02/04/2024

Revista InfoAgro México

Toda la agricultura, ahora en tus manos

Criterios edáficos a considerar antes de realizar la plantación

Criterios edáficos a considerar antes de realizar la plantación

1. Introducción

Cuando se va a llevar a cabo la implantación de un cultivo, el agricultor debe informarse de ciertos aspectos antes de iniciar el proyecto. Si los problemas están presentes antes de empezar, pero no se conocen, supondrá un serio inconveniente en el desarrollo posterior de las plantas, afectando probablemente al rendimiento final, por no hablar de la rentabilidad del cultivo, que se verá afectada como consecuencia del aumento de los costes originados por dichos problemas.

Esto es lo que sucede en el caso del terreno de cultivo, ya que, si no se ha realizado un estudio previo de sus características, el agricultor puede encontrarse después de realizar la plantación, con algunos problemas que pueden afectar severamente a sus durazneros. Por ello, es recomendable tener en cuenta algunos aspectos del suelo que pueden repercutir más tarde en el desarrollo y el rendimiento de los huertos.

2. Conocimiento del suelo antes de la plantación

La observación del terreno en el momento previo a la plantación de un huerto de durazno es una práctica que resulta fundamental para asegurar un adecuado establecimiento de las plantas y su posterior desarrollo. Por ello, la principal intención es observar si el suelo posee unas buenas condiciones de cultivo, como pueden ser la aireación, la capacidad de infiltración del agua, un contenido aceptable de materia orgánica, etc. Todas estas características facilitarán el crecimiento del sistema radicular, así como el progreso posterior de la parte aérea.

Una forma confiable para obtener esta información es por medio de una técnica de prospección que se conoce con el nombre de “calicata”. Consiste en una exploración del terreno, mediante una excavación que permite la observación del perfil del suelo, a la vez que se pueden tomar muestras en las paredes de la calicata, a distintas profundidades que, posteriormente, serán enviadas al laboratorio para conseguir una información más completa que también ayudará en el manejo del suelo y del riego.

Según Carrasco et al. (2017), en huertos frutales se recomienda realizar excavaciones de un metro de ancho por uno de largo y, como mínimo, 1.5 m de profundidad. El número de calicatas a abrir en un predio depende de la variabilidad del suelo, recomendando una distancia entre sí de 80 – 100 metros.

En grandes superficies de cultivo en los que se desee realizar un amplio número de calicatas, el trabajo manual resultaría demasiado elevado, por lo que es conveniente llevarlas a cabo mediante el uso de máquinas excavadoras, aunque es importante destacar que, una vez terminada, sus paredes deben ser afinadas con pala y picota con el objeto de eliminar la compactación que ocasiona el corte de la maquinaria, consiguiendo así una mejor observación del perfil del suelo.

3. Criterios para realizar una calicata

Cuando se hace este tipo de excavaciones en el terreno, hay que tener en cuenta una serie de aspectos que pueden resultar determinantes para el comportamiento de los durazneros que se van a instalar en él. Abarca et al. (2017), destacan los siguientes criterios a considerar en la observación del suelo a través de una calicata:

– Profundidad efectiva, que representa la capa de suelo donde pueden desarrollarse las raíces, sin encontrar obstáculos naturales como piedras, capas freáticas o la propia compactación del suelo. El único medio fiable para conocer este parámetro es la observación directa del perfil y de la distribución espacial de las raíces.

Por tanto, para conocer la profundidad efectiva del suelo, es necesario observar el desarrollo del sistema radicular hasta una profundidad en la que aparezcan dificultades evidentes para el mismo. De hecho, la mayoría de árboles frutales presentan un mayor crecimiento radical conforme mayor es la profundidad efectiva del suelo.

El mal drenaje es una de las principales características del suelo que define la profundidad efectiva. Por ejemplo, si una capa de agua se encuentra presente, de manera casi permanente, a 80 cm de profundidad, la indicada profundidad efectiva para el desarrollo de las raíces del cultivo en ese terreno será de 80 cm.

– Compactación y “pie de arado”, que dificultan la infiltración del agua. La compactación del suelo se define como una reorganización y estrecha unión de las partículas sólidas del mismo, por factores externos, como puede ser el uso de maquinaria agrícola. Estas acciones provocan un incremento de la densidad aparente, así como una reducción de la porosidad total.

La mayoría de los especialistas en el manejo de suelos coinciden en que el deterioro de la estructura de los suelos agrícolas por compactación es consecuencia del laboreo convencional con arados de vertedera o discos, los cuales causan a su paso, entre 30 y 40 cm de profundidad aproximadamente, la formación de la mencionada capa compactada. Esto es lo que se define como “pie de arado”, que impide el movimiento normal del agua y del oxígeno en la zona de las raíces de los cultivos.

Cuando se realiza una calicata, una forma práctica de confirmar la existencia de compactación del terreno, es ejerciendo presión en las paredes con el extremo de un objeto puntiagudo, como un cuchillo, evaluando de esta manera la resistencia que opone el suelo a la penetración de la punta aplicada. Por tanto, si existiese este problema, normalmente localizado a una determinada profundidad, se detectaría al percibir una mayor resistencia del suelo a ser penetrado por la punta del cuchillo.

Además, si el horizonte está compactado, presentará la típica estructura “laminar”, donde el volumen muestreado en ese horizonte se alinea en torno al eje horizontal con mayor amplitud que en el eje vertical, observándose también una masa densa, no porosa.

– Problemas de drenaje, que no son detectables mediante la observación de la superficie del suelo, siendo necesaria una inspección visual del subsuelo. Estos inconvenientes se evidencian a partir de la profundidad, donde comienza la saturación de agua en una calicata, comprobándose también la existencia de raíces muertas en esa hondura.

La importancia de esta detección es enorme, de una gran trascendencia, siendo necesario solucionar el problema antes de realizar la plantación. Si, por el contrario, no se encuentra ninguna solución, no es recomendable plantar en dicho terreno.

Para reducir los perjuicios de un mal drenaje se suele recurrir a construir sistemas que ayuden a filtrar el agua que se va acumulando en el suelo. También se pueden crear camellones de 80 a 100 cm de altura cuando el encharcamiento es detectado a profundidades mayores a un metro, realizando sobre ellos la plantación.

Por tanto, plantar árboles en suelos mal drenados, sin haber tomado las medidas oportunas, terminará provocando una serie de problemas en el huerto, debido al exceso de agua acumulada. Esto se traducirá en situaciones de anoxia (o muerte de las raíces por asfixia), incidencia de enfermedades causadas por organismos patógenos, nutrición mineral deficiente, etc. En definitiva, no alcanzará el rendimiento esperado ni llegará a prosperar económicamente.

– Textura, que puede ser descrita de manera precisa, definiendo el porcentaje de arena, limo y arcilla, a través del informe realizado en un laboratorio. Sin embargo, también se puede obtener una idea aproximada del tipo de textura del suelo mediante un reconocimiento in situ cuando se ha realizado la calicata.

De este modo, al tomar una muestra de suelo de la pared de la excavación, se puede saber si éste es de tipo arenoso cuando al manipularlo presenta una consistencia suelta, incluso con un elevado estado de humedad, formando una masa poco o nada uniforme al apretarlo con las manos. Los suelos arenosos van a presentar para los cultivos problemas de retención de agua y nutrientes, debido al alto porcentaje de macroporos existente en su estructura.

 

El suelo esta compuesto por 3 partículas. (2021, 29 junio). UPRM - Laboratorio de Fertilidad de Suelos y Calidad de Agua. https://www.facebook.com/sueloaguauprm/

Por el contrario, un suelo arcilloso se puede reconocer en una calicata porque se forma una masa uniforme y compacta al comprimir una porción de suelo, es decir, todo lo contrario que en el caso anterior. Además, quedarán restos de la muestra adheridos en las manos, no siendo fácil desprenderlos de ellas. Los suelos arcillosos son más pesados y retienen más agua debido a su alto porcentaje de microporos, lo que puede perjudicar el crecimiento de las raíces del duraznero por falta de oxígeno y por el desarrollo de enfermedades del suelo. Los organismos que afectan a las raíces de los frutales crecen bien en suelos pesados y mal drenados.

Desde el punto de vista textural, los mejores suelos son los francos, que poseen una adecuada relación entre arena, limo y arcilla, caracterizándose por poseer una buena retención del agua, pero también una óptima capacidad de drenaje frente al exceso de agua.  Por tanto, este tipo de suelos ayudan al correcto progreso del sistema radicular, reduciendo los problemas ocasionados en otros perfiles con texturas poco favorables.

– Pedregosidad del terreno, que puede provocar algunos inconvenientes al suponer ciertos obstáculos en las labores del suelo en las que se utilizan aperos como arado de vertedera, cincel y subsolador que, en algunos casos, según el volumen y el tamaño de las piedras, pueden llegar a romperse, por lo que sería más adecuado trabajar con arados y rastras de discos.

Es importante tener en cuenta que la presencia de piedras en un terreno está asociada a suelos de textura arenosa, lo cual no supone mayores problemas para una plantación de durazneros en cuanto a la gestión del agua de riego, ya que no se producirá acumulación de la misma como consecuencia de un mal drenaje. Sin embargo, debido a una elevada percolación del agua sí sería conveniente instalar sistemas de riego tecnificado, principalmente por goteo o localizado, en los que se pueda controlar, tanto la frecuencia como el tiempo de riego.

Así pues, hemos comprobado la importancia que tiene realizar un estudio del suelo que sea anterior a la plantación, ya que puede detectar algunos inconvenientes para el cultivo que se va a colocar en él, evitando así sufrir problemas mayores con el paso del tiempo, ya no solo nos referimos a las mermas de producción, sino también al incremento de los costes que puede atentar gravemente contra la rentabilidad del agricultor.