El producir plantas en cultivo hidropónico puede reducir la incidencia de un gran número de enfermedades que se encuentran asociadas al suelo. Este es el caso de caída de plántulas, producida por un complejo de hongos habitantes naturales del suelo (Pythium, Rhizoctonia, Botrytis, Fusarium entre otros) pudriciones radicales causadas por hongos del género Phytophthora y necrosis de los vasos conductores, asociado a especies de Fusarium y Verticillium. De esta forma, el utilizar esta modalidad de producción puede constituir una alternativa de control de estas patologías. Sin embargo, es importante asegurarse de que el agua de riego o el sustrato empleado no se encuentren contaminados, ya que en el caso contrario, la gravedad e incidencia de la enfermedad puede ser mucho mayor que lo que ocurriría en un cultivo tradicional en suelo. En cultivos hidropónicos, los hongos que afectan el sistema radical pueden tener un desarrollo muy rápido al no existir enemigos naturales. De igual forma, las condiciones de alta humedad existentes en este tipo de producción, más aún si ella se realiza bajo invernadero, pueden ser propicias para la infección, desarrollo y diseminación de muchos organismos fitopatógenos como hongos, bacterias y virus.
Juntos a las patologías causadas por agentes vivos o bióticos, también existen enfermedades que son causadas por agentes abióticos, a las que se les denomina desórdenes. Estas en un cultivo hidropónico o sin suelo se pueden deber a:
– fitotoxicidad por mala aplicación de pesticidas u otros agroquímicos
– mal manejo del riego
– exceso de sales
– falta o exceso de ciertos nutrientes
– temperatura inadecuada
– pH inapropiado
Como ya se ha señalado este grupo de microorganismos constituye el más importante desde el punto de vista económico en cuanto a su frecuencia de aparición y daño que pueden causar. En forma general se pueden clasificar en base a los órganos de la planta que afectan, encontrando hongos asociados al follaje (hojas y folíolos), otros que afectan el fruto, algunos que se ubican en los vasos conductores del tallo y finalmente los que atacan el sistema radical de la planta.
Del mismo modo, estos agentes fitopatógenos pueden producir síntomas bastante diversos, como manchas necróticas en hojas, folíolos y tallos, amarillamiento del follaje, pérdida de turgor y marchitez, necrosis interna en tallos y raíces, pudrición radical y de frutos. Asociado a esto, en algunos casos es posible observar el desarrollo del hongo sobre el tejido afectado, lo que puede facilitar en gran medida el diagnóstico.
Estos organismos se reproducen generalmente a través de esporas las cuales pueden ser diseminadas por el agua, viento, e incluso insectos. Estas estructuras de diseminación se pueden formar ya sea a través de mecanismos sexuales o asexuales.
Bacterias.
Probablemente este grupo de patógenos constituye el segundo en importancia, luego de los hongos, si tenemos en cuenta el número y gravedad de la enfermedades que produce. Pueden ser consideradas como los organismos más pequeños capaces de desarrollarse independientemente, a diferencia de los virus. Normalmente tienen forma esférica o de varilla y se pueden encontrar agrupadas en racimos, cadenas, u otras formas (Goto, 1990). Por otra parte, pueden multiplicarse rápidamente a través del proceso conocido como fisión binaria, pudiendo doblar su población en periodos tan cortos como 20 minutos.
Un gran número de enfermedades causadas por bacterias pueden ser determinadas con cierto grado de seguridad por el tipo de síntomas que producen en la planta. Además, la mayoría son bastante específicas en cuanto a huésped. Así por ejemplo, Pseudomonas syringae pv. tomato, causante de peca bacteriana en tomate, produce pequeñas manchas necróticas en los folíolos, siempre rodeadas de una aureola clorótica muy característica (Blancard, 1990).
Las bacterias fitopatógenas pueden sobrevivir por periodos prolongados en suelo y restos vegetales como saprófitos, o bien en malezas como poblaciones epífitas. De esta forma, a través del salpicado de agua pueden diseminarse y dar inicio a una nueva infección. Algunas incluso, pueden dispersarse a través de suelo contaminado arrastrado por el viento como se ha demostrado para Clavibacter michiganensis subsp. michiganensis, causante de cancro bacteriano del tomate, una de las principales enfermedades en este cultivo. Esta bacteria, al igual que otras, también puede moverse fácilmente a través de herramientas, manos o ropa contaminada, pasando en este caso a tener importancia como medida de control la higiene dentro de nuestro cultivo. En la actualidad se reconocen alrededor de 60 especies de bacterias causantes de enfermedades en plantas, que incluyen aproximadamente 300 subespecies y patovares. Entre las patologías de mayor importancia causadas por este tipo de patógeno, se pueden mencionar aquellas que afectan hortalizas producidas por bacterias de los géneros Xanthomonas spp., Pseudomonas spp. y Clavibacter spp. Así podemos mencionar mancha angular en cucurbitáceas, mancha bacteriana y peca bacteriana en tomate y cancro bacteriano del tomate (Blancard, 1990; Sherf y Macnab, 1986; Apablaza, 1999).
Virus
Los virus son patógenos intracelulares causantes de numerosas pérdidas en plantas cultivadas, siendo uno de los principales factores limitantes de la producción. Las pérdidas causadas por estos agentes fitopatógenos en cultivos extensivos, frutales y hortalizas, se estiman en unos 15 billones de dólares anualmente a nivel mundial (Hull, 2002).
Al no existir medidas de control curativo para este tipo de enfermedades, la lucha contra estos agentes patógenos se ha basado en medidas preventivas como prácticas culturales, que incluyen control de agentes vectores, eliminación de fuentes de infección, utilización de material de propagación libre de virus y modificación en las fechas de siembra o plantación entre otras.
También se recurre a la utilización de cultivares resistentes desarrollados a través de programas de mejora tradicional u obtenidos empleando partes del genoma del patógeno en plantas transgénicas (Baulcombe, 1996). Los virus en general presentan algunos síntomas bastante característicos, sin embargo otros pueden confundirse con los causados por la acción de agentes abióticos como déficit nutricional, falta o exceso de agua, toxicidad por productos químicos (pesticidas y herbicidas), o problemas de suelo (Jarvis, 2001b). Por tal razón, es siempre recomendable descartar otras posibles causas antes de atribuir un síntoma en particular a una enfermedad de naturaleza viral.
Entre los síntomas más comunes causados por virus, podemos mencionar los cambios de coloración en hojas y frutos (mosaicos y moteados) que corresponden a áreas de diferente color (verde claro o amarillo generalmente) alternadas con la coloración normal de estas estructuras. Estos cambios de coloración también se pueden manifestar como clorosis y bandeado de venas en hojas y anillos cloróticos o necróticos en hojas, tallos y frutos (Hull, 2002).
Figura 2. Ampollamiento de hojas causado por el Virus del mosaico de la sandía (WMV) en melón.
Otros síntomas propios de este tipo de enfermedad son las alteraciones en el crecimiento como es un acortamiento de entrenudos, cambios en la morfología de algunas estructuras (deformación de frutos, acucharamiento de hojas y ampollamiento), brotación des-uniforme o fuera de tiempo. También se puede producir un aborto floral o de frutos, lo que también incidirá finalmente en el rendimiento.
Los virus, a diferencia de otros organismos fitopatógenos se transmiten en forma pasiva a través de diferentes agentes vectores. Así, entre otros, podemos mencionar: semillas, polen, insectos, ácaros, nematodos, y hongos. De igual forma, estructuras vegetativas (estacas, rizomas, tubérculos) de propagación también pueden constituir una forma eficiente de diseminación de virosis. La transmisión mecánica a través de la savia puede ser otra forma a través de la cual algunos virus pueden diseminarse en el campo como es el caso del virus del mosaico del tabaco (Tobacco mosaic virus-TMV).
La transmisión de virus por insectos, desde el punto de vista económico, es la más importante. La mayoría de los insectos vectores de virus presentan aparato bucal picador chupador (pulgones, cicadélidos-langostinos, mosquita blanca, pertenecientes al orden Homóptera) si bien también algunos son masticadores (coleópteros) o poseen aparato bucal raspador (trips). De igual manera, algunos ácaros (eriófidos) tienen la capacidad de transmitir virus, si bien económicamente son mucho menos importantes.
Se han descrito enfermedades causadas por virus para la mayoría de las especies vegetales de importancia económica. Sin embargo, existen algunas enfermedades causadas por estos agentes fitopatógenos, que revisten mayor importancia en ciertos cultivos.
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