
La tierra contiene vida, y son, precisamente, los organismos que en ella habitan los que hacen posible su fertilidad natural. Entre ellos existe un tipo de hongo formador de “micorrizas” que envuelve las raíces de las plantas y las penetra de forma intracelular para formar un sistema de interconexión subterránea entre las raíces de la misma o de diferente especie de planta.
Esta red permite, bajo ciertas condiciones, un libre flujo de nutrimentos hacia las plantas hospederas y entre las raíces de las plantas interconectadas, así es como la micorriza establece una gran unión bajo el suelo entre plantas y ofrece a la planta hospedera y al ecosistema, diferentes beneficios en términos de sobrevivencia y funcionamiento.
Este sistema natural de fertilización está siendo replicado por la agroecología que intenta imitar al máximo los ciclos naturales del propio ecosistema conservando la diversidad microbiana de los suelos que es fuente de equilibrio, salud y productividad para ellos.
Entre los beneficios que aporta a la agricultura el empleo de micorrizas cultivadas para su uso como biofertilizante, encontramos las siguientes:
- En el ámbito agrícola y/o forestal, las plantas se vuelven más resistentes ante la falta de agua, de nutrimentos y al ataque de plagas.
- La planta mejora en la absorción de nutrientes.
- Reduce la degradación del agroecosistema.
- Las micorrizas son una alternativa sustentable al uso de fertilizantes químicos.
- Reduce los costos por empleo de fertilizantes químicos.
El INIFAP ha investigado el uso de micorrizas como biofertilizante en plantas de maíz, en él sugiere que el uso de microorganismos benéficos o “biofertilizantes microbianos” son una opción para que el productor pueda mejorar la nutrición de sus cultivos, reducir los costos de producción y disminuir la contaminación en suelos y mantos freáticos por el uso de fertilizantes químicos.
Las micorrizas se suman a las acciones sustentables que se emplean en el sector productor de alimentos para fortalecerlo y consolidarlo.
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AGROTECNOLOGÍA PARA UN CAMPO MAS PRODUCTIVO.
Como en todas las áreas, en la agricultura la tecnología tiene un papel de suma importancia en cuanto a la optimización de campo se refiere ya que esta se debe adaptar a la innovación tecnológica para mejorar sus procesos y así obtener mayores rendimientos en un cultivo.
¿Qué es la agrotecnología?
La agrotecnología es la tecnología aplicada a la agricultura. Brinda los métodos y la maquinaria adecuada para optimizar la producción, enfocándose en los procesos utilizados en el sector para eficientizar el uso de los recursos y ayudar al agricultor en sus actividades.
El proceso y desarrollo de la tecnología en la agricultura son de suma importancia, ya que este sector es el encargado de alimentar al mundo. Se debe dar seguridad alimentaria para los países de todo el mundo, pues enfrentan problemas de gran impacto como cambios climáticos, escasez de agua, aumento de población y empobrecimiento de esta.
Existen diferentes tipos de tecnología aplicadas al sector agrícola entre las que destacan:
- Agroquímicos: creación, desarrollo y uso de fertilizantes, nutrientes, plaguicidas y procedimientos fitosanitarios.
- Mecánica: maquinarias como sembradoras, surcadoras, fumigadoras, tractores, recolectores y todas aquellas que facilitan la vida del agricultor.
- Biológica: creación de semillas, fertilizantes, nutrientes y plaguicidas a partir de modificaciones celulares.
- Informática: herramienta que utiliza plataformas y aplicaciones digitales para administrar y monitorear los procesos de cultivo.
- Robótica: maquinaria especializada que se apoya del software agrícola para trabajar con agricultura de precisión. Los satélites y drones generan información (big data) que es analizada para llevar a cabo procesos de fertilización, cosecha o siembra a distancia por robots ‘inteligentes’.
Tecnología en la agricultura de precisión
La agricultura de precisión brinda un aumento y una notable mejoría al rendimiento del cultivo, como lo pueden ser los fertilizantes y los pesticidas, además de optimizar los recursos económicos.
La tecnología de igual forma se ha adaptado a la agricultura de precisión a modo de desarrollar procesos agrícolas más eficientes, innovadores y seguros, a través de la creación de mapas de productividad acorde a las condiciones agroclimáticas del campo tales como los elementos climatológicos como la humedad, el tipo de suelo y todas las condiciones que la localización geográfica conlleva, varían en la implementación de las nuevas tecnologías, al igual que el cultivo.
Beneficios de la tecnología en la agricultura
Hoy en día existen algunas tecnologías benéficas en la agricultura de precisión como:
- Sistemas de posicionamiento: son importantes para el tráfico agrícola, puesto que brindan información y ubicación en tiempo real, permitiendo crear mejores rutas.
- Tecnologías de tasa variable: Vitales para mejorar el uso de recursos, estas innovaciones se refieren a elementos necesarios para el campo.
- Sensores remotos: son los encargados de capturar datos del cultivo, suelo, humedad, precipitaciones, crecimiento de las plantas, infestación de plagas y fertilizantes por medio de redes inalámbricas como Wi-Fi y Bluetooth.
- Sistemas de recomendación aplicados a cosechas: dichos sistemas muestran mapas de rendimiento y mapas de productividad de los cultivos basados en información de cosechas pasadas, lo que mejora la gestión de los cultivos.
- Aeronaves pilotadas remotamente: mejor conocidos como drones, ofrecen soluciones modernas y económicas en el ámbito de obtención de imágenes en zonas de difícil acceso y monitoreo del cultivo.
Todas estas estrategias tienen como principal objetivo el optimizar los recursos y aumentar la calidad y los rendimientos del cultivo.
Tecnologías para optimizar los recursos en el sector agrícola
Uno de los principales problemas del sector agrícola es el aumento de gastos en cuanto a recursos, tiempo y dinero, no obstante gracias a la implementación de la tecnología, esto ha ido cambiando en los últimos años gracias a la tecnología.
La ciencia y tecnología están jugando un papel importante en el campo, gracias a su aumento en la productividad y ahorro de tiempo. Existen distintas formas de simplificar y optimizar la producción y los recursos de tu campo:
Software de gestión: estos programas monitorean y procesan fuertes cantidades de información por medio de distintas aplicaciones digitales para que el agrónomo mejore en su toma de decisiones.
Robótica: el uso de estas máquinas, brinda al agricultor un mayor rendimiento y exactitud en su producción, permitiendo reducir costos, recursos y mano de obra.
Tractores inteligentes: esta herramienta permite al agricultor, por medio de cualquier dispositivo móvil con acceso a internet, ordenar y programar tareas para que éste trabaje posteriormente de manera autónoma.
ECommerce agroalimentario: a través de empresas y start-ups, se generan portales virtuales de venta, en donde las cadenas de distribución, conectan directamente a los agricultores con el consumidor final.
Agricultura sostenible: pensando en el medioambiente, por medio de un manejo integrado de plagas y del uso de semillas especializadas.
El nacimiento de una nueva era
El uso de máquinas y herramientas para trabajar el campo tiene una larga tradición, la cual se conoce como agricultura tradicional. Sin embargo, lo que estamos observando pasar en este siglo es la evolución y perfección de las mismas para optimizar recursos de la mano con la tecnología se le conoce como agricultura moderna.
Las soluciones a los problemas más comunes entre los agricultores es no retrasar en tiempo y forma las actividades ejecutadas en el campo, pero sobre todo, incrementar el rendimiento sin causar algún daño ambiental con instrumentos que les permitan:
- Detectar el momento ideal para cosechar sin dañar el cultivo
- Conocer el estado del cultivo por medio de sensores o drones
- Obtener información sobre la temperatura y humedad del suelo y los cultivos
Con esta información, los agricultores pueden decidir con mayor facilidad la cantidad de fertilizante que aplicarán para prevenir plagas y enfermedades y lidiar con malezas de difícil trato, logrando así un uso eficiente del riego obteniendo los rendimientos más altos.
Ejemplos de tecnología agrícola
La tecnología aplicada al campo no es algo nuevo, ya que desde 1998 los agricultores han utilizado robots para ordeñar a su ganado y en el caso del sector agrícola, hoy se pueden encontrar drones, robots especializados en recolección, aplicaciones y cuadernos digitales entre muchas otras cosas.
Desde hace más de 25 años, la investigación de la tecnología en la agricultura no se ha detenido, por esto ha alcanzado grandes logros, sobre todo en la vinculación con las Tecnologías de la Información y Comunicaciones (TICs). Es por eso que, de acuerdo con la International Federation of Robotics, los robots de servicios profesionales para el campo se encuentran en el segundo puesto en número de ventas, sólo debajo de las aplicaciones para defensa y seguridad.
De acuerdo con este estudio, las aplicaciones más avanzadas se encuentran en robots que:
- Monitorean el desarrollo de los cultivos
- Controlan la luminosidad y temperatura dentro de los invernaderos
- Siembran y/o cosechan automáticamente
Gracias a estas aplicaciones, se ha incrementado la eficiencia de la mano de obra y han bajado los accidentes laborales, pues los robots son máquinas que se mueven por ambientes hostiles, peligrosos y poco accesibles para las personas. Además, tienen la capacidad de transportar materiales peligrosos y de obtener información que puede procesarse para un posterior análisis de los terrenos.
Con esto, los robots no quitan del campo a las personas, sino que toman su lugar en tareas complicadas, creando al mismo tiempo nuevos puestos de trabajo en la agricultura moderna.
Sensores
Internet of Things (IoT) es un concepto que emerge del Big Data para conectar al internet con objetos que no son digitales, como los sensores o robots que permitan procesar la información y controlarla a distancia.
Los sensores desarrollan procesos de análisis y monitoreo de la información recabada, de igual forma verifican los niveles del agua, humedad y prevención de plagas.
La implementación de la tecnología en el sector agrícola no es algo nuevo, desde hace algún tiempo distintas empresas han iniciado con estas prácticas y han obtenido ventajas. En la agricultura de precisión proporcionan información específica y concreta para la mejor toma de decisiones a partir de los datos recopilados.
Una agricultura más inteligente
Según una encuesta de la USFRA, 56% de los consumidores espera que los agricultores usen nuevas tecnologías e innovaciones para proteger el medioambiente.
En el sector agrícola de Estados Unidos utilizan cada vez más sensores de humedad, drones, riego inteligente, mapeo del contorno del terreno, conducción autónoma y tractores habilitados con GPS para producir alimentos. Trabajando con una combinación de datos, matemáticos, hardware, software y análisis para mejorar sus prácticas.
Gracias a estas opciones tecnológicas los productores han logrado optimizar el rendimiento y han aumentado la producción y el aprovechamiento de sus recursos. Todo con el objetivo de promover un desarrollo sostenible y exitoso.

10 Mitos sobre la agricultura
La mayoría de nosotros no pasamos nuestros días arando campos o lidiando con el ganado. Somos parte del 99 por ciento de los estadounidenses que comen comida, pero no la producen. Debido a nuestra relación íntima con la comida, y porque es tan importante para nuestra salud y el medio ambiente, la gente debería estar muy preocupada por cómo se produce. Pero no siempre lo tenemos claro. La próxima vez que estés en el supermercado, considera estos 10 mitos modernos sobre la ocupación más antigua.
1. La mayoría de las granjas son propiedad de corporaciones
Este mito es probablemente el más omnipresente de la lista. También es el más alejado de la realidad. Casi el 99 por ciento de las granjas de Estados Unidos son de propiedad familiar. La gran mayoría de éstas son pequeñas granjas familiares, pero la mayor parte de nuestra comida proviene de grandes granjas familiares.
2. La comida es cara
Los estadounidenses gastan un porcentaje considerablemente menor de sus ingresos en alimentos de lo que gastaban en la década de 1960. El gasto de alimentos de los estadounidenses está entre los menores valores a nivel global como porcentaje de sus ingresos. Gastamos menos de nuestro dinero en comida que la gente en muchas otras naciones desarrolladas.
Entre el 10 y 20 por ciento del costo de los alimentos llega realmente al agricultor. Eso significa que cuando los precios de los productos básicos suben o bajan, los costos de los alimentos se mantienen relativamente constantes, amortiguando para los consumidores los picos en sus facturas de comestibles.
Eso no quiere decir que para algunos hogares estadounidenses los alimentos no sean de difícil costeo, y los expertos en nutrición y obesidad se preocupan por el costo relativamente alto de los alimentos ricos en nutrientes versus los densos en calorías.
3. La agricultura es tradicional y de baja tecnología
Los automóviles auto dirigidos están todavía fuera del alcance de los consumidores, pero algunos tractores se han estado manejando a sí mismos en las granjas durante años. Y conducir tractores no es el único papel que el GPS (sistema de posicionamiento global) juega en una granja. Los agricultores recolectan datos geoespaciales para monitorear variaciones a través de un campo en el tipo de suelo, el uso de agua y nutrientes, la temperatura, el rendimiento de los cultivos y más. El agricultor promedio en la Red de Negocios de los Agricultores, una plataforma similar a la de los medios sociales para analítica de la finca, recoge alrededor de cuatro millones de puntos de datos cada año. La inteligencia artificial ayuda a ordenar todos estos datos y maximizar el rendimiento dentro de un campo.
Las semillas que plantan los agricultores también son cuidadosamente elaboradas por años de investigación de vanguardia para maximizar el rendimiento y la eficiencia. La secuenciación de genes y los marcadores moleculares ayudan a rastrear los mejores rasgos al momento de criar nuevos cultivos. Los mutágenos químicos y la radiación aceleran la evolución mediante la introducción de nuevas mutaciones. Y la ingeniería genética permite a los científicos mover genes entre especies o desactivar los genes de características indeseables.
Las granjas orgánicas no son necesariamente de menos alta tecnología. A excepción de la ingeniería genética, todas las tecnologías anteriores mejoran los rendimientos en muchas granjas orgánicas certificadas por el USDA (Departamento de Agricultura de los Estados Unidos).
Con toda esta tecnología entrando en las granjas modernas, la demanda de trabajadores calificados en el sector agrícola también está aumentando. En 2015, el Departamento de Agricultura de los Estados Unidos informó que los empleos en los sectores de la alimentación y la agricultura superan en número a los títulos otorgados en esos campos por casi dos a uno. De esas oportunidades de trabajo, el 27 por ciento está en ciencia, tecnología, ingeniería o matemáticas.
Es por eso que yo me cambié de una carrera enfocada hacia la medicina por la biología vegetal en mis estudios para mi doctorado. Yo me crie en una comunidad de granjas y estancias en las llanuras secas del este de Colorado. Allí, los márgenes estrechos impiden que muchos granjeros inviertan en las tecnologías más nuevas, así que yo quise ayudar a hacer mejores semillas más asequibles.
4. Un plaguicida es un plaguicida
Plaguicida es un término genérico para una gama de compuestos. Diferentes clases apuntan a ciertos tipos de plagas: herbicidas para malezas, fungicidas para hongos, insecticidas para insectos, rodenticidas para roedores. Algunos matan muy específicamente. Por ejemplo, ciertos herbicidas afectan solamente a las plantas de hoja ancha, pero no a las gramíneas. Otros cruzan categorías, como ciertos insecticidas que también pueden dañar animales más grandes en dosis altas.
Los plaguicidas combaten insectos y malezas en campos orgánicos y convencionales. La diferencia es que los pesticidas orgánicos no pueden ser sintetizados artificialmente. Esto no significa necesariamente que sean menos tóxicos. La toxicidad depende del compuesto específico y la exposición de una persona a ese compuesto. Algunos pesticidas, especialmente los más viejos, son tóxicos en niveles relativamente bajos. Otros son seguros incluso a dosis muy altas. Los plaguicidas también difieren en la rapidez con que se descomponen en el medio ambiente.
Diferentes regulaciones se aplican a diferentes pesticidas. Para comprar algunos productos químicos agrícolas se requieren permisos, y muchos granjeros llaman a consultores de los cultivos para diagnosticar problemas en un campo y prescribir el tratamiento apropiado.
5. Los agricultores orgánicos y los agricultores convencionales no se llevan bien
Las fincas adyacentes tienen que cooperar independientemente de cómo manejan sus cultivos. Por ejemplo, los herbicidas potencialmente dañinos aplicados a un campo pueden derivar hacia los cultivos de un vecino. Las malezas o los insectos mal manejados también pueden propagarse de un campo a otro.
Pero muchas familias de agricultores de hecho cultivan de forma orgánica y convencional en diferentes campos. La agricultura orgánica y convencional son modelos de negocio diferentes. Por lo general, cuesta más cultivar orgánicamente, pero los agricultores pueden vender estos cultivos por una prima más alta. Algunos cultivos son más fáciles de cultivar orgánicamente que otros dependiendo del tipo de plagas que enfrentan. El que un cultivo dado pueda ser cultivado con más sostenibilidad por métodos convencionales u orgánicos también difiere por cultivo y por región.
6. Un OGM es un OGM
Los agricultores y los científicos de las plantas encuentran frustrante el término «OGM», u organismo genéticamente modificado. Hay muchas maneras de modificar genéticamente un cultivo dentro y fuera de un laboratorio. Sin embargo, el término OGM y las regulaciones que lo acompañan se restringen a tipos particulares de ingeniería genética.
La ingeniería genética es una herramienta que puede utilizarse de muchas maneras diferentes. La técnica ha producido papayas resistentes a virus, granos que pueden sobrevivir a la aplicación de herbicidas, calabazas desagradables para los insectos y manzanas que no se ponen marrones. Cada uno de estos rasgos puede llevar a resultados muy diferentes. Por ejemplo, los cultivos resistentes a los herbicidas permiten un mayor uso de ciertos herbicidas, mientras que los cultivos resistentes a los insectos permiten a los agricultores utilizar menos insecticidas.
Cada uno de los cultivos transgénicos para alimentos que actualmente están o pronto estarán en los anaqueles en los Estados Unidos (estos incluyen canola, maíz, papaya, soja, calabaza, remolacha azucarera, manzanas y papas) han sido probados individualmente para su seguridad. Conjuntamente, esta investigación abarca dos décadas y casi 1.000 estudios por diversas organizaciones independientes de todo el mundo.
7. Sólo la carne etiquetada “libre de hormonas” está libre de hormonas
Ninguna carne está libre de hormonas, porque los animales (y las plantas) producen hormonas naturalmente. El uso de hormonas añadidas está prohibido en todas las operaciones de carne de cerdo y de pollo. Hormonas como el estrógeno se pueden utilizar para ayudar a que las vacas alcancen el peso de mercado más rápidamente, pero el hombre promedio produce decenas de miles de veces más estrógeno todos los días que la cantidad encontrada en una porción de carne de una vaca tratada con hormonas. Para una mujer embarazada, esa cifra está en los millones.
8. Sólo la carne etiquetada «libre de antibióticos» está libre de antibióticos
Toda la carne en su tienda de comestibles está libre de antibióticos. Un animal tratado con antibióticos no puede ser sacrificado hasta que los fármacos se hayan quitado de su sistema. La etiqueta “sin antibióticos añadidos” o “criado sin antibióticos” significa que el animal fue criado sin nunca recibir ningún antibiótico. El uso excesivo de antibióticos en animales que en realidad no han sido diagnosticados con una infección bacteriana, fomenta la resistencia a los antibióticos y es una importante preocupación en salud pública. Por otro lado, renunciar a un tratamiento con antibióticos si un animal está enfermo sería inhumano. Las etiquetas indicando que «no se añadieron sub-terapéuticos» o que «no se les alimento con antibióticos» significan que los antibióticos sólo se usaron cuando era necesario.
9. Los alimentos etiquetados «naturales» se producen de manera diferente
Las etiquetas de alimentos naturales en realidad no significan nada. No todavía, de todos modos. La FDA (administración de alimentos y drogas) tomó comentarios del público el otoño pasado y va a deliberar si se debe regular «natural» en las etiquetas de los alimentos en el futuro. Dónde trazar la línea entre lo natural y no natural es una decisión difícil, y muchos expertos argumentan que es irrelevante, porque la naturalidad no es una indicación de la calidad o la seguridad.
10. Los químicos son la mayor amenaza para la seguridad alimentaria
Los contaminantes biológicos son, por mucho, el problema más común de la seguridad alimentaria. Bacterias nocivas como E. coli, salmonella o listeria, virus y parásitos pueden contaminar la carne o los productos perecederos. La cocción completa, la limpieza y el almacenamiento adecuado de los alimentos son la mejor defensa contra estos patógenos. Para las verduras crudas, el lavado puede reducir, pero no eliminar, la amenaza de exposición. Ciertos vegetales crudos, como los fertilizados con estiércol y los que crecen en condiciones cálidas y húmedas, como los brotes de alfalfa, son de un riesgo mayor. Enfermedades como la enfermedad de las vacas locas también pueden ser un problema de seguridad alimentaria, pero sólo en casos extremadamente raros.
Los productos químicos llegan a los alimentos mucho menos frecuentemente. Éstos incluyen las micotoxinas que son producidas naturalmente por hongos, contaminantes industriales o metales pesados que se encuentran naturalmente en los suelos. El Departamento de Agricultura supervisa los alimentos para detectar residuos de plaguicidas anualmente y por su último informe, “los residuos de plaguicidas en los alimentos analizados se encuentran en niveles por debajo de los límites de tolerancia establecidos por la Agencia de Protección Ambiental de EE.UU. (EPA) y no plantean ningún problema de seguridad.”