Está claro que un correcto movimiento de aire, influye positivamente en el buen funcionamiento de la planta intrínsecamente, pero también podemos añadir que si no existiese una correcta ventilación en un cultivo, habría zonas con diferencia de temperatura y humedad, y esto se notaría lógicamente en un descenso de la producción de la explotación.
Lo ideal es que se renovara todo el aire, que rodea a un cultivo intensivo bajo abrigo, unas 45 veces en una hora, pero este óptimo es bastante difícil de conseguir, pues deberíamos de tener una gran superficie de ventanas y unas circunstancias climáticas exteriores óptimas.
EFECTOS DE LA VENTILACIÓN
Los principales efectos sobre los factores climáticos, que provoca el uso de la ventilación son los siguientes:
- Efectos sobre la temperatura: La temperatura en el interior de un invernadero suele ser más elevada que la temperatura que hay en el exterior, por lo que al cambiar aire a baja temperatura por aire más caliente, conseguimos bajar la temperatura del invernadero. En caso de que se produzca «inversión térmica», es decir, que el aire del interior del invernadero esté más frío que el aire exterior, se produciría una subida de temperatura provocada por la ventilación. Este fenómeno último puede ocurrir en invierno, por lo que el uso de la ventilación será positivo, o en verano cuando tenemos vientos muy cálidos que traen aire muy caliente, que se va acumulando en el interior del invernadero. También se disminuye la temperatura del invernadero en ausencia de viento, es decir, sin renovar el aire de éste. El aire caliente al pesar menos que el aire frío, se concentra en la parte alta del invernadero, y sale por las ventilaciones cenitales, debido al «efecto chimenea». Este efecto lo tenían muy en cuenta los diseñadores de barcos en ciertas épocas anteriores, ya que con estas chimeneas conseguían renovar el aire de todas las partes internas del barco. De todas formas con este último efecto, provocamos menor bajada de temperatura, que con el de renovación del aire.
- Efectos sobre la humedad: En el interior del invernadero, la humedad absoluta es siempre superior a la de la exterior. Ello es debido a que en el interior del invernadero existe una gran densidad de plantas, que debido a la transpiración, elevan la humedad absoluta del interior. Es por ello, que al ventilar, cambiamos aire con más vapor de agua por aire con menos vapor de agua. Es decir, con la ventilación provocamos una disminución de la humedad dentro de un invernadero, con el menor riesgo de enfermedades para el cultivo.
- Efectos sobre la concentración de CO2: La concentración de CO2 en el exterior se mantiene más o menos constante alrededor de 300-350 ppm. En el interior del invernadero la concentración de CO2 va variando a lo largo del día. Durante el día la planta realiza los procesos de fotosíntesis (en la que consume CO2) y respiración (en la que produce CO2). Pero el proceso de fotosíntesis es más importante que el de respiración, por lo que la planta durante el día es consumidora neta de CO2. Durante la noche la planta sólo respira, es por ello que la planta es una generadora de CO2. Desde que anochece empieza a aumentar la concentración de CO2 en el interior del invernadero. Si en el invernadero se mantienen las ventanas cerradas, la máxima concentración de CO2 se suele dar justo antes de que amanezca. La concentración de CO2 va bajando cuando la planta realiza la fotosíntesis; cuanto mejores sean las condiciones climáticas, mayor será la tasa de fotosíntesis y por ello mayor será el consumo de CO2. Llega un momento en que la concentración de CO2 es inferior en el interior, que en el exterior del invernadero. A partir de este momento es cuando sería conveniente ventilar, ya que cambiaríamos aire con menos CO2, por aire con más CO2. Es por ello que mantener las ventanas cerradas de noche nos permite acumular CO2, que será usado el resto del día.
TIPOS DE VENTILACIONES
La ventilación de los invernaderos se suele realizar mediante el uso de unas aperturas en el invernadero, llamadas ventanas, situadas en los techos o en los laterales de éste, que permiten la renovación del aire, o bien mediante el uso de ventiladores de diferentes caudales.
La mejor forma de clasificar las ventilaciones es basándonos en la forma en que se realiza la renovación del aire.
La ventilación activa es aquella en la cual actuamos activamente en el movimiento del aire del invernadero, utilizando una serie de ventiladores. La ventilación pasiva en cambio, es aquella en la realizamos una serie de aperturas o ventanas en el invernadero, y el viento natural que se produce en la zona en que se encuentre la explotación, va renovando el aire del invernadero. A su vez podemos dividir la ventilación pasiva en dos tipos, dependiendo del lugar de colocación de las ventanas:
· Ventilación lateral: las ventanas se sitúan en los laterales o paredes del invernadero.
· Ventilación cenital: las ventanas se sitúan en el techo del invernadero.
Tradicionalmente en los invernaderos se ha venido utilizando la ventilación pasiva o natural, debido a su coste más bajo que la ventilación activa o forzada. Últimamente esto está cambiando principalmente por dos razones.
– La corriente de aire que se genera en el invernadero, procedente de las ventanas laterales o cenitales a través del cultivo, puede ser muy perjudicial, ya que lo pueden deshidratar en determinados momentos del año.
– Las ventanas laterales son una importante entrada de patógenos. Es por esto, que cada vez más se ponen mallas en los invernaderos muy tupidas para evitar la entrada de plagas, pero que hacen descender la ventilación que necesita el cultivo
Ante estas dos circunstancias, cuando se elija el tipo de ventilación debe de tenerse en cuenta estos dos problemas.
VENTILACIÓN FORZADA
El objetivo de la ventilación forzada es sacar al exterior el exceso de temperatura y humedad. La velocidad y cantidad de calor que debemos sacar ,dependen principalmente de la temperatura exterior y de la velocidad del aire. Es importante que la dimensión, localización y control de la ventilación, sean correctas.
Los ventiladores de gran caudal tienen una serie de hélices de acero inoxidable. Lo normal es que sean extractores de aire. Manejan grandes caudales de aire a bajas velocidades, por lo que las plantas no se deshidratan. Son capaces de renovar, hasta cuarenta y cinco mil metros cúbicos de aire por hora.
Todo el chasis del ventilador es de acero galvanizado para estar protegido de la corrosión. Existen modelos incluso, que poseen aquellas partes más delicadas, cubiertas de plástico para evitar que se oxiden prematuramente. La hélice es también de acero inoxidable ya que a través de ella pasa todo el aire húmedo, productos químicos o cualquier otro agente corrosivo.
En la parte anterior del ventilador existen una serie de rejillas para evitar accidentes. En la parte posterior existen una serie de persianas o lamas, que se encuentran cerradas cuando el ventilador no está funcionando, para evitar entradas de plagas y evitar pérdidas de temperatura. Tradicionalmente estas lamas se abrían cuando el ventilador estaba funcionando con la misma presión que producía el aire, pero esto produce pérdidas de carga importantes. Hoy en día se prefiere trabajar con empujadores centrífugos, que consisten en una serie de contrapesos que cuando empiezan a girar se abren y empujan las láminas, perdiéndose menos energía que con técnica tradicional.
La ventilación forzada lo que pretende es equiparar las condiciones que existen dentro del invernadero, a las condiciones que existen en el exterior de este. Cuando amanece o anochece se producen acumulaciones de humedad dentro del invernadero, que se pueden evitar utilizando este tipo de ventilación, haciendo de esta forma que la planta esté durante más tiempo trabajando al día.
Estos tipos de ventiladores de esta forma, se utilizan en cualquier época del año; en épocas frías para evitar humedades excesivas dentro del invernadero y en épocas calurosas para evitar temperaturas excesivas.
Estos ventiladores se deben de utilizan junto con la ventilación pasiva, tanto lateral como cenital, ya que de otra forma produciríamos un vacío en el invernadero.
El diseño y cálculo del número de ventiladores que debe tener un invernadero, está en función la cantidad de aire que se quiera renovar, disposición de los aparatos, dimensión de la finca, planimetría del invernadero, distancias entre ventiladores, viento natural que exista en la zona en que se encuentre la finca, etc. La instalación debe estar bien diseñada ya que corregirlo es bastante difícil.
Los ventiladores no van siempre colocados siempre en el mismo sitio en cada finca. Existen zonas donde es necesario ponerlos altos, en otras zonas hay que ponerlos en la cara norte del invernadero, etc.
La progresión en las instalaciones de estos ventiladores ha sido enorme en este año. Se empezaron a instalar hace algunos años con la progresión de mejores estructuras de invernaderos. En el sector de planta ornamental también se empezaron ha instalar ventiladores, ya que estas plantas requieren un especial control climático, pero hoy en día se está viento su rentabilidad en la horticultura.
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