12/03/2024

Revista InfoAgro México

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Picudo del chile. Parte II (Control biológico)

Picudo del chile. Parte II (Control biológico)

  1. Definición de control biológico
  2. Alternativas disponibles
  3. Insecticidas biológicos

4. Control mediante enemigos naturales

  1. Definición de control biológico

Existen formas muy diversas de definir el control biológico, aunque la comprensión de este término no resulta difícil. Podemos entender como tal, el empleo de técnicas y estrategias para el control de plagas y enfermedades de los cultivos basadas en organismos vivos, ya sean microorganismos como bacterias, hongos, virus o nemátodos, o también mediante insectos que actúan como enemigos de la plaga.

De este modo, el objetivo primordial es mantener en niveles tolerables, los organismos nocivos para las plantas a través de la aplicación de organismos vivos que resultan antagonistas de los anteriores. Así, se utilizan medios que resultan naturales, sin dejar en los tejidos vegetales ningún tipo de residuo, al contrario de lo que ocurre cuando se emplean sustancias sintéticas en dicho control.

En el caso del chile, donde las plagas incidentes pueden originar daños severos, unido al excesivo uso de insecticidas, que causan varios problemas, entre ellos, las resistencias adquiridas por los individuos de la propia plaga.

  1. Alternativas disponibles

Considerando el ciclo biológico del picudo del chile, su capacidad de reproducción, su comportamiento en el cultivo, sus hábitos alimenticios y los factores de mortalidad natural en el ambiente donde se desarrolla, nos lleva a pensar que solamente implantando una adecuada estrategia de manejo integrado se puede tener alguna posibilidad de control.

En esta estrategia, los tratamientos insecticidas (respetuosos y moderados) deben ser integrados con medidas culturales del cultivo, las cuales van a reducir el riesgo de ataque y favorecer la intervención de la fauna auxiliar, que puede ayudar a reducir las poblaciones de insectos plaga. Asimismo, el empleo de productos naturales basados en microorganismos con efecto insecticida, también va a sumar en la estrategia de control.

Algunas de las medidas a realizar en los cultivos de chile para reducir la incidencia del picudo son:

  • Eliminación de malas hierbas en la parcela y en sus alrededores.
  • Vigilancia de las parcelas colindantes por si es detectado.
  • Retirada de los frutos caídos por la plaga y los de la planta con presencia de individuos.
  • Uso de variedades tolerantes o poco sensibles al picudo.
  • Monitoreo cuidadoso de las poblaciones de adultos.

Si se lleva a cabo el mayor número posible de acciones de este tipo, se puede detectar la presencia de la plaga de forma temprana, ayudando así a reducir su incidencia y daños al cultivo.

  1. Insecticidas biológicos

Según Rodríguez-Leyva et al. (2012), se estima que en México se pierden entre 70 y 80 millones de dólares al año debido al ataque del picudo. Inicialmente, el manejo de esta plaga se había enfocado en base a las medidas mencionadas anteriormente. Sin embargo, en la práctica, dicho manejo se sustenta en aplicaciones de insecticidas sintéticos, combinando algunos de familias químicas poco recomendables, como los neonicotinoides, organofosforados o piretroides, que son ampliamente utilizados por los productores (Ruíz et al., 2009).

Con el objetivo de reducir el uso de estos insecticidas, y los problemas derivados de su mal uso, se recomiendan otro tipo de productos naturales, basados en microorganismos, como es el caso de los hongos entomopatógenos, cuyos efectos se han demostrado satisfactoriamente desde hace mucho tiempo en numerosos ensayos en el control de un amplio grupo de plagas en diferentes cultivos hortícolas.

Estos microorganismos son aplicados, normalmente, mediante pulverización, permaneciendo en la superficie de las distintas partes de la planta para combatir a los adultos, aunque también son aplicados en ocasiones vía riego (por goteo) para el control de la fase de pupa en el suelo, como sucede con el trips en los cultivos de pimiento, tomate y otros más.

Entre los más conocidos y destacados, figuran Beauveria bassiana, Metarhizium anisopliae, Paecilomyces fumosoroseus y Verticillium lecanii. Diversos estudios realizados sobre la eficacia de estos microorganismos benéficos han reflejado, con más o menos éxito, un nivel de mortalidad satisfactorio en individuos de Anthonomus eugenii y A. grandis, infectando pupas, larvas y adultos de estas especies.

Algunos ejemplos son los trabajos de Gómez y Jiménez (1991) sobre control biológico de Metarhizium anisopliae en poblaciones de A. grandis, que causaron mortalidades superiores al 90%. Por su parte, Coutinho y Oliveira (1991) obtuvieron niveles de mortandad comprendidas entre el 67% y el 100% de esta plaga mediante la acción de B. bassiana. Este mismo hongo, según Gómez y Jiménez (1995), superó el 80% de mortalidad de A. eugenii, probando diferentes cepas de B. bassiana, siendo todas patogénicas a los adultos del picudo. Asimismo, las evaluaciones realizadas por Schuster et al. (1996), determinaron que los hongos entomopatógenos B. bassiana, P. fumosoroseus y V. lecanii, obtuvieron resultados patogénicos sobre larvas, pupas y adultos del picudo del chile.

Estos estudios suponen una pequeña muestra del potencial que posee el control biológico, en este caso, en forma de aplicaciones de microorganismos, sobre esta plaga tan dañina. Por tanto, si se integran tratamientos con estos productos en la estrategia de control, puede suponer una ayuda, reduciendo a su vez los problemas generados por los insecticidas sintéticos, especialmente con las resistencias creadas por la plaga.

  1. Control mediante enemigos naturales

Otra modalidad de control biológico es mediante el empleo de enemigos naturales en las parcelas de cultivo, existiendo dos tipos: parasitoides y depredadores. Los primeros suelen introducir las hembras adultas un huevo en el insecto plaga, el cual terminará muriendo por el desarrollo en su interior del parasitoide introducido. Los segundos corresponden a especies devoradoras, que suelen alimentarse de algunos estadíos de la plaga o, en algunos casos, de todas las etapas biológicas.

En cualquiera de los dos tipos de controladores biológicos, estos no pueden realizar su función si la parcela de cultivo es fumigada constantemente con productos fitosanitarios que provocan su muerte. Por ello, es preciso no emplear esta clase de insecticidas, dejando paso a otros que sean respetuosos con los enemigos naturales.

Vamos a nombrar algunas especies de parasitoides del picudo del chile que aparecen de forma espontánea en los cultivos del país y que podrían suponer una herramienta de control bastante útil frente a esta plaga, si se les permitiese su actividad.

A este respecto, se puede destacar el trabajo de Cortez et al. (2005), realizado en unas parcelas comerciales y experimentales de chile jalapeño al norte de Sinaloa, para observar la presencia y el nivel de parasitismo sobre Anthonomous eugenii de las especies allí encontradas. Las muestras se recopilaron durante dos temporadas (2001/02 y 2002/03), con una periodicidad semanal, tomando fruta infestada. La mayoría de los especímenes se obtuvieron a partir de marzo, alcanzando su punto máximo en abril, con frutos confinados.

Es muy importante destacar que, prácticamente, no se obtuvieron parasitoides de las granjas comerciales, probablemente debido a la aplicación excesiva de insecticidas (9 en la campaña 2001/02 y 13 en la 2002/03), mientras que en las parcelas experimentales no se produjeron tratamientos, precisamente para fomentar la actividad de estas especies benéficas. Así pues, se identificaron cinco especies parasitoides directamente asociadas con el picudo del chile: Catolaccus hunteri, Eupelmus sp. Urosigaiphus sp. Bracon sp. y Eurytoina sp., siendo la primera de ellas, la más abundante en la zona.

Sin duda, un trabajo de gran relevancia al respecto, fue la tesis de Murillo (2018), que tuvo como objetivo determinar el potencial de control de algunas especies de parasitoides de A. eugenii. De este modo, se realizaron 26 recolectas de frutos de chile infestados con individuos de picudo en 14 estados de la República mexicana, determinando en ellos, tanto la posición como la profundidad de las larvas de la plaga. Igualmente, se estimó el parasitismo potencial de cuatro especies de parasitoides sobre A. eugenii en cinco variedades distintas de chile.

De los frutos recolectados fueron contabilizados 15,014 adultos de picudo y 1,650 parasitoides pertenecientes a ocho especies: tres de la familia Braconidae (Bracon sp., Triaspis eugenii y Urosigalphus mexicanus), dos de Eulophidae (Ceratoneura petiolata y Baryscapus sp.), una de Pteromalidae (Jaliscoa hunteri), otra de Eupelmidae (Eupelmus cushmani) y otra de Eurytomidae (Eurytoma tylodermatis).

Los resultados obtenidos reflejaron que las especies con mayor distribución fueron J. hunteri y E. cushmani. Además, el porcentaje de parasitismo más elevado en campo se registró con Triaspis eugenii (40 %), que mostró el mayor potencial en todas las variedades de chile. Bracon sp y J. hunteri también mostraron buenos resultados en chile de árbol, pimiento y jalapeño, mientras que U. mexicanus alcanzó un porcentaje de parasitismo del 10.7 %.

Otro dato a destacar de dicho estudio es que las larvas de A. eugenii se encontraron a una menor profundidad en el chile de árbol (1.42 ± 0.05 mm) y en el habanero (1.72 ± 0.17 mm), mientras que resultó mayor en jalapeño (4.91 ± 0.19 mm), en pimiento (4.89 ± 0.35 mm) y en serrano (3.89 ± 0.18 mm).

Estos estudios, entre otros muchos, refuerzan el hecho de que el control del picudo del chile puede llevarse a cabo a través de alternativas naturales, sin causar problemas de salud al trabajador agrícola, rechazo del consumidor, contaminación medioambiental, generación de resistencias o gasto excesivo al productor.