con el medio ambiente encuentren una buena acogida.

Este sistema se utiliza como arma arrojadiza por los países competidores de la Europa central contra los productos de Almería concretamente, y siempre lo comparan con los sistemas, con preponderancia los de tipo biológico, que ellos utilizan en sus invernaderos y en sus condiciones climáticas, que en invierno se convierten en el biocida por excelencia y más erradicante conocido, y que por esas circunstancias pueden permitirse ese tipo de actuación sin coste añadido alguno. En cambio, en nuestras condiciones, que no son sólo el paraíso del turismo sino también por desgracia el de las plagas y enfermedades, el uso único de esos sistemas serían un rotundo fracaso.

Aunque los tratamientos en estos recintos, más o menos herméticos, presentan una contaminación atmosférica menor que los realizados a cielo abierto, es evidente que el aplicador tiene una exposición superior en estos casos a las materias activas utilizadas y que por lo tanto será más probable una intoxicación si no se adoptan las medidas preventivas adecuadas. Por otra parte como siempre se prefiere un mayor gasto de caldo que el que sería estrictamente necesario se corre el riesgo de un excesivo goteo de líquido desde las plantas al suelo con su consiguiente contaminación y en ciertos casos con el transporte a capas más profundas, pudiendo llegar incluso hasta la capa freática.

BUENAS PRÁCTICAS AGRÍCOLAS. GUÍA DE PROTECCIÓN FITOSANITARIA.

Cualquier paso adelante que se pretenda dar en la racionalización de la protección fitosanitaria pasa obligatoriamente por una adecuación de los conocimientos y mentalidad de agricultor y de profesional. El primero de ellos debe comprender que una cierta población de una determinada plaga no producirá mermas en la producción y que por consiguiente no es motivo para que se extremen las medidas de control. El profesional por su parte ha de convertirse progresivamente en un profesional especializado en protección fitosanitaria, lo cual implica que sus fundamentos tanto biológicos, en especial los referentes a la fauna auxiliar como a los comportamientos de plagas y de enfermedades, como ecológicos deben afianzarse, para que comprenda y ponga en práctica otros remedios de más contenido técnico y científico que los utilizados hasta el momento. Esta tarea formativa no es sencilla y en la realidad encuentra numerosos inconvenientes y trabas.

Si se logra dar un primer paso en ese sentido, el profesional debe contar con alguna herramienta que le dirija en la aplicación de esa mejora cuando realice sus observaciones y dé las oportunas recomendaciones en campo. Con ese fin se han elaborado unas guías de protección fitosanitaria de los principales cultivos de la zona con las que a partir de unas observaciones meramente cualitativas en la plantación, el profesional puede adoptar la medida que mejor responda al problema o problemas detectados.

Este modo de actuar se encuadra dentro un amplio plan pluridisciplinar que recibe el nombre de Buenas Prácticas Agrícolas y que incluye otras medidas, entre ellas las de fertirriego, que tienden a mejorar la utilización y gestión de los recursos, con el objetivo último de preservar nuestro entorno. Con ese conjunto de medidas, de un carácter marcadamente orientativo, se tiene la intención de que en el Sector se opere un progresivo cambio de mentalización, que le permita adoptar posteriormente otros avances con un mayor grado de sofistificación.

PROTECCIÓN INTEGRADA

Un paso posterior, aunque según las circunstancias y en ciertos casos puntuales puede ser el primero que se dé, lo ofrece este tipo de protección. En este caso, el profesional se ha de convertir en un especialista de Protección Fitosanitaria, con no tan sólo conocimientos profundos biológicos de las plagas y enfermedades de los cultivos, sino también con unos fundamentos ecológico-matemáticos suficientes que le permitan comprender y poner en práctica el proceso final de la toma de decisiones.

Actualmente los términos Lucha Integrada, Control Integrado, MIP (Manejo Integrado de Plagas), IPM (Integrated Pest Management), Defensa Integrada, Protección Integrada y algunos otros más que de forma periódica aparecen, son denominaciones sinónimas que intentan caracterizar un sistema de protección fitosanitaria basado en el conocimiento cuantitativo, cuanto más perfecto mejor, del sistema agrario sobre el que se actúa y, en particular, en el de los fitófagos y en el de sus interrelaciones con el medio (físico y biológico). Este conocimiento será, en definitiva, el que suministre las claves para actuar de forma óptima cuando intentemos, no sólo reducir los efectos perjudiciales producidos por los fitoparásitos, sino además mantener el medio sin desequilibrios ni alteraciones que, a menudo, son difícilmente subsanables.

Con este sistema de defensa se pretende optimizar la gestión de los recursos que tiene a su disposición la explotación para su protección fitosanitaria, con el objetivo último de mantener su rentabilidad, o superarla, y de reducir, vuelvo a insistir, a cotas mínimas el impacto medioambiental y los residuos químicos sobre los frutos. De los recursos comentados destacan por su importancia dentro de los biológicos, la fauna beneficiosa tanto autóctona como importada, las variedades resistentes o tolerantes a los fitoparásitos y los insecticidas bioracionales. Dentro de los abióticos son dignos de mención todos aquéllos que mejoran las condiciones medioambientales dentro del invernadero y los que evitan, de forma mecánica, la propagación de los fitoparásitos, y sin olvidar, claro está, los productos químicos convencionales.

Este es el espíritu que impregna a este sistema de protección, y en cultivos como manzano, alfalfa, algodón y soja está en funcionamiento desde hace años. En hortícolas bajo plástico, cuando en Almería a principios de los noventa se encaró la investigación inicial de este sistema, los avances eran mínimos a nivel mundial, y hasta aquellos momentos nos habíamos conformado, ya fuera con efectuar, u oir, declaraciones de buenas intenciones, o con realizar investigaciones sobre algunos fitófagos aislados, en especial artrópodos, o con aplicar estos conocimientos junto con el uso de medios biológicos (introducción de fauna beneficiosa) y físicos como una primera aproximación a la Protección Integrada, pero sin que se hubiera logrado enfocar y estudiar de forma conjunta al complejo fitoparasitario y al medio en el cual se haya inmerso.

El equipo investigador de Almería, antes de comenzar estos estudios, era consciente de la dificultad que entrañaba poner a disposición del Sector un producto que, tras recibir las correspondientes bendiciones científico-técnicas, permitiera al agricultor la aplicación, con el menor coste añadido posible, de este sistema de protección fitosanitaria. De antemano se sabía que, por desgracia, muy poco se había hecho en el campo de la aplicación comercial de la Protección Integrada en estos cultivos hortícolas. Para afirmar esto, claro está, tomábamos como referencia las coordenadas en las que nosotros encuadramos este sistema, que no son otras que las de adoptar, como unidad de trabajo, la plantación y, tras la observación metódica y periódica de su complejo fitoparasitario (artrópodos y patógenos), de su situación fenológica y de las condiciones medioambientales de la parcela, adquirir una serie temporal de datos, representativos de todos y cada uno de los agentes nocivos, que una vez analizada y, de acuerdo con unos criterios objetivos previamente estudiados y establecidos, nos permitiera adoptar, en cada momento, las medidas más convenientes para impedir o frenar el efecto de los fitófagos. Esto en última instancia se convierte en la gestión óptima, ya comentada, de los recursos disponibles, de tal modo que esta gestión conduzca al mínimo impacto medioambiental y al mínimo de residuos; manteniéndose, o incluso superándose, la rentabilidad que la explotación tenía.

Como acabo de comentar, la realidad con que nos encontrábamos al inicio era bastante desoladora. Salvo algún artrópodo, el resto de los fitoparásitos eran unos perfectos desconocidos desde los puntos de vista cruciales para desarrollar correctamente la Protección Integrada. Así, no existía documentación epidemiológica de carácter cuantitativo de la mayoría de los patógenos, que pudiera encauzar nuestro estudio previo de la progresión y propagación de las enfermedades producidas por ellos. No existían estudios sobre medidas de las poblaciones a través de parámetros eficientes de rápida identificación y observación, lo que siempre facilitaría la recogida de información sobre las poblaciones de los fitófagos o de sus efectos. Tampoco existían diseños muestrales, acordes con las posibilidades económicas de los agricultores, que posibilitaran la estimación de esos parámetros de una forma rápida, sencilla y fiable. De este modo, se podrían seguir enumerando deficiencias de todo tipo que hacían presagiar un esfuerzo notable para alcanzar el fin propuesto.

Todo esto que, si se estudiaba independientemente para cada uno de los fitófagos, podría suponer años y años de investigación y esfuerzo, para finalmente no conducir a resultados prácticos aplicables, ya que normalmente la propia dinámica del Sector los hubiese dejado obsoletos antes de su obtención, nos indujo a afrontar directamente, sin pasos previos, en toda su extensión y complejidad el estudio de la Protección Integrada, que inicialmente se dirigió hacia el tomate.

El estudio de la Protección Integrada en tomate tuvo una duración de cuatro años y durante ellos se observaron semanalmente un total de 30 parcelas. La magna información que se generó nos permitió abordar la predicción. Para ello con el conjunto de los datos se desarrollaron, para los más importantes fitófagos, modelos simples de regresión lineal múltiple, con los que se podía predecir con total fiabilidad, como en años posteriores se confirmó, la incidencia que habría una o dos semanas después de la de observación. Con los patógenos más importantes además se procedió establecer el método de predicción de la semana de aparición de una determinada intensidad de ataque previamente designada.

Con todo esto y con el análisis minucioso de los datos de cada agente se procedió a establecer un plan de Protección Integrada, que fue sometido a comprobación durante los dos años siguientes. Después de efectuar las correcciones que se creyeron más convenientes, se desarrolló una aplicación informática para la toma de decisiones y todo ello quedó recogido en una normativa.

Actualmente es el único que de una forma objetiva, basada en procedimientos científicos, puede determinar el cuándo y el cómo de la aplicación de las medidas fitosanitarias, y el único con el que se consigue la máxima reducción de tratamientos, y en consecuencia con el que se respeta al máximo nuestro entorno y con el que se reducen al mínimo los residuos. El inconveniente del sistema estriba en que es necesaria la presencia de un técnico que realice las observaciones, e introduzca los datos en la aplicación informática. Este técnico supone un coste que, en el caso de las hortícolas bajo plástico, es alto como consecuencia de la obligación de observar independientemente cada parcela, puesto que las recomendaciones han de ser específicas para cada uno de ellos. El número máximo que un técnico puede observar varía de veinte a veinticinco, dependiendo principalmente del tiempo que tarde en desplazarse de uno a otro. Esta cifra supone una superficie aproximada de 10 a 15 Ha, que indudablemente es baja, pero que en las actuales circunstancias es prácticamente imposible de superar.

Este coste adicional es actualmente un freno a la expansión de la Protección Integrada; aunque, bien mirado, en estas primeras fases es preferible crear un germen suficientemente consolidado de pocos, pero ilusionados, agricultores a partir de los cuales se impulse posteriormente el lanzamiento definitivo de este sistema de protección. Este es nuestro enfoque, y esperamos que gracias a él podamos algún día lograr que la lucha contra las plagas y enfermedades en los cultivos hortícolas bajo plástico se efectúe bajo el lema prioritario de la Protección Integrada. Ya en estos momentos están a punto de aparecer los programas y las respectivas normativas para calabacín, melón y sandía.

PRODUCCIÓN INTEGRADA

Un último paso al que actualmente se tiende es al de aunar todo el proceso productivo dentro de un ámbito de respeto pleno a los recursos y al entorno, en el que las tomas de decisiones sobre cualquier tema se adopten con criterios basados en estudios científicos previos, y que no queden sometidas al subjetivismo del profesional. Como es lógico, una pieza clave en esta estructura, conocida ya de antiguo como Producción Integrada, es el tipo de Protección Integrada sin olvidar tampoco la correcta gestión del fertirriego. En esta faceta confluyen dos elementos muy importantes, agua y fertilizantes. El primero porque es un bien escaso y de su correcto uso y consumo dependerá en buena parte que los elementos más solubles se incorporen a las aguas subálveas contaminándolas. El segundo, los fertilizantes, porque un excesivo aporte no implica mayores producciones, sino que por contra acarrea problemas en suelo, planta y con la acumulación de determinados componentes químicos nocivos en las plantas.

Alcanzar el objetivo de la Producción Integrada será difícil porque se tendrán que conjugar los intereses particulares de multitud de disciplinas, y esto por desgracia no es sencillo; pero esperemos que la presión social sea lo suficientemente fuerte como para obligar a todos los agentes interesados a avanzar en este sentido.

Internacionalización, producción y postcosecha, logística, inocuidad y responsabilidad social, principales ejes de II Congreso Internacional del Mango

12/07/2019
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El II Congreso Internacional del Mango, organizado por la Asociación de Exportadores de Mangos de México (EMEX), que se celebrará desde el 20 al 22 del próximo mes de noviembre en Puerto Vallarta (México), abarcará una temática muy amplia de importantes capítulos como son la internacionalización, la producción y postcosecha, la logística e inocuidad, la responsabilidad social, las normas de calidad, etcétera.

Según ha explicado el Presidente de EMEX, Francisco Villegas, “en esta segunda edición, nuestro Congreso tiene una gran proyección internacional, contando con ponentes de Estados Unidos, Australia, China, Holanda, Israel, España, Chile, Perú, México, etcétera. Vamos a abordar temáticas muy interesantes en la industria del mango como es la sesión destinada al panorama del mango en los mercados internacionales, a lo que tenemos que añadir también un apartado destinado a las variedades del mango en el mundo, así como también opciones de logística o tecnología y mecanización en la industria del mango”.

Además, el máximo responsable de EMEX también ha comentado que “vamos a abordar otras sesiones de enorme importancia para nuestro sector como son las tendencias tecnológicas para la toma de decisiones en el sector del mango, así como organización y competitividad para lograr éxito en los mercados internacionales. Para todo ello, contamos con grandes ponentes, siendo algunos de ellos, el Dr. Ping Lu / Chairperson at Mango Working Group International Society for Horticultural Science (ISHS) / Australia; Mtro. Jorge Iván Pérez López / Director General Worldwide Trade Missions / Mexico-China; el Lic. Arturo Jessel / Greenberg Traurig, LLP / Washington, D.C, USA o Mtro. Eelke Westra / Universidad de Wageningen / Wageningen, de Holabda”.

Segunda Edición Premios Internacionales La Voz del Campo

Asimismo, Francisco Villegas apunta que “el jueves 21 de noviembre dentro del marco de nuestro Congreso se llevará a cabo la celebración de la Segunda Edición de los Premios Internacionales “La Voz del Campo”, que reconocerán a tres personas o entidades, que han destacado por su amor pasión al campo mexicano”.

Para ampliar información, pueden dirigirse a la página web: https://www.mangoemex.com/congreso

MAYOR INFORMACIÓN
Francisco Seva Rivadulla
Director Comunicación EMEX
+34 (653) 85 31 14

1 Comment
    Delimitación del tema y plan de investigación | angie says:
    mayo 13th 2018, 9:51 pm

    […] http://infoagro.com/mexico/la-biotecnologia-en-la-agricultura/  […]

Comments are closed.

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