
Seipasa obtiene el registro fitosanitario del biopesticida Seican en EEUU
Seipasa, empresa especializada en la investigación, desarrollo y fabricación de tratamientos naturales para la agricultura, ha obtenido el registro fitosanitario del biopesticida Seican en Estados Unidos.
Seican es un nuevo fungicida, insecticida y acaricida para el control de plagas y enfermedades. Desarrollado a partir de una novedosa formulación basada en sustancias de origen botánico, Seican proporciona un potente efecto de choque frente a enfermedades como oídio, botrytis, y contra un amplio número de insectos y ácaros.
Pedro Peleato, CEO de Seipasa, ha asegurado que la obtención del registro fitosanitario en EEUU es un paso fundamental en la expansión internacional de la compañía. “Nuestra estrategia pasa por crecer globalmente con soluciones adaptadas a las necesidades de cada país y mercado. El registro fitosanitario es un aval para presentarnos ante el mercado con una propuesta sólida. Por ello es un elemento clave para Seipasa”, ha señalado Peleato.
“El de Seican es el registro más reciente que hemos obtenido, pero Seipasa acumula 15 años de experiencia en el registro de soluciones fitosanitarias. Disponemos de registros en países como Estados Unidos, México, Perú, Marruecos, España, Italia o UK. Vamos a seguir creciendo en el mercado internacional gracias a las solicitudes de registro que tenemos en marcha en países como Turquía, Israel, Chile o Ecuador, y que pronto van a llegar”, ha destacado el CEO de Seipasa.
Seican ejerce una acción curativa que impide la propagación de hongos. Como fungicida, Seican interrumpe la esporulación y provoca la deshidratación del hongo, por lo que los síntomas visibles desaparecen rápidamente de las hojas.
Dentro de su modo de acción insecticida y acaricida, Seican actúa por contacto gracias a su capacidad para penetrar en el cuerpo de los insectos, a través de sus partes blandas, hasta provocar su deshidratación y muerte. Seican no genera resistencias y es idóneo para su inclusión en estrategias de control integrado de plagas. Además, está certificado en OMRI para su uso en sistemas de producción orgánica.
Acerca de Seipasa
Seipasa es una empresa pionera en la formulación y desarrollo de tratamientos para la protección natural, la bioestimulación y la nutrición de los cultivos. Desde hace más de 20 años, la compañía formula y registra soluciones de alto valor tecnológico que se aplican en las agriculturas más exigentes del planeta. Seipasa está establecida en más de 20 países en todo el mundo.
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Agua de riego en cultivo hidropónico
La calidad del agua de riego es uno de los factores que más nos puede condicionar un cultivo hidropónico. El sistema de riego más extendido, riego por goteo, permite la utilización de aguas de mala calidad que serían inutilizables bajo otros sistemas de riego como aspersión o inundación. Ahora bien, la frecuente presencia de elementos tóxicos para las plantas como sodio, cloruros o boro en cantidades demasiado altas nos condicionan el tipo de cultivo y el manejo del mismo en cuanto a nutrición, riego y volumen de drenaje.
Cada cultivo tiene una tolerancia específica a los elementos tóxicos antes citados y a la cantidad total de sales (cuantificada por la medida de la conductividad eléctrica), que puede mantener en su entorno radicular sin merma importante de rendimientos. Estos niveles no deben sobrepasarse y esto se consigue mediante el adecuado control del volumen drenado. Con agua de buena calidad los porcentajes de drenaje serán menores (mejor aprovechamiento de los recursos hídricos) mientras que aguas salinas sólo nos permitirán cultivar especies más o menos tolerantes a la salinidad (tomate, melón) y nunca especies sensibles a la misma (judía, fresa) y además habrá que dejar un mayor volumen de drenaje para evitar excesivos aumentos de C.E. en el sustrato y acumulaciones de elementos fitotóxicos.
Esta es una de las razones por las que no se emplean los sistemas cerrados en nuestro país, la pobre calidad de las aguas haría que rápidamente se acumularan elementos indeseables en la solución recirculante con lo que habría que desecharla. Para este tipo de sistemas es necesaria una calidad de agua muy alta, con una concentración de sodio y cloruros tal que el cultivo pueda asimilarlos sin presentar síntomas de toxicidad.
NUTRICIÓN HÍDRICA EN CULTIVO HIDROPÓNICO.
La frecuencia y volumen de riegos debe adaptarse a los sistemas de cultivo y de riego disponibles, al tipo de sustrato usado (volumen y características físico-químicas), al cultivo (especie y estado fenológico) y a las condiciones climáticas existentes en cada momento.
Es obvio que las necesidades hídricas varían notablemente a lo largo del día y de un día para otro. En un cultivo tan tecnificado como el hidropónico no podemos permitir que las plantas sufran estrés hídrico que afecte su rendimiento final o despilfarros de solución nutritiva (agua y fertilizantes). Es necesario que las plantas reciban toda y nada más que el agua necesaria y en el momento que la precisan. La programación horaria de los riegos no es actualmente un método válido, por muy ajustados que éstos sean, un día nublado puede implicar exceso de aporte respecto a la cantidad de agua necesaria y un día excepcionalmente caluroso se traduciría en déficit hídrico temporal para la plantación. Actualmente existen en el mercado numerosos métodos capaces de solucionar este problema, son los denominados métodos de riego por demanda, sensores de radiación (solarímetros) que disparan el riego al alcanzar cierto valor de radiación acumulada, unidades evaporimétricas y tensiómetros que actúan de un modo similar, etc. El sistema más extendido y que ofrece excelentes resultados es la instalación de una bandeja de riego por demanda. Este dispositivo consta de una bandeja soporte sobre la que se sitúa el sustrato (generalmente dos unidades) con sus plantas correspondientes, el agua de drenaje se acumula en la parte más baja de la bandeja (que lleva un orificio para desalojar parte del excedente drenado) donde se sitúan uno o varios electrodos que accionan el riego cuando los procesos evaporativos y de succión directa de las raíces así lo indican. Este sistema permite la obtención del drenaje prefijado de forma uniforme lo que evita despilfarros de agua y fertilizantes o estrés salino temporal si el drenaje estimado es el idóneo, ya que el aporte hídrico se corresponderá con la evapotranspiración que en cada momento sufra la planta.
En cualquier caso interesan riegos numerosos y cortos. Si observamos el transcurso de un riego en cultivo hidropónico, al tratarse de sustratos con volumen limitado por planta y mantener siempre un estado hídrico óptimo, a los pocos segundos de comenzar a caer la solución por la piqueta de goteo, se inicia el drenaje del sustrato que lava la acumulación de sales que pueda haber tenido lugar. Llega un momento a los 1-2 minutos (si el control hídrico es bien llevado) que la solución aportada es prácticamente la misma que la de salida, el prolongar durante más tiempo el riego supone un gasto innecesario de agua y fertilizantes.
NUTRICIÓN MINERAL EN CULTIVO HIDROPÓNICO.
La racional conducción de la hidroponía implica el conocimiento no sólo de los procesos fisiológicos relativos a la absorción mineral e hídrica, sino también de otros aspectos como la respiración, la fotosíntesis y la transpiración que están estrechamente ligados con los primeros. La mayoría de explotaciones hortícolas comerciales que utilizan el cultivo hidropónico emplean sustratos más o menos inertes, que apenas aportan elementos minerales al cultivo, si exceptuamos la arena de origen calcáreo que suministra cantidades considerables de calcio y magnesio. La nutrición de la planta debe aportarse por completo a través de la solución nutritiva, lo que trae consigo la posibilidad de un control preciso de la nutrición mineral según especie, momento fenológico, características climáticas, etc., para obtener la mayor rentabilidad al cultivo. Ahora bien, al tratarse de sustratos inertes carecen de capacidad tampón, equivocaciones o fallos en el control de la nutrición mineral o el ajuste del pH pueden ocasionar graves perjuicios a la plantación.
La nutrición mineral de un cultivo hidropónico debe controlarse según la demanda de la planta mediante los oportunos análisis químicos, sobre todo, de la solución drenaje o la extraída del mismo sustrato. Dependiendo del análisis del agua de riego, la especie cultivada y las condiciones climáticas se elabora la solución nutritiva de partida, a partir de entonces será el propio cultivo el que dicte las siguientes soluciones nutritivas a preparar. A continuación se muestran a título orientativo las soluciones nutritivas iniciales para tomate, melón y pepino:
Iones (mmoles/l) | NO3- | NH4+ | H2PO4+ | K+ | Ca+2 | Mg+2 | SO4-2 | Na+ | Cl- |
Tomate | 12 | 0 | 1.5 | 6 | 5 | 2.5 | 2 | <12 | <12 |
Melón Galia | 11 | 0.5 | 1.5 | 6 | 4.5 | 2 | 2 | <10 | <10 |
Pepino | 14 | 0.5 | 1.6 | 5.5 | 4.5 | 2.2 | 2 | <6 | <6 |
A partir de estos valores o los adecuados según las características de la plantación se va ajustando periódicamente la solución nutritiva. Lo más aconsejable es analizar al menos la solución de drenaje cada 15 días. En función de lo que la planta vaya tomando, de las condiciones climáticas y el estado fenológico del cultivo se vuelve a ajustar los nutrientes a aportar. En la tabla siguiente se establecen las equivalencias entre la cantidad de los fertilizantes más comúnmente usados en hidroponía y los milimoles de los distintos nutrientes que aportan:
Iones (mmoles/g fertilizante) | NO3- | NH4+ | H2PO4+ | K+ | Ca+2 | Mg+2 | SO4-2 |
Ácido fosfórico 75% | – | – | 12.26 | – | – | – | – |
Ácido nítrico 59% | 11.86 | – | – | – | – | – | – |
Nitrato Amónico 33.5% | 11.96 | 11.96 | – | – | – | – | – |
Nitrato cálcio 15.5% N | 10.29 | 0.78 | – | – | 4.74 | – | – |
Nitrato potásico (13-0-46) | 9.29 | – | – | 9.76 | – | – | – |
Sulfato potásico (0-0-52) | – | – | – | 11.04 | – | – | 5.93 |
sulfato magnésico 16% MgO | – | – | – | – | 3.97 | 3.96 | |
Nitrato magnésico 11% N | 7.86 | – | – | – | – | 3.90 | – |
Antes se vio la necesidad de mantener unos determinados niveles de drenaje (generalmente entre el 20 y el 50%) para evitar la acumulación de iones tóxicos y un excesivo aumento de la C.E. en la zona radicular. En sustratos inertes, cuando un determinado ion se encuentra en la misma concentración en la solución nutritiva y en la de drenaje, puede suponerse que la planta lo ha dejado “escapar” en la misma proporción que el drenaje fijado, es decir si mantenemos un drenaje del 25%, y tenemos 12 mmoles/l de nitrato en la solución de entrada y en la de salida, el 25% del nitrato aportado (3 mmoles por cada litro) se van con el agua de drenaje y el 75% restante puede suponerse como absorción bruta por parte de la planta. Por esta razón los elementos tóxicos o aportados en cantidad excesiva se acumulan en la solución de drenaje respecto a la solución nutritiva, al tomar la planta proporcionalmente más cantidad de agua que de los mismos, de la misma forma si un nutriente es absorbido proporcionalmente en más cantidad que el agua, su concentración en la solución de drenaje disminuirá respecto a la solución nutritiva. El fijarnos en las concentraciones relativas de los distintos iones en las soluciones nutritiva y de drenaje y estimar que iones se absorben en mayor o menor proporción, es un método sencillo para el ajuste periódico de la solución aportada. Claro está que para ello la solución debe estar bien equilibrada, teniendo en cuenta antagonismos y sinergismos entre los distintos iones, que algunos como el calcio se absorben de forma pasiva vía xilema hacia los órganos de mayor transpiración y apenas se retransportan vía floema, que la práctica totalidad del ion amonio aportado se absorbe pero no conviene excederse ya que es una forma fitotóxica en cantidad excesiva que fomenta en demasía el desarrollo vegetativo y que puede modificar el pH de la solución del entorno radical e interacciona negativamente con otros cationes, que con arena de origen calcáreo (mal sustrato) se producen precipitaciones de fosfatos, hierro, manganeso, etc. y se libera calcio y magnesio, y una serie larguísima de consideraciones de carácter fisiológico que inciden directamente en la correcta nutrición del cultivo.
Los microelementos no suelen ajustarse por ser un tema engorroso, se suele aportar una cantidad fija de alguna mezcla comercial de ellos, reforzando individualmente alguno cuando los análisis o la sintomatología de la plantación lo aconsejen. Entendemos por microelementos Fe, Mn, Zn, Cu, B y Mo, ya que el Cl que también es esencial se requiere en escasísima cantidad y resulta tóxico en las concentraciones que normalmente tenemos en nuestras aguas de riego.
Para la preparación de la solución nutritiva se suele concentrar 100 veces, separando los fertilizantes incompatibles entre sí, y adicionándolos al 1% al agua de riego en una cuba de mezcla donde se ajusta el pH (normalmente aportando ácido nítrico) y la C.E. Es aconsejable utilizar disoluciones nutritivas de menor concentración (manteniendo el equilibrio) en verano y más concentrada en invierno, ya que siendo similares los requerimientos nutritivos de las plantas en una u otra época, durante los meses estivales la demanda hídrica es mucho mayor.

Fatiga del suelo y la desinfección
Los factores limitantes que pueden conducir a la “fatiga” suelen agruparse en los siguientes grupos (Maroto, 2000):
• Factores fitopatológicos de naturaleza parasitaria.
• Factores nutricionales y de mal manejo de suelos.
• Factores alelopáticos.
Los factores parasitarios son los mejor estudiados y conocidos dentro de algunos límites. Después del cultivo reiterado de una determinada planta los microorganismos mejor adaptados a vivir de ella, es decir sus enemigos naturales, aumentan sus poblaciones y intensifican sus ataques, entre ellos podemos mencionar: insectos, ácaros, nematodos, hongos, malas hierbas, bacterias y virus. De todos ellos, los patógenos que producen más daños económicos son los hongos del suelo y los nematodos, a pesar de que los demás agentes no son despreciables a la hora de producir una mengua de los rendimientos.
Respecto a los factores relacionados con la nutrición y el cultivo de suelos, hay que señalar que como consecuencia del cultivo reiterado, se produce un empobrecimiento gradual de los horizontes de suelo colonizados por las raíces de la especie vegetal en función de los elementos nutritivos extraídos por las mismas raíces. Por otra parte la práctica de un sistema de laboreo similar puede conducir a un manejo deficiente del suelo, que lleva a la falta de estabilidad estructural, a la tendencia a la fisuración y a la compactación de algunos horizontes del suelo.
Los factores alelopáticos son los derivados de la excreción al terreno de determinadas toxinas por parte de las plantas o microorganismos que pueden ser autotóxicos o inhibir la germinación y el desarrollo de otras plantas. La constitución de estas toxinas puede ser la de ácidos orgánicos o patrones ácidos que incluyen fenoles, fenil propanos, flavonoides, terpenoides, alcaloides, poli-acetilenos, glucosinolatos, etc.
LA FATIGA DEL SUELO
La fatiga del suelo, conocida también como tierra cansada o mal de replantación (en inglés soil sickness, soil fatigue, tired soil, replant disease), es un término que, como ya se ha indicado, describe un crecimiento deficiente y anómalo de plantas así como una pérdida de producción en sistemas de cultivo continuado como los huertos replantados y los monocultivos en huerta y ornamentales.
La fatiga del suelo fue descrita por primera vez con un enfoque más próximo a la realidad, a finales del siglo XIX (Chen et al., 1991). No obstante hay referencias claras a la misma en textos agrarios clásicos como el de Columela, Abú Zacaría, etc. Resulta curioso que en el siglo XVIII, el inglés Jethro Tull, considerado como el padre de la Agronomía moderna, en su obra más famosa, sólo implicaba como factores de la fatiga del suelo aspectos físicos y nutricionales del mismo y de su manejo, de manera que pensaba que este fenómeno podía soslayarse mediante la aportación de estiércol y un adecuado laboreo (curiosamente realizado con caballo) (Maroto, 1998). En muchas ocasiones el agente causal acaba siendo un patógeno importante que no habría podido ser identificado en un principio. El problema que surge con las replantaciones suele referirse al retraso en el crecimiento (árboles conocidos en Valencia como “endurits”) de plantas jóvenes replantadas, normalmente con la misma especie, en un huerto recién arrancado, tal como se conoce en los cítricos, melocotoneros y manzanos. Un fenómeno similar ha sido descrito en cultivos anuales bajo agricultura intensiva en explotaciones continuadas y sobre todo en invernadero. La fatiga del suelo es un asunto importante en la fitopatología moderna, especialmente en cultivos de alto valor económico.
Las plantas cultivadas en suelos cansados muestran retraso en el crecimiento y en la floración y son menos productivas; curiosamente en el cultivo del fresón las plantas suelen proporcionar cosechas más tempranas, pero pronto detienen su producción. Normalmente los síntomas de fatiga en plantas no están bien definidos, variando en función de las distintas circunstancias concurrentes en cada situación agroecológica. Hay dos hipótesis principales que se han propuesto para explicar los factores que intervienen: causas químicas y microbiológicas. La propuesta química se concentra en la acumulación de sustancias fitotóxicas mientras que la biológica apunta a un desequilibrio microbiológico en el suelo que conduce al establecimiento de microorganismos perjudiciales en detrimento de los beneficiosos.
La fatiga del suelo en la que se aprecia retraso en el crecimiento pero no aparecen síntomas claros hace que el diagnóstico del problema sea más difícil que cuando se identifica una enfermedad convencional, debida a un patógeno importante.
Las propuestas para controlar la fatiga incluyen la rotación de cultivos, el control biológico y la aplicación de plaguicidas. La desinfección del suelo es, en la mayoría de los casos, el mejor instrumento para controlar el problema. Las medidas para mejorar la fatiga permanecen en el umbral entre el control convencional de los patógenos importantes y la evolución de la respuesta de aumento de producción de suelos libres de patógenos conocidos. (Chen et al., 1991).
FACTORES QUÍMICOS INVOLUCRADOS EN LA FATIGA DE SUELO
La posible intervención de sustancias toxicas, sea por exudación de las raíces o por descomposición de residuos vegetales como ácidos orgánicos, fenoles, y benzaldehidos ha sido descrita (Borner, 1960) y es considerada normalmente como el resultado de un proceso de transformación en toxinas de origen. En la naturaleza la amigdalina se degrada en los suelos a benzaldehido, el cual es tóxico para las plántulas de melocotón. Residuos de sorgo, arroz, trigo, y otros cultivos cuando se descomponen en un suelo producen efectos fitotóxicos en los cultivos posteriores de la misma especie pero no se registran estos efectos si se cambia de cultivo (Kimber, 1973).
La palabra que representa modernamente este síndrome debido a toxicidad es el de alelopatía (Allelopathy en inglés). Los metabolitos tóxicos están distribuidos en todos los tejidos de la planta (Anurag et al., 1999) y las hojas son unas fuentes potentes de sustancias químicas alelotóxicas. Los efectos principales de la alelopatia en el transcurso de un cultivo son las toxinas liberadas por los propios tejidos en los despojos de las plantas o en el suelo. La Acacia tortilis y A. nilotica no permiten el crecimiento de garbanzos, mijo perla o mostaza india en áreas 5 ó 6 veces el tamaño de su copa. Un gran número de malas hierbas como Cyperus rotundus, Amaranthus palmerii, Chenopodium album, y C. murale poseen propiedades alelopáticas que tienen efectos de inhibición del crecimiento de los cultivos. Sin embargo la alelopatía también juega un papel importante en la supresión del crecimiento en malas hierbas de los géneros Cerastium y Lactuca.
En plantaciones de espárragos se ha visto que tras su alzamiento, quedan restos de ácidos esparrágico, cafeínico, ferúlico, etc. que pueden ser autotóxicos y algunos de ellos coadyuvar los ataques de fusariosis. Restos de algunas umbelíferas, como el apio, pueden aportar al suelo moléculas orgánicas como psolareno, cumeno, limoneno, furocumarinas, etc, que pueden ser tóxicas para las lechugas, pero al mismo tiempo actuar como fitoalexinas contra algunos patógenos, como Sclerotinia, Erwinia, etc. Algunas plantas como la lechuga pueden emitir al suelo unas moléculas de bajo peso molecular con una gran facilidad para captar el hierro de los suelos, llamadas sideróforos, lo que puede ser negativo para el desarrollo de ciertos patógenos como Fusarium oxysporum, al competir desventajosamente por este elemento nutritivo (Maroto, 2000; Shilling et al., 1992).
Aún así el bromuro de metilo, dibromuro de etileno y aldicarb resultaron interesantes para controlar la fatiga del suelo en cultivos de vid (Loubster, 1997), los dos primeros productos mejoraron significativamente el crecimiento de las plantas en experimentos repetidos hasta tres años sin embargo el bromuro de metilo permitió el cultivo hasta seis años con una cosecha significativamente superior a los demás tratamientos y al testigo, demostrando que en ausencia de patógenos la fumigación del suelo evita la fatiga.
EL PAPEL DE LOS MICROORGANISMOS EN LA FATIGA DE SUELO
La implicación de los microorganismos en la fatiga de suelo se piensa que está relacionada o bien con la producción de fitotoxinas o bien al parasitismo directo de las raíces de las plantas.
A mediados del siglo pasado (Martin, 1948) ya se informaba que aunque los problemas de la replantación en cítricos podrían ser controlados por la desinfestación de suelos, el crecimiento de los plantones de cítricos era mejor en tierras donde no se habían cultivado cítricos con anterioridad, y se relacionaba el problema de la fatiga de suelos por la acumulación de hongos de escaso poder parasitario en condiciones normales como Penicillium spp. y Aspergillus spp. que podían ser los agentes causales del problema de replantación de agrios.
El BM puede inducir una merma en el crecimiento de plantones de cítricos, debido a la destrucción de micorrizas, y por tanto no suele ser utilizado en la desinfección de suelos para la producción de plantas de vivero de cítricos. En el caso de utilizar este fumigante el tratamiento debe ser complementado con la introducción de micorrizas (Calvet y Cambrubí, 1996) como Glomus intraradicis Schlenk y Smith., o la combinación de G. Intraradicis y Trichoderma aureoviride Rifai (Camprubí et al., 1995) lo cual mejora sustancialmente el desarrollo de los plantones. Hay evidencias que indican (Catska et al., 1982) que los hongos que producen fitotoxinas son los responsables del problema de replantación de manzanos. La inoculación artificial con estos hongos o las mezclas de tierra en donde se han cultivado manzanos con tierra no infestada producía la inhibición del crecimiento de plántulas igual como ocurría con la tierra cansada. Las poblaciones del hongo Penicillium spp. aumentaban en las raíces mientras que las de hongos patógenos disminuían.
Otros estudios recientes informan de la pérdida de cosecha en trigo, alfalfa o Gypsophila spp., la cual era atribuida a infecciones de Pythium spp. También han sido relacionados hongos de los géneros Cylindrocarpon, Thielaviopsis. y algunos actinomicetos. (Handcock, 1985).
También se ha sugerido que un aumento de Pseudomonas spp. y otras bacterias pueden estar relacionadas con la fatiga de suelo. Los mecanismos involucrados (Fredrickson y Elliot, 1985) serían la producción de cianuro o otras toxinas por bacterias perniciosas.
Además de los microbios de tierra, la fatiga del suelo puede estar potenciada por poblaciones de patógenos de debilidad, nematodos, y otra microfauna nociva. Trabajos realizados en Valencia (Barreda G.De, 1988) demuestran el papel de los nematodos Tylenchulus semipenetrans en el problema de replantación de cítricos y el efecto de la aplicación de fenamifos en el agua de riego. Este nematodo no había sido considerado un problema (Rivero Del y Martí-Fabregat, 1965) importante, la divergencia de criterios entre ambas fuentes puede haber sido producida por la gran variabilidad de las muestras. En todo caso el comportamiento de los árboles de cítricos replantados en huertos viejos mejora, con un tratamiento nematocida previo según estos últimos autores.
Con todo, debe señalarse que algunos microorganismos del suelo pueden actuar en sentido contrario al patogénico. Además del efecto beneficioso de bacterias comonitrosomas, nitrobacter, Azotobacter, etc, existen p.e. otras bacterias como cepas de Pseudomonas putida o Ps. fluorescens que pueden excretar los mencionados sideróforos, contribuyendo a disminuir los ataques de ciertos patógenos criptogámicos del suelo; Trichoderma puede actuar como un claro antagonista de patógenos como Pythium, Rhizoctonia, Sclerotinia, etc (Maroto, 2000).
LA DESINFECCIÓN DEL SUELO
Tratamientos de calor.
El vapor de agua controla de manera eficaz el problema de la replantación de cítricos (Martin, 1948) y el monocultivo de patata donde aumenta el crecimiento de la planta en condiciones de invernadero.
Fumigación y biocidas principalmente fungicidas.
La fumigación con disulfuro de carbono, 1,3-dicloropropeno, cloropicrina, bromuro de metilo, dibromuro de etileno, y metam-Na es efectiva para controlar el problema de replantación de acuerdo con muchos autores (Jackson, 1960). En algunos casos se aprecia una inhibición del crecimiento, que fue primero atribuida (Tucker y Anderson, 1972) a la supresión de micorrizas, por otra parte el análisis de los nutrientes minerales en tierra después de la fumigación suele revelar escasas variaciones y también se reducen las poblaciones de nematodos comoPratylenchus spp., sin embargo también se apreció un aumento de la respuesta al crecimiento en suelos donde el número de nematodos era bajo, sugiriendo que los nematodos no eran la única causa. Otros experimentos con fumigantes en replantación de manzanos mostraban una reducción de Pythium spp., sugiriendo que este era el agente de la fatiga de suelo. La aplicación de metalaxyl resultó efectiva, indicando quePythium spp. puede estar implicado. El fumigante más valorado para el control del problema de la tierra cansada es el bromuro de metilo según la mayoría de los autores.
Solarización del suelo.
Por ser un método relativamente moderno, desarrollado en Israel a partir de mediados de 1970, la solarización ha sido estudiada recientemente en monocultivos anuales pero los efectos parecen similares a los observados en la fumigación del suelo (Katan, 1980). En efecto la solarización en suelos en monocultivo mejoraba el crecimiento de algodón (Gamliel et al., 1993) y reducía enormemente el número de Penicillium spp. y Aspergillus spp. los cuales también reducían el crecimiento de algodón en experimentos en invernadero. En España los efectos de la solarización han sido estudiados por diversos autores, con resultados en general bastante satisfactorios (p.e. Cenís, 1987).
En suelo de monocultivo de Gypsophila el crecimiento de la planta y la cosecha mejoraban después de la solarización. En algunos casos se obtuvo una cosecha más precoz y un aumento de la producción muy interesante desde el punto de vista económico a lo largo de tres años de cultivo. Las poblaciones de algunos Aspergillus spp, de los que se probó que retardaban el crecimiento de Gypsophila, quedaron reducidas y permanecieron en número bajo al nivel de la rizosfera y raíces a lo largo de tres años de cultivo, demostrando así el efecto a largo plazo de la solarización. Las poblaciones de Pythium menguaban también a niveles bajos y el número de hongos patógenos, (Gamliel et al., 1993) los cuales eran suprimidos por el testigo de monocultivo sin tratamiento, se multiplicaba en raíces y rizosfera en les parcelas solarizadas.
CONCLUSIÓN.
De lo expuesto queda claro el papel de la desinfección tanto física (Calor y solarización) como química en la recuperación de suelos fatigados, por la destrucción o reducción de poblaciones de los agentes involucrados, aún sin una relación parasitaria claramente establecida, en suelos en los que se repite el cultivo con plantas de la misma especie o especies afines.