02/04/2024

Revista InfoAgro México

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Polilla dorso de diamante, una seria amenaza

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Esta plaga se denominada de varias formas, tales como como “polilla de la col”, “polilla del repollo” o “polilla de las crucíferas” porque, no solamente causa daños a los cultivos de brócoli, sino también al resto de cultivos que forman el amplio grupo de las crucíferas, como son: el repollo, la coliflor, la col, la col rizada, la mostaza, el rábano o el nabo, entre otros. De los diversos insectos que se alimentan exclusivamente de esta familia botánica, la polilla del dorso de diamante se erige como la plaga más importante en el cultivo del brócoli, en el que ocasiona incrementos significativos en los costes de producción y daños considerables, reduciendo la calidad del producto comercial, el cual puede llegar a ser rechazado para la exportación. Para nuestro país, la alta incidencia de esta plaga supone un serio problema si tenemos en cuenta que la mayor parte del brócoli mexicano se exporta y que nos encontramos entre los cinco mayores productores a nivel mundial. Por tanto, llevar a cabo un control eficaz de esta plaga resulta un aspecto esencial.

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La palomilla dorso de diamante (Plutella xylostella) es un insecto lepidóptero de la familia Plutellidae que ha llegado a ser realmente cosmopolita, colonizando muchas partes del mundo y siendo la única de todo el orden Lepidoptera con una distribución continua y global. Por ello, se ha convertido en la plaga más destructiva en las cosechas de los cultivos pertenecientes a la familia Brassicaceae.

Es originaria del Mediterráneo y fue introducida al continente americano mediante el cultivo de distintas especies de la familia de las crucíferas. Los primeros reportes de este lepidóptero en Norteamérica datan del año 1845, época en la que se consideraba una plaga menor. Sin embargo, en la década de 1950, con el uso de insecticidas, Plutella xylostella comenzó a convertirse en un problema real en los cultivos de brócoli, coliflor, colza y otras crucíferas debido a que el uso continuo de plaguicidas redujo la presencia de los enemigos naturales que regulaban su población y originó la aparición de resistencias a diversas materias activas.

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En cuanto a su ciclo biológico, la hembra deposita sus huevos sobre el envés de la hoja, de forma individual o en grupos de dos o tres unidades. Al cabo de unos días, estos huevos eclosionan y las larvas comienzan a alimentarse en el mismo envés de la hoja. La etapa larval puede durar desde 10 días hasta un mes, aunque esta duración dependerá directamente de las condiciones climáticas, especialmente de la temperatura ambiente, igual que sucede con el resto de estados de desarrollo y del ciclo biológico en general. Así pues, en épocas cálidas la duración de las fases se acorta, produciéndose un mayor número de generaciones que en las épocas frías.

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A continuación, se describen los distintos estados de esta especie para poder realizar una correcta identificación en campo:

  • Huevos: Presentan una forma ovalada y aplanada, de un color que varía desde el amarillo al verde pálido. Su tamaño aproximado es de 0.5 mm de largo y la mitad de ancho. La hembra los deposita individualmente o en grupos de dos o tres, en el envés de las hojas.
  • Larvas: Pasan por cuatro estadíos larvarios, con una longitud que varía entre 2 y 10 mm. A partir del primer estadío, que es incoloro, las larvas adquieren una coloración verdosa. La forma del cuerpo se estrecha hacia ambos extremos, formando una división característica en forma de V en el último segmento del abdomen y mostrando el quinto par de pseudopatas (falsas patas) que sobresale de la parte posterior. Son muy activas, su hiperactividad se demuestra moviéndose fuertemente hacia atrás y retorciéndose violentamente si se ven alteradas. Los primeros dos instares (L1 y L2) se comportan como minadores, mientras que L3 y L4 hacen agujeros en el follaje. En el último estadío se dejan caer de la hoja, quedando suspendidas por un hilo de seda y pasando a la fase de pupa.
  • Pupas: Las larvas descolgadas pupan dentro de un capullo suelto en las hojas inferiores o externas, también pueden hacerlo en las inflorescencias de la coliflor y el brócoli (florete). De este modo, el estado de pupa ocurre dentro de un capullo holgado y transparente, el cual suele ser, generalmente, adherido al envés de dichas hojas. Presentan un color amarillento, con una longitud aproximada de 6 mm y cubierta por un cocón de sedas.
  • Adultos: Son individuos pequeños y delgados, entre 0.5 y 0.8 cm de longitud, con antenas muy largas. Muestran una actividad nocturna y son incapaces de volar a grandes distancias sin la ayuda del viento. Tienen un color marrón grisáceo con una banda amplia de coloración crema o café claro en su parte dorsal que se observa al plegar las alas, formando un patrón con una serie de diamantes en el dorso, de ahí su denominación. Tienen una extensión alar de 1.2 a 1.5 cm y, cuando se observan lateralmente, la punta de las alas parece alargarse ligeramente hacia arriba.

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Fuente: Cornell International Institute for Food, Agriculture and Development Global Crop Pest.

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De esta forma, las larvas de la palomilla dorso de diamante se alimentan más lentamente si los valores de temperaturas se sitúan por debajo de 50 ° F. Por el contrario, el crecimiento de la población resulta más rápido cuando las temperaturas son superiores a 80 ° F, pudiendo completar el desarrollo del estado de pupa en menos días. En climas cálidos, esta plaga puede hibernar y reproducirse de manera continua hasta llegar a consumar de 15 a 20 generaciones al año. Es muy difícil establecer una duración promedio de las distintas fases, ya que estos periodos varían considerablemente, dependiendo de la temperatura y la región.

Webb et al. (2019), del Departamento de Entomología y Nematología de la Universidad de la Florida, describen un comportamiento en la región del sur de esta zona, que resulta muy abundante entre los meses de diciembre a marzo, pudiendo atacar en cualquier momento del ciclo del cultivo. En cambio, a finales de mayo, el nivel de las poblaciones de polillas disminuye considerablemente, observando una escasa presencia en las trampas de feromonas, hasta niveles casi inexistentes. Dicha presencia, a través del monitoreo de polillas, puede aumentar desde la mitad del otoño hasta comienzos del invierno, aunque su actividad es limitada durante esa época. Sin embargo, desde mediados del invierno y en la primavera, es cuando esta plaga causa los mayores daños a los cultivos. Inicialmente, las poblaciones de este insecto se desarrollan en malezas silvestres, como la mostaza silvestre y, posteriormente, se desplazan a los distintos cultivos de crucíferas plantados durante el periodo mencionado. Dichas poblaciones pueden disminuir después de producirse lluvias fuertes.

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La palomilla dorso de diamante se considera la plaga más importante a nivel mundial en los cultivos de crucíferas (Fathi et al., 2011; Zalucki et al., 2012; Fathipour et al., 2019), ya que provoca incrementos significativos en los costes de producción (Li et al., 2016), al tratarse de una especie altamente migratoria y muy destructiva (Heckel, 2006). En la zona del centro de México resulta un problema constante, afectando principalmente a los cultivos de brócoli, col y coliflor.

En este sentido, el cultivo de brócoli (Brassica oleracea) es muy importante desde la perspectiva socioeconómica en la región del Bajío (Montesinos, 2005), donde el estado de Guanajuato es, con mucha diferencia, el principal productor, aportando casi el 70% de la producción nacional (SIAP, 2019). De este modo, dicho cultivo representa una sustancial fuente de divisas y beneficios considerables para los productores (Bujanos-Muñiz et al., 2013), al destinarse la mayor parte de la cosecha a la exportación.

Sin embargo, los daños causados por esta palomilla al cultivo, así como la presencia de huevos y larvas en los floretes del brócoli, provoca una seria devaluación de su valor comercial, siendo, por tanto, rechazados los envíos con destino al mercado exterior. Éste es el principal daño que ocasiona la polilla dorso de diamante en el cultivo de brócoli (Da Silva Carvalho, 2008), ya que esto deriva en unas elevadas pérdidas económicas para los productores, que no pueden controlar estos ataques en determinadas ocasiones. Se estima que las cifras registradas a nivel mundial para su control rondan los 4,000 – 5,000 millones de dólares al año. Una incidencia alta de esta plaga puede causar pérdidas de hasta el 70% en ausencia o con mínimas medidas de control.

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Como ya se ha comentado, las larvas de la polilla dorso de diamante se alimentan exclusivamente de las brasicáceas, incluyendo cultivos en los que se consume la cabeza y los tallos como son la col, el brócoli, la coliflor y las coles de Bruselas, también los cultivos de hojas anchas como bok choy, acelga, col rizada y mostaza, además de los tubérculos como el rábano y el nabo. Las plantas de esta familia contienen compuestos bioquímicos llamados “glucosinolatos” que la hembra adulta utiliza como estimulantes de la ovoposición.

Las orugas de la polilla ocasionan daños a los cultivos al alimentarse del tejido foliar, pudiendo ser atacados en cualquier momento del ciclo. Las larvas producen daños en las hojas en función de su tamaño, es decir, larvas más grandes provocan marcas más grandes. A estas marcas se les conoce como “ventanas” y son causadas por las larvas al alimentarse de la zona del envés de las hojas, creando unas capas delgadas en la superficie similares a una ventana, dejando intactos los tejidos del haz, así como las nervaduras.

De este modo, los daños ocasionados por estos insectos afectan al crecimiento de las plantas, generando malformaciones y perjuicios posteriores como la entrada de patógenos descomponedores, incluso pueden causar su muerte en ataques severos.

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Desde siempre, el principal y, a veces, el único método de control de esta plaga en México ha sido la aplicación de tratamientos con productos insecticidas, principalmente de amplio espectro (Tabone et al., 2010 y 2012; Ferreira et al., 2020). Sin embargo, la estrategia basada en tratamientos plaguicidas de forma indiscriminada ha empeorado la situación al provocar diversos problemas, entre los que destacan:

  • Efectos perjudiciales para el medio ambiente, pudiendo causar contaminación del entorno en determinados casos.
  • Eliminación de los enemigos naturales de dicha plaga, afectando a los insectos benéficos (depredadores, parasitoides y polinizadores) (Biondi et al., 2012; Lu et al., 2012; Ndakidemi et al., 2016).
  • Efectos adversos para la salud humana por la presencia de residuos de plaguicidas en el producto comestible, así como para el personal de campo (Bujanos-Muñiz et al., 2013; Shoaib et al., 2018).
  • Desarrollo de una amplia y eficaz resistencia a varios insecticidas utilizados para su control (Talekar y Shelton, 1993; Tabashnik, 1994; Sun et al., 2012; APRD, 2020), incluso después de pocos años de uso.

Mención aparte merece el último punto, ya que la capacidad de Plutella xylostella para desarrollar resistencias a los productos aplicados contra ella ha resultado ser muy efectiva. De hecho, la palomilla dorso de diamante fue una de las primeras plagas agrícolas en desarrollar resistencia al DDT en la década de 1950. Asimismo, la Arthropod Pesticide Resistance Data base (APRD) estima esta resistencia en el año 2020 hasta a 95 compuestos aproximadamente, con diferentes modos de acción, incluyendo: organoclorados, organofosforados, carbamatos, piretroides, análogos de nereistoxina, benzoilureas, Bacillus thuringiensis, avermectinas, spinosinas, fenilpirazoles, indoxacarb, diacilhidrazinas y diamidas (APRD, 2020).

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En Norteamérica, muestra especial resistencia a los piretroides sintéticos y a la mayoría de los carbamatos, aunque puede variar de manera considerable dependiendo de la región. Rodríguez-Rodríguez et al. (2021) llevaron a cabo un estudio en seis regiones del centro de México, cuyo objetivo era determinar la susceptibilidad de larvas de tercer estadío a varias materias activas, tales como: spinosad, abamectina, fipronil, cipermetrina, lambda cyhalotrina, imidacloprid, indoxacarb y chlorphenapyr.

Por todo esto, es preciso adoptar técnicas de control que resulten menos costosas y generen menos efectos adversos, estableciendo un programa de manejo integrado de plagas en el que interactúen las diversas estrategias existentes, fundamentalmente, culturales, biológicas y físicas, con el objetivo de mantener las poblaciones de estos insectos en niveles inferiores a los que causan daño económico. No se debe olvidar que la polilla del dorso de diamante ha superado grandes presiones de selección como consecuencia de aplicaciones insecticidas desmesuradas, lo que ha originado la existencia actual de poblaciones resistentes a varios modos de acción. Por lo tanto, el éxito de su control dependerá de la combinación acertada de las distintas técnicas empleadas, por no hablar del manejo adecuado y racional de los productos utilizados.

El conocimiento de los cultivos afectados, así como de su entorno y del comportamiento de la plaga en cuestión, también resultan muy útiles a la hora de planificar las estrategias de lucha. Por ejemplo, en los cultivos de crucíferas se identifican cuatro fases fenológicas: periodo vegetativo, establecimiento o desarrollo, cierre de cogollo y formación de cabeza (o cabeceo). Es importante saber que la polilla dorso de diamante actúa, generalmente, en todas las etapas del cultivo, exceptuando quizás la inicial.

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Algunas de las medidas que se pueden llevar a cabo y que son altamente recomendables para reducir los ataques de Plutella xylostella se citan a continuación:

– Monitoreo continuo. Deben realizarse monitoreos de los cultivos con una frecuencia semanal, revisando todas las zonas de la parcela, incluyendo centro y bordes, describiendo una trayectoria en zigzag o una figura en forma de ocho. También es conveniente llevar una lupa para una mejor observación, así como un cuaderno y un lápiz para realizar anotaciones. Webb et al. (2019), establecen unos umbrales entre 0.1 y 0.3 larvas por planta en cultivos de repollo en el noreste de Florida, examinando de 50 a 100 plantas por cultivo (10-20 observaciones de 5 plantas cada una).

El INIFAP establece distintos umbrales, dependiendo de la etapa del cultivo, para la zona del Bajío, del siguiente modo:

  • Etapa de desarrollo vegetativo (del trasplante a la décima hoja): 0.5 individuos / planta.
  • Etapa reproductiva (de la décima hoja o 45 días después del trasplante hasta que la cabeza del brócoli mida media pulgada): 0.2 individuos / planta.
  • Etapa de cosecha: 0.2 individuos / planta.

Para determinar el valor del monitoreo se debe contar el total de larvas, pupas y huevos encontrados y dividirlo entre el número de plantas muestreadas. Además, estos monitoreos pueden servir para registrar también la presencia de otros insectos.

– Rotación de cultivos. Debido a que la palomilla dorso de diamante tiene un rango estrecho de hospedantes y se alimenta casi exclusivamente de brasicáceas, la rotación con otras especies vegetales distintas puede ser muy útil para reducir su incidencia y el daño ocasionado, aunque la demanda de estos cultivos, así como su precio pueden determinar si los periodos de rotación sin brasicáceas son factibles a nivel económico para los productores de hortalizas comerciales (Wells, 2018).

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– Instalación de barreras vegetales. Las plantas que se siembran en el perímetro de los cultivos comerciales sirven como trampa a los insectos plaga, los cuales son atraídos y retenidos por éstas, reduciendo su ataque. En el caso de la polilla dorso de diamante, se recomienda sembrar distintas variedades de acelgas y mostaza de la India como cultivos trampa, ya que resultan altamente atractivas para esta plaga, siendo una buena medida preventiva en los cultivos de brócoli, y también de col.

– Control global de las plagas. Los programas de control de plagas deben ser enfocados, no de manera específica en esta especie, por muy dañina que resulte, sino también en todo el amplio grupo de éstas que afectan a las brasicáceas, el cual incluye otras especies de orugas, áfidos, chinches y escarabajos, entre otras. Es importante tener esto en cuenta porque la presencia de otras plagas en etapas tempranas del cultivo supone la aplicación de tratamientos preventivos, los cuales afectan a los enemigos naturales presentes y aumentan la resistencia a los insecticidas.

– Aplicación de medidas culturales. Algunas acciones que pueden ayudar a disminuir la presencia y los daños de esta plaga son:

  • Asegurar la sanidad de las plántulas antes del trasplante, para evitar una infestación inicial.
  • Colocar cubiertas inmediatamente después del trasplante, que eviten el desarrollo de la plaga.
  • Instalar trampas de feromonas, para el control de los adultos.
  • Eliminar los residuos de cosecha después del corte, incorporándolos al suelo, para evitar que dichos residuos sirvan de refugio para el siguiente ciclo.

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Manejo adecuado de Bacillus thuringiensis. Aunque la palomilla de dorso de diamante ha desarrollado resistencia a productos Bt en algunas regiones, siguen siendo una herramienta útil para controlar larvas jóvenes. Se recomienda que se alterne la aplicación de productos Bt de la cepa aizawai con productos formulados con la cepa kurstaki.

– Uso adecuado de los insecticidas empleados. Históricamente, se han realizado aplicaciones insecticidas al inicio del cultivo con fines preventivos. En el caso de la polilla dorso de diamante también se llevan a cabo en las etapas tardías, aunque las estrategias pueden variar significativamente entre regiones y dependiendo de los productos utilizados.

Cuando aparecen insecticidas nuevos en el mercado, o incluso los ya existentes, es necesario que se haga un uso de forma prudente y se combinen con otras técnicas de control (culturales, físicas, monitoreo, control biológico, etc.) para reducir, en la medida de lo posible, el uso de plaguicidas. Algunos aspectos a considerar en la aplicación de estos productos son:

  • Respetar las dosis y los intervalos de aplicación indicados en la etiqueta del producto.
  • Aplicar únicamente los productos autorizados para su uso en el cultivo.
  • No usar productos con el mismo modo de acción o que presenten resistencia cruzada.
  • Rotar insecticidas con diferente modo de acción.
  • Evitar el uso de piretroides.
  • Calibrar adecuadamente los equipos de aplicación.

– Control biológico. Se conocen varias especies de insectos que parasitan eficazmente a Plutella xylostella, especialmente en la fase de larva. En México, la avispa Diadegma insulare ha sido identificada como uno de los mejores agentes de control biológico para la palomilla dorso de diamante. Se pueden hacer liberaciones de esta avispa en campo cuando las poblaciones de la plaga no sean muy altas y se encuentre mayoritariamente en estado larvario. La mejor estrategia es favorecer la presencia de ésta y otras especies de insectos benéficos de forma natural y continua en el entorno del cultivo. Trichogramma sp. también es un parasitoide eficaz. La aplicación inicial con productos de Bacillus thuringiensis no interfiere con la actividad de estos enemigos naturales y puede ayudar a reducir la severidad de los ataques. Por tanto, para favorecer una correcta acción de los organismos de control biológico es preciso:

  • Retrasar la aplicación de plaguicidas lo más posible.
  • Usar estos productos solamente en el caso de alcanzar los umbrales de aplicación.
  • Evitar el uso de insecticidas que resulten perjudiciales para los enemigos naturales.
  • Favorecer el uso de productos biorracionales, con base de Bacillus thuringiensis, extracto de neem, Beauveria bassiana, etc.

– Medidas legales. En la zona del Bajío, las autoridades fitosanitarias han establecido periodos de veda en las que no se debe sembrar brócoli, coliflor, col u otras crucíferas.

Se ha podido comprobar que la polilla del dorso de diamante es una plaga temible, no solamente para el brócoli, sino también para el resto de las brasicáceas, por las pérdidas económicas que provoca y por la gran resistencia que muestra a los tratamientos insecticidas. Teniendo en cuenta la importancia de nuestro país en la producción y comercio del brócoli, es primordial aplicar todas las medidas de control disponibles, integradas en un mismo programa de manejo, que permita reducir al máximo los daños sobre los cultivos.

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