Requerimientos de clima y suelo en cultivo de Apio
- Introducción
- Factores ambientales
- Condiciones edáficas
- Introducción
El apio es un cultivo exigente en humedad, sobre todo a nivel de suelo, si se quiere obtener un buen rendimiento, pero existen otros factores climáticos, como la luz o la temperatura, que influyen de forma determinante en su óptimo desarrollo, especialmente los valores térmicos, que pueden causar desórdenes importantes en fases fisiológicas claves, como son la germinación o la floración. Las características del terreno de cultivo también tienen una influencia notable sobre el comportamiento de este cultivo, siendo necesario tener en cuenta todos estos aspectos a la hora del manejo del mismo.
- Factores ambientales
Este cultivo se considera propio de un clima templado, con ausencia de condiciones extremas, tanto frías como calurosas. Los principales factores ambientales que influyen en el desarrollo del apio son la luz, la humedad y la temperatura, siendo este último responsable de diversas anomalías del cultivo si los valores registrados no son óptimos. A continuación, se describen algunos aspectos interesantes al respecto.
– Luminosidad
En lo referente a la luz, el comportamiento de la semilla en relación a este factor climático es de tipo fotoblástico positivo, ya que requiere luz para germinar, pero solamente cuando las temperaturas son superiores a 18 º C (Del Pino, 2016).
También, es importante destacar que el nivel de luminosidad está estrechamente relacionado con el cultivar, siendo las variedades de tipo amarillo más sensibles a este problema, de forma conjunta con los valores de temperatura. En la Tabla 1, pueden observarse algunos ejemplos de las elevadas diferencias existentes en los porcentajes de germinación del apio, dependiendo de la variedad sembrada, del valor de la temperatura y del grado de luz.
Cultivar | Tª y oscuridad | Tª y luz | |||
15 º C | 18 º C | 22 º C | 25 º C | 25 º C | |
Florida 683 | 93 | 42 | 6 | 0 | 96 |
Utah 52-70 | 92 | 61 | 0 | 0 | 96 |
Pascal | 81 | 36 | 7 | 0 | 87 |
Slow bolting | 59 | 0 | 0 | 0 | 88 |
Lathom blanching | 45 | 0 | 0 | 0 | 81 |
Tabla 1. Porcentaje de germinación en función del cultivar, la luz y la Tª (Pilatti y Favaro, 1994).
En el periodo de crecimiento vegetativo, que consiste en la aparición de las hojas del tallo en forma de disco, la planta requiere un nivel moderado de luminosidad, destacando que los días largos van a favorecer el desarrollo en longitud de las hojas.
– Humedad
Es un cultivo exigente en cuanto a humedad durante todo el ciclo. Sin embargo, un exceso de humedad en el suelo puede provocar ahuecamiento de las pencas, así como una pérdida de calidad del producto, además de aumentar el riesgo de sufrir algún tipo de enfermedad causada por hongos y/o bacterias.
Se podría asegurar que tiene un buen comportamiento en los sistemas de riego por goteo, con suelos bien drenados, donde la humedad es constante sin riesgo de sufrir encharcamiento. En cuanto al grado de humedad ambiental, igual que sucede en el suelo, un exceso puede ocasionar problemas de enfermedades y pérdidas comerciales. En este sentido, las lluvias fuertes y el granizo causan daños severos al cultivo.
– Temperatura
Sin duda, este factor climático es el que presenta una mayor influencia en el apio, afectando a varias fases fenológicas del cultivo como son la germinación o la floración, entre otras.
En lo que respecta a la germinación, ésta es compleja por diversos motivos, según Thomas y Whitlock (1980), como puede ser la dormancia, característica relacionada con los contenidos hormonales de la misma o por la posición de la semilla en la umbela (dormancia primaria), que causa una inhibición para germinar en los primeros meses.
El proceso de nascencia de la semilla de apio es muy lento, estimándose como valor óptimo de la temperatura para dicho proceso en torno a 21 º C, en un tiempo aproximado de 7 días (Pilatti y Favaro, 1994). Para la producción de plántulas en almácigo es conveniente superar los 15 º C. La semilla presenta igualmente dormancia secundaria, inducida por un inhibidor, cuyo efecto puede ser contrarrestado con la aplicación de giberelinas. De este modo, son la temperatura y la luz los dos factores que interactúan sobre esta dormancia secundaria (Thomas y Whitlock, 1980).
Por estos motivos, las siembras bajo condiciones de altas temperaturas, provocan una germinación muy irregular, por lo que es conveniente brindarle las condiciones adecuadas como sombra, riego permanente o temperaturas adecuadas (Del Pino, 2016). Algunos productores recomiendan el aporte de estiércol para poder proporcionar un cierto calor en las camas de germinación.
En la fase que comprende el crecimiento vegetativo, la temperatura óptima oscila entre 15 º y 21 º C. En el caso de producirse heladas, con temperaturas alrededor de 0 º C, durante esta fase vegetativa, en la que se ha completado un crecimiento avanzado de la planta, pueden ocurrir ciertos defectos en la calidad del apio, tales como desprendimientos de la epidermis de la parte superior de la penca o ahuecamiento de la misma, entre otros. En la situación opuesta, con exceso de temperatura, si se superan los 25 º C, y la planta se encuentra próxima a su estado de madurez, detendrá su crecimiento, produciéndose un sabor fuerte y amargo en la parte comestible.
La floración del cultivo es el periodo más importante del cultivo, que ocurre en el segundo año, siempre y cuando se hayan cumplido ciertas condiciones ambientales para que ésta se produzca. De este modo, el apio presenta algunas exigencias climáticas para la inducción floral, que deben darse cuando la planta es joven y presenta pocas hojas expandidas.
Entre ellas, debe darse una acumulación de horas a bajas temperaturas con días cortos (superior a 1600 h entre 5 º y 10 º C, hasta 14 º C), que será variable dependiendo del cultivar. Así, en los amarillos autoblanqueantes, que son «más resistentes a la floración», se requiere mayor cantidad de horas de frío que para los verdes. Para que se produzca la expresión de las flores, debe ocurrir lo contrario, es decir, una situación de altas temperaturas y fotoperiodo largo.
Si estos requerimientos son satisfechos, la planta elonga el escapo floral y se produce la expresión de la floración con la aparición de las umbelas florales y la apertura de las flores propiamente dichas, siendo necesario un menor fotoperiodo largo cuantas más horas de frío se hayan acumulado (Maroto, 1992).
Concerniente a la fase de floración, destaca una fisiopatía conocida como bolting o floración prematura, que consiste en la aparición de la flor durante el primer año de cultivo, adelantándose a lo que corresponde de manera natural, alterándose su normal desarrollo, así como la calidad comercial del apio.
Algunas causas que causan el bolting, según Del Pino (2016), en la inducción floral, donde debe darse la acumulación de bajas temperaturas en estadio juvenil, influyendo aspectos como la cantidad de horas de exposición a las temperaturas vernalizantes, la edad de la planta en dicho momento o la sensibilidad de la variedad a las bajas temperaturas, entre otros. Asimismo, en las condiciones de alto fotoperiodo y temperaturas elevadas, donde son necesarias para el alargamiento del escapo floral, después de haberse producido la inducción floral.
Para influir en la prevención de esta fisiopatía se debe actuar en los procesos ambientales que la causan como, por ejemplo, las temperaturas de vernalización, la madurez de la planta, las temperaturas altas, la aplicación de tratamientos que retrasen la floración, los cultivares que presentan mayor resistencia al bolting, el manejo del fotoperiodo, etc.
- Condiciones edáficas
El apio es un cultivo que no requiere terrenos con texturas demasiado especiales, aunque al ser demandante en la humedad del terreno, podrían beneficiarlo texturas de carácter arcilloso, pero siempre con un buen drenaje porque, de lo contrario, se darían problemas de encharcamiento en el sistema radicular.
Algunas características del suelo que pueden beneficiar el crecimiento de esta especie apiácea son las siguientes (Maroto 1992; Pilatti y Favaro, 1994):
- Suelos con un contenido rico en materia orgánica.
- Suelos de pH neutro, con una discreta resistencia a la acidez. El intervalo de valores está comprendido entre 6.8 y 7.2.
- Suelos con niveles bajos de salinidad, con una conductividad eléctrica de 2 – 3 dS m-1, al ser una planta sensible a la concentración de sales.
- Suelos con un buen contenido de nutrientes como nitrógeno, potasio, calcio o magnesio, ya que su deficiencia provoca fisiopatías en el cultivo, así como carencias nutricionales.
Por tanto, las condiciones del terreno de cultivo deben adecuarse a los requerimientos fisiológicos del apio. Éstas, conjuntamente con las condiciones climáticas del entorno, van a determinar el comportamiento de la planta, tanto en sentido favorable como adverso.
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