02/04/2024

Revista InfoAgro México

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Descripción del cultivo de caña

Descripción del cultivo de caña

1. Introducción

La caña de azúcar es un cultivo de suma importancia para nuestro país por diversos motivos, entre los que destacan, la producción de distintas materias primas para la industria agroalimentaria, las exportaciones comerciales o la generación de numerosos puestos de trabajo, tanto directa como indirecta, entre otros. Por todo esto, el aumento del rendimiento de las plantaciones cañeras resulta esencial para seguir manteniendo en marcha este sector. Aunque, para conseguir este objetivo, además de luchar contra los enemigos del cultivo, como plagas y enfermedades, también es preciso conocer diferentes aspectos del ciclo de la planta, entre los que se encuentra el conocimiento de las distintas etapas del cultivo.

2. Distribución, usos e importancia

La caña de azúcar (Saccharum officinarum) es una gramínea originaria de Nueva Guinea. Se cultivó por primera vez en el Sureste Asiático y en la India occidental, donde era un cultivo importante alrededor del año 327 A.C. Más tarde, fue introducido en Egipto, en torno al año 647 D.C. y, aproximadamente, un siglo más tarde, a España (755 D.C.). De ahí, el cultivo de la caña de azúcar se extendió a casi todas las regiones tropicales y subtropicales (SAGARPA – CONADESUCA, 2015).

En los viajes de los españoles hacia América la trasladaron a las islas del Caribe, pasando a la parte continental americana, particularmente a la zona tropical. A México llegó en la época de la conquista, sobre 1522. La primera plantación se llevó a cabo en el estado de Veracruz, instalándose posteriormente los primeros ingenios azucareros en las partes cálidas del país como parte de la colonización (SAGARPA – CONADESUCA, 2015).

En cuanto a su distribución mundial, ésta es muy amplia, extendiéndose por gran parte del globo. De este modo, la caña de azúcar se puede encontrar en casi todo el continente americano, en la península ibérica (España y Portugal), en numerosos países de África y Asia, y también en Australia. En la figura 1 se puede observar dicha distribución, mostrando los distintos países productores de caña, así como sus datos de rendimiento.

En la actualidad, la mayor parte de los países productores de caña de azúcar del mundo están ubicados entre los 36.7 ° de latitud norte y los 31.0 ° al sur del Ecuador, extendiéndose, desde zonas tropicales a subtropicales (Aguilar, 2011).

Figura 1. Países productores de caña de azúcar. Fuente: FAOSTAT, 2011.

Atendiendo a los usos a los que se destina el cultivo de caña de azúcar, ésta produce carbohidratos, celulosa y otros materiales, mediante el proceso de la fotosíntesis, siendo el más importante el jugo de sacarosa, el cual es extraído y cristalizado en los ingenios para formar azúcar y otras materias primas que producen una amplia gama de productos derivados, entre los que se encuentra el etanol, que se ha constituido como una fuente de energía alternativa sostenible (SAGARPA – CONADESUCA, 2015).

Asimismo, los principales subproductos de la industria azucarera son la melaza (miel incristalizable) y el bagazo (fibra). La melaza es la materia prima para la producción de alcohol y, por lo tanto, un insumo fundamental para la industria alcoholera. Por su parte, el bagazo sobrante está siendo utilizado como materia prima en la industria del papel. También participa en la generación de energía eléctrica, usándolo como combustible en calderas para la mayoría de los ingenios azucareros (Romero et al., 2012).

El cultivo de la caña de azúcar es sumamente importante en México. Considerando que esta planta data de bastantes siglos de antigüedad, y ha trascendido hasta nuestros días, lo cual indica su enorme importancia a lo largo de los años. Esta trascendencia radica en ser la materia prima que forma parte de una de las agroindustrias de mayor relevancia en nuestro país, ya que produce cerca de 60 millones de toneladas de caña y casi 7 millones de toneladas de azúcar (CONADESUCA, 2014).

De este modo, la agroindustria azucarera es de gran importancia para la economía del país, al constituir una fuente significativa de empleos directos e indirectos, con más de dos millones de empleos generados. Esta mano de obra es utilizada para la ejecución de labores de siembra, cosecha y transporte, influyendo a su vez en las actividades propias del sector terciario de la economía (SAGARPA, 2018).

Además, la caña de azúcar es el único cultivo en México que tiene una Legislación propia, la Ley de Desarrollo Sustentable de la Caña de Azúcar (LDSCA) y un organismo especializado (paraestatal), que atiende y coordina, diversas actividades para el desarrollo del sector agroindustrial, el Comité Nacional para el Desarrollo Sustentable de la Caña de Azúcar, CONADESUCA (SAGARPA – CONADESUCA, 2015).

3. Fases del cultivo

Un ciclo de cultivo está compuesto por diferentes fases o etapas fenológicas, caracterizadas por aspectos específicos. Es conveniente conocer estas etapas para llevar a cabo un manejo más adecuado del cultivo, que repercutirá favorablemente de cara a la producción final.

De forma general, el cultivo de caña de azúcar, en su ciclo de plantilla, tiene un desarrollo vegetativo cuya duración no es siempre la misma, ya que depende de la variedad empleada y de la influencia del clima. Desde la siembra hasta la cosecha, el cultivo puede durar entre 14 y 17 meses. En este periodo, la caña de azúcar pasa por cuatro etapas: germinación o emergencia, amacollamiento o ahijamiento, rápido crecimiento y maduración. El desarrollo de las socas (segundo corte de la caña) tiene una duración de 11 a 13 meses, donde se distinguen tres etapas: brotación y amacollamiento, rápido crecimiento y maduración (FIRA, 2010). Estas etapas fenológicas del cultivo son descritas a continuación (FIRA, 2010; Aguilar, 2011; Romero et al., 2012).

– Germinación o emergencia. Es el desarrollo inicial de la plántula, cuyo proceso trascurre de los órganos primordios latentes en la yema al estado activo de crecimiento. Los primordios son la primera fase reconocible en el desarrollo embrionario y en la diferenciación de un determinado órgano, tejido o estructura. La duración de esta etapa puede variar, pero normalmente ocurre entre 7 y 10 días después de la siembra.

El crecimiento inicial se suele prolongar hasta los 35 días, donde las temperaturas óptimas para la brotación oscilan entre los 24 º y 37 º C, con una adecuada humedad en el suelo.

El éxito de esta fase radica en la magnitud, el ritmo y la uniformidad de la emergencia, como también en el logro de una adecuada distribución espacial de los tallos primarios en el surco. Si la emergencia no es buena, esta situación influirá negativamente en el crecimiento de las siguientes fases y, finalmente, en la producción.

– Amacollamiento o ahijamiento. Esta etapa se caracteriza por el brote de varios tallos a partir de las articulaciones nodales que se encuentran en la base de los tallos primarios y puede comenzar alrededor de 35 – 40 días después de la plantación. Es una fase de gran importancia en la definición del rendimiento, ya que en su transcurso se establece el número potencial de órganos cosechables.

También, se produce el sistema radicular adventicio y definitivo. Las raíces adventicias son aquellas que no provienen de la radícula del embrión, sino que se originan en cualquier otro lugar de la planta como, por ejemplo, en tallos subterráneos y en raíces viejas, formando sistemas radicales fibrosos.

Los factores que favorecen el ahijamiento son: la variedad, los días de larga duración, una alta intensidad luminosa, una temperatura cercana a los 30 ° C, unas buenas condiciones de humedad en el suelo y un adecuado nivel de nitrógeno.

– Rápido crecimiento. En esta fase se produce la formación y la elongación de la caña con rapidez. Asimismo, se origina una gran acumulación de materia seca y la planta alcanza su máxima área foliar. Además, se define la producción de caña al quedar determinada la población final de tallos a moler y, en gran medida, el peso fresco por tallo. Igualmente, se inicia el almacenamiento de azúcar en los entrenudos que van completando su desarrollo.

Generalmente, comienza alrededor de los 120 días después de la plantación y el número de tallos queda definido, aproximadamente, a los 180 días (sólo sobrevive entre el 40 y el 50% de los hijuelos o retoños). No obstante, puede prolongarse en función de factores como la variedad, la temperatura (en torno a 30 º C), un nivel de humedad adecuado y disponibilidad de nutrientes. En esta fase el cultivo expresa la máxima respuesta a los factores ambientales y de manejo.

– Maduración. Durante el desarrollo de la planta se da el proceso de síntesis y acumulación de sacarosa en los tallos, que puede tener una duración de 2 a 3 meses. La maduración de la caña ocurre desde la base de la planta hasta el ápice. Algunos factores favorecen el almacenamiento de sacarosa, siendo aquellos que inhiben el crecimiento de la planta. Entre ellos destacan: la presencia de noches frescas (temperaturas de 18 ° C), días calurosos y secos, etc. Por el contrario, dosis elevadas de nitrógeno producen un efecto negativo, al retrasar la maduración.

Es preciso destacar la importancia que tiene el uso de unas variedades u otras, ya que constituyen un factor intrínseco fundamental en la maduración, registrándose diferencias notables entre ellas en lo que respecta al modo y a la producción de azúcar por hectárea.

– Cosecha. Las tareas de recolección se realizan entre 11 y 16 meses después de la plantación, cuando los tallos dejan de desarrollarse, las hojas se marchitan y caen, y la corteza de la capa se vuelve quebradiza.

Para el corte de la caña existe maquinaria en la actualidad, aunque la mayor parte de la zafra o recolección sigue haciéndose de forma manual. El instrumento usado suele ser un machete grande de acero con una hoja de unos 50 cm de longitud y 13 cm de anchura, con un pequeño gancho en la parte posterior y una empuñadura de madera. Con este utensilio, la caña se corta cerca del suelo, igual que por el extremo superior, cerca del último nudo maduro. Una vez cortadas, las cañas son colocadas y recogidas para su transporte al Ingenio.