Importancia de la poda
1.Introducción
2.Objetivos de la poda
- Tipos de poda
- Introducción
Entre las labores que se pueden practicar a los árboles de durazno, la poda es, sin ninguna duda, una de las acciones fundamentales a realizar. Si esta operación no se lleva a cabo, los árboles crecerán sin control, sin mantener una forma y una estructura determinada, lo que terminará repercutiendo en aspectos tan importantes como pueden ser, su óptimo desarrollo, la aparición de plagas y enfermedades o la merma de la producción final, entre otros. Por ello, esta labor debe ejecutarse, prácticamente, desde los inicios del cultivo y mantenerse a lo largo de su vida, aunque de forma adecuada, sin resultar demasiado severa. En función de las condiciones del entorno, se pueden aplicar distintas técnicas de poda.
- Objetivos de la poda
La poda es una operación del cultivo que se lleva a cabo con el fin de regular el desarrollo de la planta, así como establecer una estructura adecuada de la misma. De este modo, a partir del momento de la plantación, se debe realizar esta labor para conseguir un balance adecuado entre el sistema radicular y la parte aérea del árbol.
Por una parte, las plantas jóvenes necesitan formar una correcta estructura para sustentar el desarrollo del follaje y generar una producción óptima en el futuro, mientras que los árboles adultos se podan para mantener un tamaño y una forma, así como facilitar otras acciones como los tratamientos fitosanitarios o las labores de cosecha.
Es conveniente, cada año, eliminar parte de los brotes que se han formado durante la temporada, para que así, los que permanezcan en el árbol cuenten con una adecuada proporción de las reservas almacenadas. Asimismo, se debe establecer un número de ellos tal, que esté en relación directa con la producción de frutos deseada, siempre que ésta sea razonable. En definitiva, el fin último y principal objetivo de esta práctica es alcanzar un rendimiento óptimo del árbol a partir de una estructura apropiada del mismo.
En cuanto al momento de realizarla, se pueden establecer dos épocas, en función de las condiciones climáticas de cada una. A este respecto, G. Lemus, Ing. Agrónomo del INIA, diferencia éstas dos:
- Poda invernal, que tiene como principal misión regular el número de ramillas que se dejan para sostener la producción de la temporada. Igualmente, sirve para corregir la estructura de la planta.
- Poda de verano, cuya principal misión es evitar el sombreamiento de la fruta que se encuentra en el interior del follaje y de los futuros centros frutales. Para ello, es necesario eliminar los chupones que se desarrollan en la zona central.
Para esto, es recomendable ir quitando los brotes que van adquiriendo características de chupón, sin dejar que alcancen un tamaño demasiado grande porque su eliminación tardía supone una situación de estrés para la planta, así como una cantidad de energía del vegetal “desperdiciada” durante ese tiempo, la cual sería mejor aprovechada con un deschuponado más temprano. Además, un tamaño considerable de los mismos, supone un trabajo más complicado al tener que mover un mayor volumen de ramas.
Por otra parte, el hecho de prescindir súbitamente de una zona del follaje puede provocar un riesgo de “golpe de sol”, debido a la exposición a la radiación solar. Por esto, se aconseja mantener las hojas basales del chupón para evitar que se produzca este daño.
Se estima como periodo aproximado para alcanzar el status de chupón unos 30 días en adelante. Cuando éstos tienen unas dimensiones comprendidas entre 50 y 120 centímetros son fácilmente identificables.
La poda supone una serie de beneficios, no solamente a nivel de estructura, manejo o producción. También, puede mejorar las características de los frutos como, por ejemplo, su coloración, aumentando de este modo sus parámetros de calidad, especialmente en las variedades destinadas a la exportación.
- Tipos de poda
Se pueden ejecutar diferentes sistemas de formación, los cuales se deben establecer en función de aspectos tales como la forma de la planta que se desea, las distancias de plantación o la estructura de cada árbol, entre otros. Por tanto, existen varias posibilidades de formación del duraznero. El ingeniero agrónomo del INIA, G. Lemus, destaca tres tipos de podas formativas:
- Tipo Vaso o Copa
Es el sistema tradicional más popular en todo el mundo, conocido como “vaso abierto”, en el que se mantiene una estructura de 3 a 4 brazos o ramas madres, que permiten la entrada de luz al interior de la planta, además de su periferia. De este modo, los árboles se plantan en invierno y en primavera se rebajan para seleccionar estas ramas madres.
Aunque este sistema es fácil de implementar, pueden presentarse dos problemas principales, como son:
- Una lenta entrada en producción, ya que la formación de una estructura retrasa la entrada en producción del huerto, al menos por dos temporadas. Así, la plena producción se podría alcanzar al cuarto o quinto año desde el establecimiento, aunque es cierto que los periodos estimados dependen a su vez de diversos factores del entorno, especialmente de los climáticos.
- Plantas de gran envergadura con el paso del tiempo, que requieren una mayor mano de obra, así como una mayor dificultad de las tareas, siendo necesario el empleo de escaleras para realizar las distintas labores de poda, raleo y cosecha.
No obstante, es preciso destacar que en las últimas décadas se ha venido produciendo un notable cambio en el cultivo tradicional debido a que en la actualidad se desea tener árboles que presenten un tamaño más reducido, cuyos requerimientos de poda sean más moderados, basándose más en principios fisiológicos que en criterios estéticos.
Por todo esto, se ha derivado en una situación donde se establece una nueva técnica, la cual requiere el manejo de huertos en alta densidad. Así, las plantaciones que presentan estas altas densidades modifican profundamente la estructura del árbol, que se guía en uno o más ejes, sobre elementos de sostén o dejando que la propia planta se sustente por sí sola.
Igualmente, se aplican sistemas de “ultra densidad”, donde la estructura permanente corresponde sólo a un pequeño tronco, del cual nacen uno o dos brotes. En estos sistemas, los frutos son cosechados eliminando incluso la ramilla que los produce, iniciando la planta un nuevo ciclo de crecimiento y producción.
El INIA (Abarca et al., 2017) destaca que, de forma general, en Chile se comenzó plantando con un marco de 5 m x 5 m, lo que supone una densidad de 400 plantas por hectárea. Posteriormente, se han ido estableciendo distancias menores entre árboles como, por ejemplo 5 m x 3 m, incrementando la densidad de plantación a 667 plantas por hectárea.
- Tipo Ypsilon o “en V”
Esta conducción puede considerarse una forma similar a la mitad de un vaso abierto, en la que la planta se estructura con dos ramas que nacen del tronco a una altura de aproximada de 40 – 60 centímetros y separadas por una abertura en un ángulo de 45 – 60°.
A medida que se desarrollan, estas ramas tienden a crecer, siendo orientadas hacia la zona existente entre las hileras de plantas, para poder conseguir un mayor volumen productivo de las mismas. De esta forma, sobre dichas ramas, se mantienen los centros frutales de manera similar a la técnica de conducción en copa o vaso.
En determinadas ocasiones se aplica la variante que consiste en el uso de alambrado, con el fin de sostener y orientar las ramas cargadoras, para adelantar así la entrada en producción.
En cuanto al marco de plantación que se adopta en este sistema de poda, las distancias van a depender del vigor de la variedad cultivada. Por ello, es necesario conocer estas dimensiones para definir acertadamente las distancias de plantación, especialmente si se consideran las nuevas variedades introducidas.
De forma general, para este sistema “en V” se suele establecer una longitud entre plantas entre 1.5 y 2 metros, mientras que la distancia entre hileras puede presentar de 4.5 a 5.5 metros. Teniendo en cuenta un valor promedio de 2 m entre plantas y 5 m entre hileras o líneas de árboles, resulta una densidad de plantación en torno a 1,000 plantas por hectárea.
- Tipo Eje central
Esta técnica de poda consiste en desarrollar el tronco como la única estructura de sostén de la planta, sobre la que se dispondrán las futuras ramillas frutales, formándose posteriormente, todo el entramado del árbol a partir de ellas. Así, las ramas secundarias sostendrán la madera frutal durante toda la vida del huerto.
Los árboles a los que se les aplica esta técnica tienen forma piramidal, como consecuencia de que las ramas secundarias son más grandes en su parte inferior y de menor tamaño conforme se va ascendiendo.
En este sistema se prefiere utilizar una planta con el portainjerto de un año de edad, donde la variedad injertada comienza a crecer en el campo. Esto supone que el eje se desarrolle en el terreno definitivo, lo que tiene la ventaja de recibir la radiación por todas las partes de la planta, obteniendo unas ramas de mejor calidad que si se hubieran desarrollado en el vivero.
En el caso de usar plantas de dos años, éstas se pueden rebajar a 2 – 3 yemas, seleccionando el mejor brote para desarrollar el eje central una vez que emergen, mientras que el resto serán eliminadas.
Este tipo de conducción se utiliza para establecer huertos en alta densidad, que generen elevadas producciones desde los primeros años, cuyos árboles deben ser cosechados con plataformas o medios que permiten a los operarios acceder a las partes altas con las menores dificultades posibles.
Para alcanzar los objetivos productivos deseados, la densidad de plantación también debe ser alta. En la implantación de esta técnica se suelen emplear alrededor de 1,000 árboles por hectárea.
Por tanto, después de considerar los tipos de poda que se pueden practicar, sus características y las consecuencias (buenas y malas) que pueden provocar en el desarrollo de las plantaciones de duraznos, así como en el resultado de sus rendimientos, es preciso resaltar la enorme importancia que supone esta técnica para el correcto mantenimiento de los huertos durazneros.
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