Araña blanca, cristalina o telarañera
- Introducción
- Identificación y biología de la especie
- Síntomas y daños
- Medidas de control
- Introducción
La conocida araña blanca, cristalina o telarañera, en alusión a su apariencia y hábito de protección, es un ácaro que, no solamente ataca a los cultivos de aguacate, también lo hace sobre otras especies vegetales como son frutales, plantas ornamentales, incluso malas hierbas. Su rápido desarrollo, así como su comportamiento alimenticio son el factor principal para ocasionar daños a los cultivos. Por ello, las medidas preventivas, en combinación con el control biológico, adquieren un gran valor de manera conjunta a los tratamientos acaricidas para controlar estas poblaciones.
- Identificación y biología de la especie
El nombre científico de este ácaro polífago es Oligonychus perseae, conocido comúnmente como araña blanca, cristalina o telarañera, en alusión a su apariencia y hábito de protección. También se denomina en otras regiones “araña de cristal” o “ácaro del aguacate”.
Esta especie es originaria de México, desde donde ha ido dispersándose a diferentes países del mundo como Costa Rica, Centro América, Estados Unidos, Israel, España o Portugal, entre otros, como consecuencia de su adaptación a climas cálidos.
Posee cinco estadios de desarrollo: huevo, larva, protoninfa, deutoninfa y adulto, que pueden ser encontrados simultáneamente en el mismo nido. La duración de su ciclo biológico completo, desde huevo hasta adulto, está en función de la temperatura ambiental, requiriendo mayor o menor tiempo, según sean los valores climáticos. Así, a 25ºC, el ciclo biológico de la araña blanca puede durar alrededor de 21 días (Hernández et al., s/f). Por su parte, Coria y Ayala (2010), desglosan dicho ciclo del siguiente modo: huevo (7– 8 días), larva (4 – 5 días), ninfa (7 – 8 días) y adulto (7- 8 días), lo que supone un total de 25 a 29 días, aunque sin precisar el valor de la temperatura.
En cuanto a la descripción de estos individuos, los adultos poseen un cuerpo ovalado con un abdomen terminado en punta. Son de color blanco, cristalino verdoso o amarillo verdoso, con dos o varias manchas oscuras y su longitud oscila entre 0.15 y 0.20 mm, mientras que los huevos presentan forma esférica y son color amarillo pálido. Las formas inmaduras tienen un tamaño inferior, con una anatomía similar a los adultos y colores más claros y brillantes.
Se hospedan en el envés de las hojas, principalmente a lo largo de la nervadura central y las laterales, de donde se alimentan succionando la savia. Pueden encontrarse distintos estadios fenológicos conviviendo de manera conjunta en la misma colonia, protegiéndose mediante una seda característica e identificable.
- Síntomas y daños
La araña cristalina se localiza en todas las plantaciones, a excepción de huertas situadas en climas templados y húmedos, donde su incidencia es baja. Para el resto de las áreas, durante los últimos años, ha adquirido una notable importancia debido a sus altas infestaciones, que ocasionan defoliaciones severas y reducen la productividad de la planta (Gómez, 1987, Coria, 1993; Sánchez et al., 2001).
Los síntomas observados en el campo son consecuencia de los hábitos de alimentación de estos ácaros, provocando estas colonias decoloraciones pardas en el envés de las hojas, con forma circular que, en función de la severidad del daño, pueden apreciarse hasta en el haz.
Si las poblaciones del ácaro son elevadas pueden causar la caída de las hojas de los árboles de aguacate, dejando al descubierto sus frutos y aumentando el riesgo de ser dañados por “golpes de sol” (Hernández et al., s/f).
Estos autores consideran que, a partir de un 8% de daño foliar o con altas densidades de O. perseae (100 – 500 ácaros/hoja), la probabilidad de caída de hojas maduras puede aumentar considerablemente. A este respecto, la variedad de aguacate más sensible a los daños del ácaro cristalino es Hass, seguida de Pinkerton, Lamb Hass y Fuerte.
Coria y Ayala (2010), caracterizan la incidencia de Oligonychus perseae por las hojas que presentan puntos de color verde claro, que se tornan amarillo rojizo y, por último, café oscuro. Asimismo, los árboles de un huerto altamente infestado pueden presentar defoliación, debilitamiento general y, en consecuencia, raquitismo, con frutos escasos y poco desarrollados.
Esta plaga se presenta todo el año, pero con mayor severidad en primavera y otoño, siendo favorecida por temperaturas altas y lluvia escasa, aunque a diferencia de O. Punicae (araña roja), este ácaro persiste en condiciones de lluvia moderada (Gómez, 1987; Coria, 1993; Sánchez et al., 2001; Equihua et al., 2007).
Por otra parte, esta araña de cristal no solamente ocupa los cultivos aguacateros, sino que también ha sido encontrada alimentándose de un amplio grupo de especies vegetales como frutales (viña, melocotón, ciruelo, nectarina, etc.), ornamentales (rosa, acacia, bambú, etc.) y malas hierbas (ricinos, cenizos, etc.).
- Medidas de control
Para mantener dentro de unos niveles razonables las poblaciones de esta plaga, se deben aplicar tratamientos acaricidas, pero con algunas premisas. En primer lugar, debe hacerse en los momentos de máximo riesgo para el cultivo. Por ello, es recomendable realizar observaciones en campo antes y durante los meses más propicios para los ataques, determinando la fecha de aplicación de los tratamientos, en función del porcentaje de hojas con presencia de araña cristalina. Hernández et al. (s/f), recomiendan aplicar un tratamiento si el 40% de las hojas observadas tienen presencia del ácaro. Igualmente, sugieren que las aplicaciones de productos fitosanitarios deben realizarse a 40 atmósferas de presión y dirigidas, principalmente, al envés de las hojas.
En este sentido, resultados obtenidos en ensayos realizados en Tenerife (España) por investigadores del Departamento de Protección Vegetal (ICIA), mostraron que con dos aplicaciones separadas 12 días se obtuvieron eficacias superiores al 95% con Abamectina y azufre mojable. Con tratamientos de jabón potásico y Azadiractin la eficacia fue de un 60%.
En segundo lugar y, no menos importante, es que los productos empleados en dichos tratamientos sean respetuosos con los enemigos naturales de la plaga, que estarán presentes en las parcelas de cultivo o en los alrededores. Otra opción que resulta interesante en el caso de aplicar acaricidas que puedan afectar a la fauna auxiliar es dejar algunos árboles sin tratar, que sirvan de “refugios”, para mantener su supervivencia.
El trabajo sobre “ácaros del aguacate en México” realizado por Coria y Ayala (2010), describe la presencia en el estado de Morelos de poblaciones de ácaros depredadores de esta plaga de los géneros Typhlodromus, Amblyseius, Sthetorus, Agistemus y Coniopteryx. En general, estos no proporcionan una regulación importante, debido a que la telaraña que produce el ácaro fitófago lo protege, pero si puede reducir su incidencia de forma significativa si actúa antes de que se produzca dicha situación.
Otros depredadores encontrados son Seymus minimus, Orius minitus, Melacoris chlorizana, Haplothrips sp., Scolothrips sp., Sejus sp. y Typhlodromus sp. (McMurtry, 1992, 1997; Sánchez et al., 2001; Equihua et al., 2007; Palevsky et al., 2007; Hoddle, 2008).
No obstante, es necesario continuar realizando investigaciones sobre dosis y frecuencia de sueltas de los enemigos naturales que puedan reducir las poblaciones de O. perseae, permitiendo así obtener una relación adecuada entre depredador y presa para que los niveles existentes no produzcan daños elevados.
Finalmente, no se puede olvidar otro elemento clave de control, como son las prácticas o medidas culturales, entre las que destacan llevar a cabo una correcta fertilización cuando se detecte la presencia de la plaga, que sea equilibrada, evitando un exceso de nitrógeno, que origina el aumento de las poblaciones del ácaro plaga.
También, la eliminación de otras especies y/o malezas susceptibles al ataque de la araña blanca presentes en las huertas y alrededores supone la destrucción del refugio del ácaro. Sin embargo, no se debe cometer el error de confundir aquellas plantas que constituyan el hábitat natural de los depredadores de la plaga.
Del mismo modo, la presencia de polvo en el entorno de los cultivos puede favorecer el desarrollo de las poblaciones del ácaro, debido a la desecación ambiental que produce, afectando negativamente a la fauna auxiliar y porque el propio polvo es utilizado por estas poblaciones para la elaboración de su telaraña (Coria y Ayala, 2010). Por tanto, es fundamental conocer la diversidad de insectos presentes en las plantaciones de aguacate por si resultan ser aliados en la lucha contra la araña cristalina y manejar al respecto las condiciones del entorno, en la medida de lo posible, para no dañar excesivamente las poblaciones de estos enemigos naturales.
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