02/04/2024

Revista InfoAgro México

Toda la agricultura, ahora en tus manos

Requerimientos edafoclimáticos del cultivo

Requerimientos edafoclimáticos del cultivo

  1. Introducción
  2. Condiciones de clima
  3. Condiciones de suelo
  1. Introducción

Conocer los requerimientos edafoclimáticos del aguacate constituye un paso fundamental, no solamente para conseguir el principal objetivo de la productividad, sino también para poder definir las prácticas de manejo más adecuadas. Hay quienes consideran que este árbol todavía conserva algunas de sus características y comportamientos originales, por lo que se dice que “se encuentra aún sin domesticar”. Por esto y, a pesar de que el aguacate ha demostrado bastante versatilidad a la hora de adaptarse a diferentes condiciones, el hecho de conocer sus limitaciones, o valores críticos, puede ser clave para optimizar su rendimiento.

  1. Condiciones de clima

El aguacate es una planta que se puede adaptar a diferentes rangos climáticos, a pesar de su origen tropical (o subtropical). Esta virtud se debe a que posee una gran diversidad genética, que se demuestra en sus tres razas o grupos biológicos.

Así, la raza antillana requiere de un clima tropical o subtropical, con elevada humedad ambiental, especialmente en el periodo comprendido entre floración y fructificación. La guatemalteca es algo más resistente, al haber crecido en las tierras altas subtropicales americanas, mientras que la raza mexicana es la más resistente de todas y la fuente de la mayor parte de las variedades americanas.

No obstante, a pesar de las diferencias puntuales existentes entre razas, el aguacate suele presentar unos rangos edafoclimáticos comunes, que son claves para procesos fisiológicos tan importantes como la floración, el cuaje y el desarrollo del fruto.

– Temperatura

Según Morales et al. (2017), el rango de temperaturas bajas se sitúa entre 10º y 17ºC, aunque la variedad Hass puede soportar 1.1ºC por un corto periodo de tiempo. Hay autores (Flores, 2009; Leonel, 2013; Namesny, 2020) que sitúan la temperatura mínima soportable para el aguacate en – 4°C. Aun así, es deseable no someter al cultivo a estos valores tan críticos, que pueden ocasionar daños posteriores en la cosecha.

Por el contrario, el rango superior se localiza entre 28º y 33ºC, ya que si se superan los 36ºC puede haber problemas, principalmente en las fases de fecundación y cuajado de fruto. También, es preciso señalar que, para obtener los mejores rendimientos, la raza antillana se desarrolla mejor con temperaturas más cálidas, al contrario de las razas mexicana y guatemalteca, que son más resistentes al frío.

El periodo más importante del cultivo trascurre entre la floración y el desarrollo de los frutos pequeños, que son más sensibles a las condiciones desfavorables. Dicho periodo va a depender de la temperatura, estimándose en las regiones frías entre 10 y 14 meses, mientras que en las zonas más cálidas lo hace entre 5 y 8 meses (Leonel, 2013).

– Radiación

Este factor es clave para el crecimiento y la productividad del aguacate, ya que precisa de la luz solar para obtener el éxito de cosecha deseado, aunque presenta un punto de compensación lumínica bajo, con un fotoperiodo anual de 980–1200 horas de luz (Morales et al., 2017). De hecho, las ramas que se encuentran sombreadas son improductivas (Flores, 2009).

No obstante, una incidencia directa que resulte agresiva puede ocasionar quemaduras en el tallo y las ramas primarias, que son bastante susceptibles al sol (FHIA, 2008). Por ello, es importante realizar un manejo equilibrado, sin que resulte drástico, en lo referente a aspectos como la poda, el aclareo, la orientación o el marco de plantación.

– Humedad Relativa

Al tratarse de un árbol subtropical, está adaptado a condiciones de humedad relativa ciertamente altas, en torno a 80–85% (Morales et al., 2017). Sin embargo, el exceso de humedad puede favorecer la aparición de problemas fitosanitarios a los cuales es muy susceptible como, por ejemplo, hongos que afecten a la floración, como es el caso de Phytophthora cinnamoni (Namesny, 2020).

Los niveles de humedad relativa baja, por el contrario, también ocasionan adversidades en el cultivo, al incrementar la transpiración de manera desmesurada, provocando la caída de flores por deshidratación de la planta. A este respecto, los vientos fuertes favorecen mucho esta reducción de la humedad, afectando a la polinización de las flores y provocando que los frutos se caigan de forma prematura (Flores, 2009).

– Viento

El cultivo es susceptible a vientos fuertes, tanto desecantes como fríos que, además de los daños causados en los procesos reproductivos, también puede romper tallos y ramas y, en los casos más intensos (vientos huracanados) hasta puede arrancar árboles debido a la debilidad del sistema radicular. Por esto, es preciso dotar a las parcelas, si es posible, de sistemas contra los vientos dominantes, como barreras naturales (FHIA, 2008; Leonel, 2013).

– Precipitación

El aguacate puede desarrollarse de manera óptima en un rango de lluvias de 1,000– 1,800 mm anuales, eso sí, que estén bien repartidas a lo largo del año. Si se acumulan en un periodo concreto, se pueden dar problemas de asfixia radicular, de ataques de organismos fitopatógenos, especialmente hongos, y caída de flores y frutos. Por el contrario, periodos de sequía también afectarán negativamente, provocando, por ejemplo, la caída de las hojas.

Las fases más críticas en cuanto a disponibilidad de agua son las de floración, polinización y engorde de frutos, viéndose mermada la productividad del cultivo si hubiese un cierto déficit hídrico en determinados momentos de dichas fases. En esta situación, es imprescindible completar el aporte hídrico con el riego.

– Altitud

El aguacate es un cultivo que puede adaptarse a diferentes alturas debido a su diversidad genética y al cruce entre sus distintas razas, que lo hace más resistente. Haciendo una breve ubicación de cada una de las razas, en función de su tolerancia a la altitud, se pueden situar del siguiente modo (Leonel, 2013):

  • Antillana (Persea americana americana): Inferiores a 1,000 msnm.
  • Guatemalteca (Persea nubigena guatemalis): Entre 1,000 y 2,000 msnm.
  • Mexicana (Persea americana drymifolia): Desde 1,500 hasta más de 2,000 msnm.

Este autor, dentro del Programa Nacional de Desarrollo Agroalimentario (Honduras), expone algunas variedades conocidas de aguacate según la altura a la que se pueden cultivar (tabla 1).

Considerando los rangos climáticos óptimos y las distintas razas de aguacate, es crucial elegir adecuadamente la variedad, buscando que los requerimientos del cultivo sean siempre compatibles con la zona donde se pretende establecer, aspecto que será de vital importancia para el éxito de la plantación. Igualmente, el estudio de los valores climáticos a lo largo del año también será fundamental, especialmente en las regiones donde se produzcan periodos con condiciones climáticas especialmente adversas, como sucede con las heladas, las sequías, las lluvias torrenciales o los vientos huracanados.

 Condiciones de suelo

Morales et al. (2017), en su trabajo sobre la producción de aguacate en Michoacán y, citando a la FAO (1966), establece 11 tipos distintos de suelo en la principal zona productora del país (y probablemente del mundo), destacando los Andosoles, Regosoles, Luvisoles y Litosoles. Es el Andosol, conocido de forma local como topure, el que ha mostrado ser el óptimo para este cultivo, aunque puede crecer igualmente en otros tipos de suelo de textura media.

El suelo es, sin duda, el otro pilar fundamental de los requerimientos edafoclimáticos del cultivo, ya que es un factor muy importante para el rendimiento del aguacate. Algunas de las exigencias que precisa este frutal son las siguientes (FHIA, 2008; Flores, 2009; Leonel, 2013; Namesny et al., 2020):

– Tolera bastante bien una amplia diversidad de suelos, como pueden ser: arcillas rojas, arenas, cenizas volcánicas o suelos calizos.

– Se desarrolla mejor en texturas medias: franco, franco-arenoso o franco-arcilloso, aunque también puede hacerlo en otras (arenosas o arcillosas), pero es importante que posean una buena capacidad de drenaje (porosidad próxima al 46%), debido a la susceptibilidad de este cultivo al encharcamiento.

– Precisa valores de pH situados entre ligeramente ácidos y ligeramente alcalinos, un intervalo óptimo aproximado sería 5.5 – 7. De este modo, se facilita la absorción de los principales nutrientes presente en el entorno radicular.

– El contenido en materia orgánica también es importante, siendo preciso que este sea elevado (6 – 8%).

– La salinidad es un aspecto contraproducente con el rendimiento. Está relacionada con la concentración de sales presente en el suelo, pero especialmente el sodio (Na), el cloro (Cl) y los carbonatos (y bicarbonatos). Estos provocan un incremento del pH, dificultando la asimilación de microelementos como zinc (Zn), hierro (Fe) o boro (Bo). La recomendación es que la concentración de carbonatos totales no supere el 10%, siendo el 6% el límite crítico para la caliza activa.

Los problemas de suelos salinos se manifiestan, sobre todo, en zonas áridas y semiáridas, donde las escasas precipitaciones dificultan el lavado de las sales. Por lo general, las razas mexicana y guatemalteca tienen poca tolerancia al exceso salino, mientras que la antillana presenta una tolerancia mayor.

Finalmente, a modo de conclusión, hemos expuesto algunos requerimientos edafoclimáticos generales para el cultivo de aguacate. Sin embargo, es importante tener en cuenta que, para entender el comportamiento de este frutal, es necesario entender su origen, ya que sigue manteniendo muchas conductas asociadas a los lugares donde se desarrolla como especie de manera natural.