05/11/2024

Revista InfoAgro México

Toda la agricultura, ahora en tus manos

Panonychus Citri

Panonychus citri, una plaga que vigilar

en el limón mexicano

1. Introducción

2. Descripción de la especie

3. Principales daños

4. Medidas de control

1. Introducción

Entre las plagas más importantes que afectan la producción de limón se encuentra la conocida araña roja (Panonychus citri), una plaga considerada de importancia en el cultivo del limón mexicano en los estados de Colima, Michoacán, Oaxaca, Guerrero y Jalisco. Se trata de un ácaro específico de los cítricos, aunque también ha sido encontrado en otros árboles como peral, melocotonero, manzano o almendro, pero sin demasiada incidencia. Su control y vigilancia deben ser precisos porque si las condiciones le son favorables se desarrolla de forma rápida, causando daños que pueden ser severos.

2. Descripción de la especie

Para Beitia y Garrido (1991), su desarrollo sobre las distintas especies de cítricos es una cuestión que no está bien definida, aunque generalmente, parece que se desarrolla mejor sobre limonero y pomelo que sobre naranjo y mandarino (Boyce, 1936; French y Hutchinson, 1980; Del Río, 1983, 1986).

Panonychus citri es distinguible por el color de su cuerpo, que oscila entre el rojo oscuro y el púrpura. La hembra adulta tiene una longitud de 0.3 a 0.5 mm, es de forma globular, con presencia de setas de color blanco que nacen de unos tubérculos en el dorso del cuerpo, mientras que el macho es más pequeño que la hembra, con las patas largas, de cuerpo achatado y alargado en su parte posterior (Espino, 2007).

El primer estado inmaduro es la larva, que tiene solo tres pares de patas y es ligeramente más grande que el huevo. La protoninfa y la deutoninfa son los dos estados siguientes, ambos más pequeños que el adulto y con cuatro pares de patas, como los propios adultos. Todos ellos son similares, de color rojo, aunque más opacos, con hilos de seda y un tamaño más reducido que los adultos y los tres estados el ácaro se alimentan de la savia vegetal (Chávez, 2003; Espino, 2007).

Los huevos de esta especie de araña roja se pueden distinguir de los de otras especies por ser de color rojo, forma de cebolla y con un tallo que se levanta de la parte superior (Hurtado, 2018).

La reproducción suele ser sexual, aunque también se puede dar la reproducción partenogenética arrenotoca (Hurtado, 2018). Las hembras realizan la oviposición, preferentemente, sobre hojas nuevas que hayan alcanzado la madurez, tanto en el haz como en el envés, aunque con preferencia de la primera opción, encontrándose la mayoría de los huevos a lo largo de la nervadura central, siendo en mayor número en la base de las hojas y en los pecíolos (Espino, 2007).

En cuanto a la duración de la oviposición y al número de huevos depositados por hembra existen distintos valores, dependiendo del autor, pero el factor principal que influye es la temperatura. Beitia y Garrido (1991) indican estos parámetros en hojas de limonero, tanto en otoño como en primavera. Dichos valores se muestran en la tabla 1 y se tomaron en laboratorio a una temperatura ambiente aproximada de 25 º C:

Hojas de otoño

Hojas de primavera

Pre-oviposición (días)

1.10 ± 0.10

1.55 ± 0.11

Oviposición (días)

11.50 ± 0.90

9.27 ± 0.95

Post-oviposición (días)

1.40 ± 0.13

1.90 ± 0.09

Nº huevos por hembra

46.80 ± 2.22

28.10 ± 1.34

Tabla 1. Duración (días) de los periodos de vida de una hembra adulta y nº de huevos por hembra en limonero. Beitia y Garrido (1991).

Es interesante señalar con respecto a la oviposición que diversos autores (Watson y Berger, 1932; Boyce, 1936; French y Hutchinson, 1980; Del Rio, 1986) indican que existe una mayor preferencia, observada en campo, en la puesta de huevos sobre limonero que en otros cítricos. Como causa principal de esta preferencia, está la composición nutricional de las hojas, fundamentalmente a nivel de compuestos nitrogenados y azúcares, que son elementos primordiales en la alimentación de P. citri (Fritzsche, 1961).

Asimismo, cabe destacar que se produce una menor mortalidad de los estados inmaduros de la araña roja cuando la alimentación de éstos se realiza sobre limonero que sobre cualquier otra especie de cítrico (Beitia y Garrido, 1991).

En lo que respecta a la abundancia de la población de este ácaro rojo, Mico et al. (1992) demostraron que los factores más influyentes son cinco: la parcela, la época del año, el estado del desarrollo del ácaro, la zona del árbol y la cara de la hoja. Además, indicaron que las interacciones dobles significativas entre estos cinco factores muestran que unos afectan decisivamente sobre otros a la hora de influir en dicha abundancia poblacional.

3. Principales daños

Esta plaga se presenta en épocas secas y produce los daños al alimentarse de la clorofila de hojas, tallos y frutos, produciendo dichas picaduras una decoloración difusa sobre las hojas y los frutos (IVIA, 2017). Cuando el ataque es intenso, los órganos afectados toman un color plateado, que puede ocasionar daños, tanto al follaje como a los frutos de los árboles, afectando así a la producción y calidad de los mismos (SAGARPA, 2021).

La combinación de fuertes ataques de araña roja con humedades ambientales bajas, ya sea por viento, deficiente contenido de humedad en la planta por sequedad del suelo o escaso sistema radicular, pueden provocar fuertes defoliaciones, sobre todo en las partes más expuestas del árbol (IVIA, 2017).

Los daños severos en las hojas se caracterizan por la presencia de tejido deforme y defoliación del árbol. Asimismo, el fruto puede dañarse presentando áreas de color gris claro a plateado (SAGARPA, 2021).

Fabián (1985) explica que la sola actividad alimenticia de los ácaros o en combinación con factores de estrés medioambiental pueden dar lugar a dos tipos de daños:

  • Colapso del mesófilo, que resulta cuando las hojas pierden agua más rápido de lo que el árbol puede abastecerlas.
  • Quemado, que es la muerte súbita de las hojas, generalmente en un solo lado del árbol.

Por tanto, al verse reducida la actividad fotosintética de los árboles su rendimiento se ve mermado (Hurtado, 2018).

4. Medidas de control

Antes de mencionar una serie de medidas para intentar mantener las poblaciones de ácaros en un nivel aceptable, es bueno conocer su manera de dispersión por los limoneros. Espino (2007) hace referencia que la colonización de las plantas puede estar relacionada con áreas donde se produzcan vientos predominantes, ya que estos ácaros se dispersan entre las plantas suspendidos en el aire.

Las arañas rojas se dispersan rápidamente dentro de una planta debido a que una proporción de hembras adultas fertilizadas emigra independientemente de la densidad de la población a otras hojas nuevas. En el caso de condiciones de altos niveles de población, la situación hace que la mayoría de individuos salgan de su normal comportamiento sedentario, ascendiendo hasta las partes más altas del árbol para migrar con el viento (Hurtado, 2018).

Considerando su velocidad de dispersión, así como los daños que puede causar, es preciso aplicar y combinar los distintos métodos de control disponibles, empezando por realizar monitoreos periódicos con el objetivo de obtener una detección precoz.

A este respecto, la fecha de monitoreo influye en la localización de la población a través de la insolación, ya que en épocas de máxima radiación solar disminuye la proporción de ácaros en el haz (en torno al 50 %) y en el exterior del árbol (sobre un 40 %) (Hurtado, 2018).

También es necesario llevar a cabo medidas preventivas basadas en labores culturales que dificulten y minimicen su dispersión entre las plantas. De este modo, las labores culturales que sirvan como medidas preventivas tienen una gran trascendencia de cara al control de estos ácaros fitófagos. Algunas de las más importantes son las siguientes:

  • Eliminación de las malas hierbas y los restos de cultivos, especialmente los que fueron atacados, ya que pueden actuar como reservorio de la plaga.
  • Utilización de material vegetal sano, que esté libre de la presencia de plagas (y enfermedades) y proceda de viveros autorizados. Se requiere que el pasaporte fitosanitario se conserve durante un año.
  • No asociación de cultivos en la misma parcela, ni abandono de los mismos al final del ciclo.
  • En caso de aportar estiércol al suelo, labor que cobra especial importancia en la producción orgánica, es preciso asegurarse de que esté bien fermentado y exento de plagas.
  • Empleo de plantas que sirvan de atrayentes. Así, sus efectos sobre el cultivo descenderán.
  • Implantación y mantenimiento de las poblaciones de insectos auxiliares, gestionando adecuadamente las aplicaciones fitosanitarias.
  • Protección durante los primeros estados vegetativos de las plantas cultivadas.
  • Implantación de un marco de plantación lo más amplio posible, sin afectar negativamente a la producción y la rentabilidad del cultivo.
  • Gestión adecuada de la fertilización, manteniendo un balance equilibrado de las plantas y evitando el uso excesivo de abonos nitrogenados que provocan un mayor vigor y, por tanto, una probable proliferación de estos ácaros en el cultivo.
  • Precaución de no transportar la plaga por toda la parcela a través de distintos medios de las operaciones agrícolas como ropa, calzado o herramientas de trabajo, entre otros.

Además de estas medidas que resultan muy útiles para frenar en parte la acción de la araña roja, existen dos métodos de control, principalmente, el biológico y el químico.

Control biológico

El conocimiento de la biología de las plagas agrícolas y sus enemigos naturales es fundamental para elaborar programas de control biológico eficaces, que mantengan el equilibrio ecológico (Gallardo et al., 2005). En este sentido, durante los últimos años, la investigación y el empleo de enemigos naturales para controlar las principales plagas de los cultivos han experimentado un aumento significativo, también en el cultivo de los cítricos.

Para conseguir este objetivo, resulta fundamental mantener las poblaciones de estos insectos beneficiosos fuera del alcance de tratamientos fitosanitarios perjudiciales para ellos. De hecho, está comprobado que, si no se realizan este tipo de aplicaciones, las especies autóctonas de cada región se instalan en los cultivos, llevando a cabo su función protectora.

A este respecto, algunas investigaciones han reportado que, en determinados cultivos, además de los ácaros considerados plaga, se encuentran también ácaros depredadores, pertenecientes principalmente a la familia Phytoseiidae, que engloba a más de 2000 especies, de las cuales algunas son depredadores de ácaros fitófagos, como P. citri o T. urticae, siendo objeto de estudios taxonómicos, biológicos y ecológicos, lográndose éxitos en el manejo integrado de plagas (Doreste 1984; Lofego et al., 2000).

Para el control biológico de la araña roja en los cultivos de cítricos, entre los que se encuentra el limón, suelen emplearse diferentes enemigos naturales, que pueden aparecer de manera espontánea. En caso de que no suceda así, se realizan sueltas de estos individuos sobre las plantas para llevar a cabo dicho control.

Asimismo, conviene recordar que, además de Panonychus citri, también ataca a estos cítricos otra conocida “araña roja”, quizá más famosa, se trata de Tetranychus urticae. Contra ambas especies se pueden emplear los siguientes enemigos naturales: Phytoseiulus persimilis (más específica para T. urticae), Neoseiulus californicus (muy activo), Amblyseius swirskii (de forma preventiva), Feltiella acarisuga (controla varias especies de araña roja) o Macrolophus pygmaeus (polífago), entre otros.

Además de los depredadores naturales existe otro método alternativo basado en la aplicación de diversas especies de organismos biológicos como pueden ser hongos. En este sentido, Beauveria bassiana y Metarhizium anisopliae han sido reconocidos como importantes agentes de control biológico, siendo evaluados en varios países en condiciones de laboratorio, invernadero y campo (Tamai et al., 2002; Rosas et al., 2003).

Control químico

Tradicionalmente, la lucha frente a las diferentes plagas de los cultivos se ha basado en la aplicación exclusiva y sistemática de plaguicidas (insecticidas, acaricidas, etc.). El caso de los cítricos no supone una excepción, realizándose el control de la araña roja mediante aplicaciones de acaricidas sintéticos.

En este sentido, hay que considerar lo que afirma Guanilo (2007), que P. citri es un ácaro muy difundido en huertos que están sujetos a un fuerte control químico, también que soportan estrés hídrico o que muestran elevadas cantidades de polvo.

Otro aspecto que resulta fundamental y que suele olvidarse es que el uso de determinados plaguicidas favorece la instalación y el desarrollo poblacional de los ácaros al quedar libres de competidores por el alimento y sin depredadores naturales y/o biológicos (Ripa y Caltagirone, 1990). Es más, la proliferación de estos ácaros está muy ligada a la aplicación de insecticidas de amplio espectro, a los cuales presenta total inmunidad. Su uso, especialmente los piretroides sintéticos, tiene como consecuencia el efecto contrario al deseado, es decir, provoca un crecimiento incontrolado tras la eliminación de la mayoría de sus depredadores naturales.

Por lo tanto, después de lo expuesto, la estrategia de control debería ser la de emplear los tratamientos acaricidas cuando los métodos preventivos han fallado, pero no a la inversa. Algunas consideraciones para obtener una mejor eficacia en las aplicaciones fitosanitarias son:

  • Realizar la aplicación del tratamiento conociendo el estado de desarrollo de la población de ácaros y el nivel de riesgo que supone para el cultivo, basado en la densidad poblacional y en los daños ocasionados.
  • Tratar inicialmente los focos, vigilando periódicamente que éstos no crezcan.
  • Procurar mojar bien las partes de la planta donde se localiza la plaga. La distribución del caldo debe ser uniforme, además de emplear maquinaria en buen estado y calibrada.
  • Evitar las aplicaciones reiteradas con la misma materia activa. Por ello, es preciso alternar distintas materias con diferentes modos de acción para reducir la aparición de resistencias.
  • Elegir la materia activa más adecuada en función de las condiciones del cultivo y de la presencia de enemigos naturales. Que sea compatible con ambos.
  • Algunas materias activas utilizadas habitualmente son: abamectina, hexitiazox, etoxazol o tebufenpirad, entre otras. También la aplicación de otros productos como aceites vegetales y azufre pueden ayudar a su control.
  • Seguir las recomendaciones técnicas y de uso que vienen indicadas en el registro fitosanitario, tanto las dosis autorizadas como el cultivo para el que esté expresamente permitido.

Teniendo en cuenta todas las consideraciones expuestas, queda claro que esta plaga resulta muy difícil de erradicar por completo. De este modo, la aplicación de medidas preventivas, así como la combinación de los diferentes métodos de control, pueden hacer que estas poblaciones de ácaros se reduzcan de manera satisfactoria. Desde un punto de vista práctico, se puede establecer un umbral de población relativamente controlado, que no cause daños o pérdidas significativas en la producción final de los cultivos.