09/11/2024

Revista InfoAgro México

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Grados de reposo invernal 

Grados de reposo invernal 

 

  1. Definición de reposo invernal
  1. Clasificación de los grados de reposo
  1. Influencia del GRI

 

  1. Definición de reposo invernal

 

El reposo invernal es una característica genética de la alfalfa mediante la cual, en respuesta a la disminución del fotoperíodo y a las bajas temperaturas de la etapa otoño – invierno, las plantas reducen su crecimiento (Mckenzie, 1988). Estos factores ambientales desencadenan un proceso de aclimatación que permite la supervivencia de las plantas hasta que regresen las condiciones óptimas para, de este modo, volver a crecer y a desarrollarse (Spada, 2007).  

 

La teoría fisiológica más aceptada indica que, durante este periodo de aclimatación, se produce una acumulación de hidratos de carbono y compuestos nitrogenados en la raíz y en la corona que posibilitarán el reinicio del crecimiento en primavera (Spada, 2007). 

 

También es preciso señalar que, además de la respuesta que ofrece la alfalfa al fotoperíodo y a los valores térmicos, existen evidencias (Sulc et al., 1999) de que el contenido de humedad del suelo es, igualmente, un factor determinante para que ocurra este proceso, o incluso superior. 

 

  1. Clasificación de los grados de reposo

 

En lo que respecta al reposo invernal, la clasificación original en distintas categorías fue propuesta en California por Marble (1988), la cual incluía solamente 6 grados. En la actualidad, la determinación del grado de reposo invernal (GRI) en el vecino país del norte reconoce 11 grados o categorías, cuya definición se basa en la altura de rebrote medido a los 25 – 30 días del último corte de otoño, de acuerdo con una escala que contempla incrementos de 5 cm entre los grados y que utiliza variedades testigo debidamente definidas para cada grado (Teuber et al., 1998). 

 

Los distintos grados de reposo invernal (GRI) se clasifican del siguiente modo (Spada, 2007): 

 

  • Con reposo: Grupos 1, 2, 3, 4 y 5. 

 

  • Con reposo intermedio: Grupos 6 y 7. 

 

  • Sin reposo: Grupos 8 y 9. 

 

  • Extremadamente sin reposo: Grupos 10 y 11. 

 

De este modo, los cultivares con reposo detienen su crecimiento en el periodo otoñal, a medida que se acorta el día y disminuye la temperatura, como un mecanismo de protección contra el frío (y las heladas). Por el contrario, los cultivares sin reposo están menos subordinados al fotoperíodo y continúan su crecimiento mientras la temperatura se mantenga en torno a 5 º C (Poole et al., 2003). Según Brummer et al. (2003), en este tipo de cultivares no se activan los procesos de aclimatación antes mencionados, por lo que las plantas continúan creciendo en otoño y no acumularán suficientes sustancias de reserva en la raíz y en la corona, siendo así susceptibles a las bajas temperaturas invernales.  

 

  1. Influencia del GRI

 

En función del grado de reposo invernal (GRI) que tenga un determinado cultivar de alfalfa, podrá mostrar un comportamiento y unas características diferenciales en relación a otros. A continuación, se exponen algunos ejemplos comparativos al respecto: 

 

  • Los cultivares con reposo registran una tasa de crecimiento menor que la de los cultivares sin reposo (Spada et al., 2007).  

 

  • Los cultivares con reposo maduran más lentamente que los cultivares sin reposo (Busbice y Wilsie, 1965); Major, 1991), aunque contrariamente, Krachunov et al. (1995) y Hall et al. (2000), no encontraron diferencias en el estado de madurez entre cultivares de distinto grado de reposo. 

 

  • Los cultivares con reposo no suelen verse afectados por heladas, mientras que los cultivares sin reposo pueden ser dañados por temperaturas inferiores a – 1 º C, siendo recomendable el uso de éstos solamente en zonas templadas (Marble, 1988). 

 

  • Los cultivares con reposo (GRI 1 – 3) son más sensibles a cambios de longitud del día y temperatura que los que no tienen (GRI 7 – 9) (Teuber et al., 1995). En este sentido, Cunningham et al. (1988) indican que sucede algo muy similar con los cultivares seleccionados en áreas templadas, los cuales no responden al fotoperíodo como lo hacen los seleccionados en áreas más extremas. 

 

  • Los cultivares con reposo exhiben en el otoño, tallos cortos y postrados, y presentan durante el verano bajas tasas de elongación de rebrotes. Por el contrario, los cultivares sin reposo continúan creciendo durante el otoño y presentan tallos más erectos, con tasas de crecimiento mayores, durante la primavera y el verano (Sheaffer et al., 1992). 

 

  • Los cultivares con reposo suelen tener una mayor tasa de acumulación de carbohidratos, especialmente en otoño, siendo dicha concentración variable a lo largo del ciclo de crecimiento (Castonguay et al., 1995; Haagenson et al., 2003). 

 

  • Los cultivares sin reposo pueden afectar negativamente la digestibilidad, debido al tipo de tallo que presentan, más erecto y fibroso que el de los cultivares de reposo intermedio (Brummer et al., 2003). En esto coinciden Putnam y Orloff (2003), que consideran que los cultivares sin reposo (GRI 8 – 9) poseen mayor contenido de fibra y menor de proteína. 

 

  • Los cultivares sin reposo, adaptados a bajas temperaturas, ostentan en general, mayores concentraciones de oligosacáridos en la corona y mayores niveles otoñales de sacarosa y rafinosa (Haagenson et al., 2003). Para estos autores, la concentración de oligosacáridos en el otoño se correlaciona muy significativamente con el inicio del rebrote de la próxima primavera, otorgando la concentración de azúcares una mayor resistencia a las heladas que la de almidón. 

 

  • Los cultivares sin reposo muestran, durante el otoño, pocos cambios en su concentración de proteínas y aminoácidos, mientras que los cultivares con reposo presentan en este mismo periodo mayores concentraciones de compuestos nitrogenados (Cunningham et al., 2001). En ese aspecto, Haagenson et al. (2003) encontraron una relación entre la concentración de aminoácidos solubles y proteínas en la raíz y la resistencia a heladas, mostrando mayores concentraciones de compuestos nitrogenados en sus órganos de reserva los cultivares de menor GRI. 

 

Es muy importante tener en cuenta que la expresión del GRI está gobernada por genes, los cuales se activan al exponerse a condiciones de bajas temperaturas y menor fotoperíodo (Cunningham et al., 1998, 2001) y, aunque las bases fisiológicas de la dormancia no están todavía totalmente dilucidadas, se especula que estos genes, al expresarse, pueden provocar una serie de procesos metabólicos interrelacionados y complejos (Brummer et al., 2000).  

 

No obstante, a pesar de generar dichos procesos al ser expuestos los cultivares a determinadas condiciones climáticas, se pueden destacar de forma general, algunas consideraciones para el cultivo de alfalfa, que resultan interesantes, como son: 

 

  • La altura de rebrote para un mismo material puede variar entre momentos de corte o localidades en donde se realice la medición (Teuber et al., 1995). Así, un determinado cultivar puede clasificarse con un GRI concreto en un lugar y ser distinto en otra ubicación, en función de un comportamiento diferente. 

 

  • Aspectos que contribuyen a la caracterización productiva de las plantas, como el vigor, la tasa de crecimiento, la producción de materia seca, la persistencia o la reacción frente a plagas y enfermedades, también se relacionan con el GRI.  

 

  • Los distintos grado de reposo van a generar diferentes características morfológicas entre plantas, afectando a la calidad del forraje. Knipe et al. (1998) indican que el GRI es un buen estimador de dicha calidad, explicando el 80 % de la variación entre cultivares respecto a los contenidos de PB, FDN y FDA, aunque no tiene por qué aplicarse en todos los casos, debiendo tener precaución cuando se trata de cultivares de distintos grados de reposo invernal. 

 

  • Desde un punto de vista fisiológico, la tolerancia a las heladas está relacionada con la disposición de los carbohidratos de reserva. 

 

  • También la concentración de sustancias nitrogenadas cumple un rol importante en la resistencia a las bajas temperaturas.  

 

En conclusión, se puede afirmar que el distinto grado de reposo invernal al que se ve sometido un determinado cultivo de alfalfa va a ser fundamental, ya que va a influir en su comportamiento posterior. Asimismo, se debe destacar que, siempre dependiendo de las condiciones ambientales reinantes y la localidad, se verán afectadas algunas de sus características, tanto de desarrollo fisiológico como de calidad nutricional en el forraje.